miércoles, 27 de abril de 2011

ICH BIN EIN BERLINER

Sábado 23 de abril, 13:30 h. Un avión de KLM aterriza en el aeropuerto de Tegel. La emoción empieza a hacerme cosquillas en el estómago. Acabo de llegar a la que podría ser la capital de Europa o, por lo menos, la cabeza de la "locomotora" europea. Durante tres días visitaré


BERLÍN


Me he acordado de mucha gente. Los primeros, mis alumnos de los cursos pasados en Ordes. ¡Cuántas veces les había hablado de los cambios en el Este de Europa en los años 90, de la caída del Muro, del "telón de acero" o de la "Guerra Fría"! (Miguel, esta sí es una buena lección de Historia, que te encantaba). Revivir en la medida de lo posible ese ambiente por fin iba a ser posible para mi, así que... ¡¡¡preparaos para una visita intensa y muy aprovechada de esta impresionante ciudad!!!


Lo primero, sacarse la tarjeta de transportes que te da además descuentos en algunos restaurantes, tiendas, museos... 22'90 euros que fueron intensamente aprovechados. A continuación, llegar al hotel, el "Gat Check Point Charlie", un hotel moderno en pleno centro de la ciudad, muy acogedor y con personal que habla español. Os lo recomiendo.


Y una vez dejada la maleta y cogida la mochila, a recorrer la ciudad. Llevaba una guía y unos apuntes de un blog de un chaval que vivió aquí y que escribió "Berlín en tres días". Fue lo que más aproveché porque realmente todo lo que escribió lo pude hacer, salvo aquellas cosas que por el paso del tiempo (2 años) o bien ya no existían o no pude encontrarlas.


Si os digo la verdad, no sé ni por dónde empezar. Cada paso que daba, cada calle que encontraba o cada estación en la que paraba el tren urbano o el metro tenía algo que me admiraba. Es todo monumental, majestuoso y sobre todo, una ciudad que tiene en su división durante 28 años un filón. A mi me interesaba mucho ver y sentir EL MURO, con mayúsculas. Y sí, llegué a él y me emocioné. Pero para entender los sentimientos de las familias divididas durante 28 años hay que ir más allá, leer e investigar por la ciudad. La visión del Muro para los habitantes del Oeste era muy distinta que para los del Este y, en consecuencia, su vida diaria. Pasé muchas veces por la estación de Frederichstrasse que era la estación fronteriza entre las dos partes de la ciudad. Hoy en día poco te recuerda aquellos años, pero uno de los lugares que más me hizo sentirme cerca de los ciudadanos "del Este" fue el llamado "Palacio de las Lágrimas", un edificio que hoy desentona con el entorno pero que está catalogado en el patrimonio berlinés y no se puede tocar, a pesar de que el solar lo ha comprado una constructora. Era el lugar donde estaba el control de pasaportes y donde las familias de uno y otro lado se despedían. Dentro no hay nada, pero espero que lo destinen a algo que simbolice el recuerdo. En sí, el edificio es típico de la arquitectura soviética y justo detrás, la fachada de la estación, parece que te sumerge en plena división.




No tengo una foto buena porque la plaza estaba en obras, pero podéis encontrar más en internet si escribís "Tränenpalast"




Y esta era la tétrica fachada de acceso a la estación, a esos trenes al otro mundo. Para Berlín Este era un auténtico negocio porque allí se podían conseguir marcos de la República Federal Alemana, pero para las familias era la despedida. Y los trenes no podían seguir en la misma dirección, allí cambiaban el sentido; hoy en día dos lineas circulares rodean Berlín e infinidad de trenes atraviesan hacia uno y otro lado.

Los lugares vinculados a la división son muchos. En aquellas calles importantes por las que atravesaba el Muro, se ha conservado una doble linea de adoquines en el asfalto que así lo recuerda




Pero el Muro tenía más extensión a lo ancho porque no eran simplementes los bloques de hormigón que todos conocemos, había zanjas, alamabradas, camino de vigilancia... una auténtica "tierra de nadie" en la que incluso en las partes más alejadas del centro había tierras y viviendas a las que hubo que buscarles una solución.


Y llegué a la zona donde más tramo se conserva en pie. Hoy es una auténtica galería de arte que recogen pinturas que proclaman libertad. Decenas de personas sacando fotos y claro, no podía ser menos, ahí me tenéis con la fecha clave, la que siempre tendré clavada en mi retina porque estaba a punto de cumplir 20 años cuando a última hora de la tarde los informativos comenzaron a decir que había caído el Muro de Berlín: el 9 de noviembre de 1989. La Europa que vivimos ahora comienza en ese día. Pues en esta "East Side Gallery" no hay que hacerse una, sino muchas fotos.






Si hiciéramos una comparación imaginaos que la Torre de Hércules fuese la Puerta de Brandemburgo y que ahí se empezase construyendo un muro que atravesase la calle de la Torre, san Andrés, la Plaza de Pontevedra, Juan Flórez, avda. de Finisterre, Ronda de Outeiro... Un muro de 4 metros de alto, imposible de franquear y que ha marcado la vida de una ciudad y sus habitantes para siempre. A los que tenéis 22 años o menos tendremos que contároslo una y otra vez para que no se vuelva a repetir, pero si podéis, visitarlo.


Bueno, poco a poco, mañana más. Espero que os guste

1 comentario:

  1. si la verdad es que me encantaba jajjajajajja un abrazo

    miguel

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