Hacer una visita como la que hice en el viaje que acabo de realizar es algo que te provoca, sí o sí, revolver tus sentimientos y cambiar la percepción del mundo en el que vives. He pasado 4 días en el sur de Polonia teniendo como eje la ciudad de CRACOVIA. Al citar su nombre nos vienen muchas cosas a la cabeza, pero probablemente la que está en mente de todos es la personificación del terror por su nombre recio y trágico: Auschwitz.
Pero vayamos por partes porque Cracovia es mucho más que el terror de los campos de concentración. La elección no me ha defraudado, ya que la hospitalidad polaca y el poder contemplar muchos lugares Patrimonio de la Humanidad han merecido la pena. Llegar con 9 grados y salir con 26 os da también una idea de cómo son las características climáticas de esta región, que no pude disfrutar más porque 3 días (más otro para volver) no llegan.
No os voy a contar los pormenores de los transportes, sólo que fui en avión a Varsovia y de allí a Cracovia en tren, pero todo funcionó a la perfección. las primeras horas en la ciudad fueron de toma de contacto en su casco antiguo, donde tenía mi hotel. Siempre opino que una gran plaza da mucha vida a una ciudad y también Cracovia tiene su plaza, la Plaza del Mercado, muy animada con puestos callejeros de artesanía variada y productos gastronómicos y terrazas de restaurantes donde alguna vez comí o cené, por cierto, exquisito todo. Hay otra figura importantísima para esta ciudad y de la que se saca tanta rentabilidad a nivel turístico como con cualquier mito de la música, el cine o la historia. Sé que las comparaciones no suelen ser muy afortunadas, pero en este caso creo que se cumplirán, ya que se dice que hay muertos que dan más dinero desde su defunción que en vida, como puede ser el caso de Elvis, Marilyn, Van Gogh o Mozart. Pues Juan Pablo II no se quedará corto, ya que como sabéis era originario de esta región y era cardenal de Cracovia cuando fue elegido papa allá por 1978.
Las visitas que hice las contraté con guía turístico en español. El primer día tuve visita a pie por la ciudad, el barrio judío, el ghetto y la fábrica de Óskar Schindler. También a Spielberg le debe mucho el turismo de esta ciudad. Bruno fue el guía que nos llevó a mi y a otra pareja de Madrid, Pepe y Puri (desde ya dos grandes amigos) por todos estos lugares. Ver escenarios de la película y poder ponerte en situación de lo que vendría al día siguiente fue muy instructivo, sobre todo por el buen hacer de Bruno, con un dominio del español muy bueno. Por cierto, no sé si me llegará a leer, pero será papá a finales de año y nos lo comunicó en la visita, así que suerte...¡y que sea niña! ;)
No se puede describir aquí todo lo que se siente ante el horror que supuso el nazismo para el pueblo judío y para toda Europa en la II Guerra Mundial, pero en la fábrica de Schindler se te ponen los pelos de punta por muchos motivos. Las emociones, los sentimientos, las lágrimas afloran a tus ojos a cada momento intentando
imaginar que el horror que se nos muestra no es ni una mínima parte del terror real que se debió vivir en los primeros años 40 por esta gente. Schindler desde luego fue un gran hombre, ayudó a mucha gente y la humanidad lo conoce gracias a la película, esperemos que no lo olvide. Y ojalá haya muchos hombres como él en todas las guerras que todavía continúan por el mundo. Esta es una foto de la máquina con la que se escribió la famosa lista.
Visitamos también la colina de Wawel, lugar donde se asienta la catedral de Cracovia y donde se dice que hay una energía especial porque se conserva una de las 7 piedras del Universo. Esto origina la leyenda de que, a pesar de que Cracovia soportó muchas guerras e invasiones, nunca fue destruída. Fue una visita rápida porque estábamos ya bastante cansados y necesitábamos comer. Por la tarde seguimos callejeando por el animado casco antiguos en un día en el que nos encontrábamos muchos estudiantes disfrazados ya que era su día, entre ellos muchos españoles de Erasmus. La verdad es que una ciudad como esta te recordaba a Santiago o Salamanca y ni que decir tiene que dan mucha vida a un lugar como este.
Al día siguiente tocaba la visita más difícil, pero eso en otro post porque tengo que pensar bien lo que pongo y cómo lo pongo, no fue fácil y hubo que aguantar muchas emociones.
Interesante: un país muy curioso, con extrañas contradicciones (de acuerdo con mi experiencia con gente de ese país).
ResponderEliminarLo importante es que disfrutaste el viaje y eso, ya lo sabes, no te lo pueden quitar :-))
Hace tiempo que le tengo ganas a Polonia, tú crees que puede valer la pena hacer el viaje en tren??
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