Ayer estaba viendo el Telediario 2 de TVE y me asombró una noticia que ocurrió en Madrid y a la que dedicaron menos d eun minuto. Resulta que las cámaras de la M-30 grabaron en uno de sus túneles como dos coches adelantan a otro, le cierran el paso, se detienen, bajan ocho personas y empiezan a golpes con los ocupantes del coche adelantado que al parecer su conductor les había increpado metros atrás por una mala maniobra de tráfico. La verdad es que me pareció espeluznante porque parecía que ocurrí en un barrio marginal de cualquier gran ciudad, pero no, era Madrid y la M-30. El caso es que llegaron a herir con arma blanca a uno de los ocupantes del coche y, gracias a las cámaras, fueron detenidos los agresores posteriormente.
http://www.youtube.com/watch?v=a_XI4yWSII0&noredirect=1
Pero el hecho de tomarse la justicia por su cuenta es lo que me preocupa. Después de ver los videos de la muerte de Gadafi (ya sé que no es comparable), pienso que hay que reflexionar sobre esas actitudes que tenemos en lo más profundo de nosotros. Un antiguo amigo me decía que cuando conduzco me transformo, que soltamos las palabras más bonitas por nuestra boca cuando alguien no pone un intermitente o frena de golpe. "¡¡¡Monaaaaa, mira por donde vas!!!, ¡¡Animal, ¿qué haces? ¿Es que no sabes señalar?!! ¡¡Muévete, dominguero, que tengo prisa por llegar!!" Es la descarga de adrenalina espontánea y en pocos minutos nos olvidamos del tema. Pues por lo visto ayer hay gente que al volante de un coche se cree el ser más poderoso del mundo y no admite nada, ni el más mínimo reproche.
Para estas cosas hay que ser justos y decir que en Holanda pocas veces he visto una discusión de tráfico con un tono alto y mucho menos agresión. Nuestro carácter latino nos pierde muchas veces y yo no sé si tendría mucho arreglo, me parece a mi que es algo bastante atávico y difícil de educar. Esa pasión por la gresca, el ruido, el jaleo es algo que aquí no llevan bien. Ya os conté, por ejemplo, el tema de los vagones de "silencio" en el tren y ese ambiente sosegado que hay en toda ciudad o pueblo. En Amsterdam hay lugares céntricos en los que sólo oyes las campanillas del tranvía o el leve sonido de los semáforos para ciegos. Y yo también noto que sigo en mi vida con los tonos altos, con el volumen de la televisión, con mi tono de voz que sobresale... Si me suena el móvil en el tren y lo cojo noto cómo se oye mi voz y la gente, aunque está "a su bola" se dan cuenta de la conversación, también es verdad que van enfrascados con sus auriculares y no hay casi conversaciones entre ellos. Yo, que queréis que os diga, prefiero esa tertulia tomando un café con amigos y con un poco de "jaleíllo".
De todas formas, volviendo al caso, la actitud del linchamiento es reprobable, así como la agresión. Como no creo que en España cambien mucho las cosas en este tema a corto plazo, seguimos siendo muy justicieros, lo mejor es no meterse en líos y ya ni siquiera acercarse a ellos porque, como solemos decir, si te metes, recibes.
Besos
A ver, a min pásame que coa idade vaime molestando cada vez máis o ruido, non é só os berros ou as agresións verbais, tamén me molesta a música alta, os tonos elevados, as conversas a barullo. Pero teño que recoñecer que tamén me molesta a excesiva tranquilidade, hoxe voltando A Coru, descubrín que despois de toda unha semana na residencia semanal pegarme a paliza dos atascos de Ronda de Outeiro case que me encantaron, esas bocinas, esos chirridos de freo... pero analizandoo penso que é moito por nostalxia, mañá vou para a casa de turismo rural o cal xa sabes que: "me encanta de la muerte", e cando desperte escoitando o bucólico son dos paxaros o can do veciño ladrando, as vacas berrando etc. volverei a botar de menos o ruído habitual da urbe. O que nos sobra aos celtas é ruído molesto pero encántanos o ruído da nosa vida cotiá...aos latinos non sei, que lles pregunten polo sur.
ResponderEliminarE despois desta vea nacional-galega... bicos e a disfrutar do marabilloso son do silenzo.
Paz.