jueves, 30 de agosto de 2018

PARQUES TEMÁTICOS

Ha tocado. Después de 6 años he vuelto a un parque temático. Con todo lo que eso conlleva. La publicidad me bombardeaba constantemente para viajar a Disneyland París, Parque Warner o Port Aventura, con "magníficas" ofertas y una diversión para tu familia garantizada. Intentaré describir lo que supuso una escapada a uno de estos parques, siendo la primera vez que lo visitaba y sí, he de confesar que tenía ganas de conocerlo, pero caemos como moscas y o "entras por el aro" o acabas siendo un señalado.

En España hay 4 parques temáticos: Isla Mágica, en Sevilla, tal vez el menos promocionado; Terra Mítica, en Benidorm, a día de hoy esperpéntico por haber sido otro proyecto megalómano más de unos políticos que necesitaban dar al pueblo el "pan y circo" correspondiente mientras ellos esquilmaban las arcas públicas de la Comunidad Valenciana; Parque Warner en Madrid, practicamente lo mismo que lo anterior; y Port Aventura, en Tarragona, con diferencia el mejor de los 4 pero que también tendrá su "lado oscuro". A este destino nos encaminamos mis hijos y yo hace unas dos semanas para pasar 6 días en la Costa Daurada (en realidad 4 porque uno fue de ida y el otro de vuelta), más que suficientes para comprobar varias cosas, entre ellas que el turismo desaforado es el que salva nuestra economía.

Port Aventura fue inaugurado en 1995 por el "muy honorable President de la Generalitat Jordi Pujol", tal y como pone en una placa que está en la entrada del mismo. Estoy por enviar un correo electrónico a la dirección del parque para que la retire, no me explico cómo aún los catalanes y las catalanas no han tenido la ocurrencia después de saber que este señor ya no es "honorable" por los millones que robó en su tierra y que a día de hoy se supone que o están en Andorra o en alguna cuenta en Suiza. Por una "oferta" conseguimos una entrada para ir dos días al parque, con la posibilidad también de entrar al anexo denominado "Ferrari Land"... voy a abstenerme de comentar lo que pienso sobre este nombre y todo lo que conlleva.

Y digo "oferta" porque cada entrada fueron 56 €, así que vayan multiplicando, por 3 (168 €). Las entradas te dan acceso a todas las vertiginosas atracciones del mismo, a sus diferentes secciones muy bien diseñadas y ambientadas y a los espectáculos. Desde las 10 de la mañana a las 12 de la noche circulas libremente por el parque, subiendo, bajando, escuchando, mojándote en las atracciones de agua y, SOBRE TODO, a las colas interminables para subir a las mismas. 

Pero no se piensen que pagando la entrada ya está todo resuelto y ese día maravilloso con la familia que te promete la publicidad está garantizado. NO. A partir de pasar las barreras de acceso prepárense para dejar en las arcas del parque una buena cantidad de euros porque todo, absolutamente TODO lo que quieras a mayores lo podrás tener previo pago por caja. Comida, recuerdos, fotos, bebidas, pases "vip" para las atracciones, etc.

Porque sí. O te armas de paciencia y haces colas que en algunos casos superaron las tres horas y media para una atracción que dura aproximadamente un minuto, o PAGA. Existe un pase llamado "Express", que por la módica cantidad de 33 € cada uno, te hace saltar gran parte de la cola y acceder por otra vía menos masificada, aún así con cola. Y ojo, que dentro de ese pase "express" está la modalidad normal, otra de 55 € que te da acceso ilimitado y otra más de 60 € llamada "GOLD" que te permite ir en cabeza de las montañas rusas más deseables y conocidos por la mayoría de los españoles: el famoso "Dragon Khan", emblema del parque cuando se inauguró, pero que ya ha quedado relegado por otras dos atracciones llamadas "Furius Baco" y "Shambhala", sin contar con las atracciones acuáticas que en días de calor veraniegos son las más deseables: "Tutuki Splash", "Silver River Flume" y "Grand Canyon Rapids". A pesar de que en estas grandes atracciones suele haber unos paneles con los tiempos de espera, ni caso. Algunos ponían 40 minutos, pero las colas, sin tener el pase express, rondaban entre la hora y las tres horas y media. La artimaña de las colas está pensada de una manera tan enrevesada, al estilo "serpiente", dando vueltas y vueltas por un laberinto de barras de metal que una vez metido en él o desistes y das por perdida la batalla o continúas hasta el final. Puedes hacer amigos o incluso hasta echarte novio o novia porque da para todo. Eso sí, si a mitad de recorrido no anuncian que la atracción se cierra por un fallo técnico o se queda fuera de servicio, lo cual te hace sospechar un poquito del grado de seguridad de las mismas, cuando ves que pueden tener una caída de 100 m a más de 100 km/h.

A pesar de todo esto intentamos disfrutarlo rodeados de visitantes que nos hacían creer por un momento que la Torre de Babel había de nuevo surgido después de miles de años. No puedo ser capaz de calcular los cientos de personas que había en el parque los dos días que fuimos, pero que había nacionalidades por doquier sin duda. Hasta llegamos a ver una visita guiada en hebreo con un grupo, imagino, de israelíes, que también subían a las diferentes atracciones. Y vayan sacando la calculadora para multiplicar.

