TRANSICIÓN

Siempre que se oye la palabra "transición" se piensa en cambios y en la alternancia de momentos de tensión con momentos de ilusión. Eso es lo que estoy viviendo yo estos días con el tema del traslado a Amsterdam. Me he pasado el fin de semana limpiando mi nueva vivienda, trasladando algunas cosas que pesaban poco y acostumbrándome a todo esto. Quise hacer todo esto a finales de curso para no tener que venir en mitad del verano y poco a poco voy dejando atrás un curso y la casa de Beverwijk para encararme con la adaptación a Amsterdam. Son muchos trámites en la casa nueva y también en la antigua, mudanza, cambios de contratos de servicios, empadronamiento... Mucho lío.

Cualquier pequeño detalle que no puedo controlar me genera nerviosismo e inquietud, pero espero que, en pocos días, esté todo terminado. Como decimos en Galicia, "nunca choveu que non escampara" y a esas cosas me agarro. Ayer conocí a una vecina del edificio nuevo que se ofreció a ayudarme y la verdad es que me sorprendió; desde luego que ya le pedí pequeños favores que espero me faciliten todo el traslado.

Pero dentro de toda esta vorágine la vida sigue. Amsterdam se está pareciendo estos días mucho a Galicia porque no para de llover, intermitentemente. Rozando ya el 20 de junio y el sol no sale, estuvo mejor tiempo en abril y mayo que ahora y la previsión es que siga así hasta que vuelva a España. Pero esta ciudad no deja de sorprenderte. Hoy en el tranvía 9, que me lleva a mi nuevo domicilio, el conductor hacía también de un dicharachero guía turístico amenizando con sus comentarios cada parada, anunciando los hoteles, los museos, las zonas de ocio e incluso haciendo el sonido de un mono cuando nos acercamos al zoo. Os aseguro que el pasaje se partía de risa.

Espero seguir entrando y actualizando el blog, pero el día 24, que es cuando tengo la mudanza oficial, me quedo sin internet porque en el nuevo piso aún no lo tengo y me parece que se prolongará hasta septiembre. Pero no dejéis de leerme, ¿eh? Besos