viernes, 22 de marzo de 2019

MANUAL DE RESISTENCIA

Sí, lo he leído, y no me arrepiento. A pesar de que ha sido criticado por activa y por pasiva (más bien por aquellos que no lo soportan, especialmente los periodistas más reaccionarios de nuestro panorama comunicativo tan banal), Pedro Sánchez ha escrito un libro en el que narra su trayectoria desde que fue elegido por primera vez Secretario General del PSOE. 4 años que ha desgranado no solo lo político sino también lo humano y sus pensamientos acerca de muchos temas de actualidad, políticos, sociales, económicos y, en general, de la situación de España y de Europa en los últimos años.

La verdad es que, al margen de las anécdotas, me ha parecido un libro interesante. Me gusta el estilo que tiene y la narración de los hechos y, sobre todo, la visión que él da de cómo se pueden ir desarrollando las cosas a nivel europeo en los próximos años. Precisamente esas miras más allá de nuestras fronteras pirenaicas es lo que más me ha gustado. El actual Presidente del Gobierno de nuestro país, (esperando lógicamente por mi parte que lo siga siendo después de las elecciones inminentes en poco más de un mes) tiene una visión europeísta absoluta. Y sí, no podemos descolgarnos del carro de Europa ahora que los populismos más ultraderechistas renacen no solo en España sino en toda Europa. La verdad, da un poco de miedo ese auge. Ayer mismo en las elecciones al Senado holandés la ultraderecha ha sido la fuerza más votada y debemos aprender de estas decisiones que no benefician en nada a nadie. ¿Nos estamos volviendo locos?

Al margen de mi afiliación política y de mi querencia en concreto por la figura de Pedro Sánchez, me gustó mucho la reflexión que hace de que nuestro panorama político ha cambiado desde hace 4 o 5 años. No podemos seguir legislando como en el s. XX para ciudadanos y ciudadanas del s. XXI. Y quien no entienda que estamos inmersos en una coyuntura de cambio, pues tendrá que hacérselo mirar. Mientras en el Reino Unido hay una auténtica tormenta por la fecha del "Brexit" (que no beneficia a nadie), en América las carnavaladas de Trump al Norte y Bolsonaro al Sur no pintan un panorama halagüeño. Estamos inmersos en un cambio de paradigma donde habrá que replantearse poco a poco cómo manejamos la participación democrática de las personas, el sistema parlamentario y, en definitiva, cómo gestionamos las políticas sociales para todos y todas.

Se le criticará por muchas cosas y no digo que haya tomado decisiones que sorprendan o parezcan de perogrullo, pero no lo son ante el auge precisamente de los populismos mas terroríficos. Pero lo que más me irrita es que, desde otros partidos, no sean capaces de valorar cuestiones de estado como las ha expresado él en el libro. Por ejemplo, la situación de Cataluña. Jamás ha defendido que se pueda hacer un referéndum de autodeterminación, pero sí una premisa que desde pequeños nos han ido inculcando para llevar a cabo ahora, que somos la generación de la madurez y que tenemos a cargo, por ejemplo, la educación de las generaciones futuras: EL DIÁLOGO. Y parece que por Europa dialogar lo llevan un poco mal. Es paradójico que en las escuelas se hable de enseñar a resolver conflictos a través de la negociación entre iguales y el diálogo cuando mucha gente luego abraza los postulados más totalitarios de partidos que se presentan como abanderados (nunca mejor dicho) de la salvaguarda de un país y lo único a lo que aspiran es a dividir la sociedad por la violencia, la crispación y el odio.

El 28 de abril tenemos elecciones generales. Dicen que Europa nos mira como laboratorio, que lo que ocurra aquí será decisivo en muchos procesos electorales posteriores en otros países. Yo diría que el ejemplo está todavía más al Oeste, en nuestros vecinos portugueses que llevan con un gobierno de coalición de izquierdas varios años y el bienestar de Portugal ha aumentado considerablemente en todos los aspectos: económico, sanitario, educativo... Pero claro, Portugal tiene una población de poco más de 10 millones de personas, está en un extremo de Europa y ha pasado desapercibida, a pesar de que para Galicia es el país hermano en el cual nos deberíamos mirar constantemente. Así que Europa prefiere tomar como referencia los resultados de España porque influirá mayormente. Y aquí tenemos una derecha atomizada con unos líderes que son de todo menos patriotas, a pesar de manifestarse con banderas y exhibirlas no para unir, sino para enfrentar. Nadie sabe lo que puede ocurrir ni cómo se distribuirán los 350 asientos del Congreso, lo que sí se sabe es que volverán los fantasmas del fascismo ocupando escaños que pueden ser determinantes para formar cualquier tipo de gobierno, o bien progresista de cara al s. XXI o bien volver al s. XX retrocediendo décadas en bienestar, igualdad, descentralización, derechos y libertades.

Manual de resistencia no será un libro que muchos recuerden, pero yo lo he leído con atención porque sé que pueden ocurrir muchas de las cosas que en él se narran, esperando que sean soluciones de progreso y no de retroceso. También, cómo no, Pedro Sánchez recuerda sus acciones durante el conflicto de Bosnia-Herzegovina, siendo capaz de sentarse y hacer dialogar a líderes tan enfrentados como fueron los serbios, croatas y bosnios después de las matanzas terribles que todos conocemos y que tantas veces conté aquí. Él recuerda aquella experiencia como un gran aprendizaje sobre todo de diálogo, y se logró. ¿Cómo no vamos a lograrlo en España?

Pero para conseguir esos avances por supuesto es necesario VOTAR, llenar las urnas de votos que reflejen la voluntad de las españolas y los españoles. Lo que salga de ahí será otro panorama que esperemos sea esperanzador para todos, no solo para unos pocos. Nos jugamos no solo nuestro futuro, sino el de nuestras hijas y nuestros hijos y las generaciones futuras, así que como decimos en Galicia... "sentidiño"