A continuación, las distintas opciones de restauración, ambientadas en el Mediterráneo, en China, en Polinesia, en el Far West... La media por menú eran 14 €, lo cual te lleva a que en nuestro caso que éramos tres, la comida nunca bajaba de 40 €. Y si luego tomas un helado o un postre, súmales 3 euros más por cada comensal. De ahí que mucha gente intente "camuflar" en sus mochilas algún bocadillo, tupper con ensalada o la tortilla de rigor porque cualquier producto dirigido a tu boca, fuese comida o bebida, no bajaba de 2 - 3 euros. Y por supuesto, calidad baja, envases no reciclables y prisas y más prisas. Pida, recoja, coma y márchese. En esos momentos de reflexión piensas: ¿por qué los seres humanos somos tan gilipollas de caer en el consumismo desaforado? ¿Por hacer más felices a nuestros hijos que sí o sí tienen que montar en el Dragon Khan y comprar después la foto de rigor gritando en un looping para que los amigos que se quedaron en tu ciudad comprueben que las caries del retoño ocupan más de una muela? Porque la foto de rigor del miedo o la adrenalina estaba en torno a 8,95 €... y claro, muchos la compran. Incluso te la ponen en una taza, gorra o camiseta para seguir luciendo en octubre cuando vas al trabajo o va el niño al colegio lo bien que lo pasó en verano y lo guay que fui como padre que los hice disfrutar a tope. Tontos, si es que somos tontos.

¡Ah! Y el acceso. Si vas en coche, 12 €; si vas en bus, 2 € ida y otros 2 vuelta desde Salou, la localidad más cercana al parque y destino turístico de invasión. Así que seguimos haciendo caja. Pero bueno, pensemos en positivo. ¿Estuvo bien la experiencia? Bueno, sí. Hay que reconocer que subir en esas montañas rusas espectaculares es un entretenimiento salvaje, descargas adrenalina y sinceramente, si no padeces de vértigo o similar, quedas muy bien. A mí me fascinó "Shambhala", una montaña rusa ambientada en el Himalaya y que a día de hoy es la más alta del parque. Es difícil explicar lo que se siente al hacer el viaje en ella, pero al margen de la diversión creo que es una experiencia que hay que vivir. 



Después de dos días intensos en Port Aventura, tuvimos también tiempo de hacer algo de turismo y de disfrutar de sol y piscina en el hotel. Nos alojamos en uno de una cadena francesa, fabuloso, con un trato profesional y amable. Nos bañamos en la piscina, tomamos el sol, nos movimos por el horror saturado de Salou en verano (nada destacable) y visitamos la capital de la provincia, Tarragona, llena de restos romanos. Vimos lazos amarillos, esteladas, escuchamos catalán, español, inglés, francés, árabe, ruso y demás. Es curioso que en un lugar tan centrado en el turismo haya personas que vean que con la independencia vivirían mejor. Yo discrepo, acepto la diferencia de opiniones pero a Cataluña le va muy bien con los guiris. Lo curioso es que paseando por Tarragona oímos a una mujer decir: "es que los turistas extranjeros que vienen aquí dicen venir a España, no a Cataluña". Pues ya está, explicación más que suficiente y no me voy a extender con este tema. ¿Hay banderas en los balcones? Sí. ¿Hay pancartas a favor de la liberación de los políticos presos? También. Pero entre todas ellas nos encontramos con esta:



Por lo demás, poco que decir. Lo de siempre cuando viajas: aprendes a ver el mundo desde otra perspectiva, con otro color, abres la mente y adquieres conocimientos. Por cierto, viajamos en tren, mucho recorrido por líneas de AVE y es una pasada, 250 km/h en un tren tipo TALGO que nos llevó 13 horas. ¡Qué falta hace que a Galicia llegue la alta velocidad enseguida! Porque el tramo más lento fue el que transcurrió entre Ourense y León y es lógico porque por el curso del Sil hasta Ponferrada y para pasar el puerto del Manzanal a día de hoy el AVE es una entelequia. En pocos meses para ir a Barcelona desde Galicia será mejor bajar a Madrid y desde allí a la capital catalana. Un poco sinsentido, pero tendrá que ser así para poder llegar a la otra punta de España en unas 5 o 6 horas.

Y con todo esto se acaban las vacaciones. En pocos días comienza un nuevo curso, vuelta al colegio, caras nuevas y más experiencias, siempre aprendiendo de la vida. Así que en septiembre volveré a escribir algo. Saludos!!





1 comentario:

  1. Chico: te has pegado un verano de campeonato (envidia de la mala malísima: eso de la envidia sana es una muy educada forma de resentimiento :-)).

    Que no decaiga: el curso empezará dentro de unos días, supongo, así que te deseo suerte y paciencia.

    Un abrazote (y, por fin, me he puesto al día con tu blog).

    Paquito.

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