Después del torbellino de emociones de Auschwitz el viaje continuó con otra excursión tras una breve pausa de una hora para comer en la misma calle en la que nos dejó el bus y cogíamos el siguiente. Hay que decir que todo lo que probé de comida polaca estaba riquísimo, mucha variedad de carne cocinada en diferentes estilos y un servicio rápido y eficaz. La visita de la tarde fue a otro de los lugares Patrimonio de la Humanidad muy cercano a Cracovia, las minas de sal de Wieliczka.
Estamos hablando de bajar a una profundidad de más de 100 metros en donde encontramos todo un conjunto escultórico realizado en las rocas de sal. La mina se explota desde el s. XIII y durante el recorrido por sus galerías, perfectamente acondicionadas y adaptadas a personas con disfuncionalidad, nos explican los métodos de extracción desde esas fechas y lo importante que fue la sal como mercancía. La sala "estrella" de esta mina es la iglesia tallada en la roca con todo tipos de relieves religiosos y, por supuesto, una estatua de Juan Pablo II, que curiosamente visitó este lugar tres veces en su vida pero nunca como papa.
(fotografía sacada del blog http://navegandoabizancio.blogspot.com)
La guía, la misma que tuvimos en Auschwitz, se metía con nosotros diciéndonos que procurásemos no perdernos porque no encontraríamos la salida. Puede ser, porque recorrimos más de 2 km bajo tierra por galerías laberínticas, pero cada sala que pasábamos era cada vez más espectacular. Y una de las mejores cosas llegó al final, cuando tienes que salir de la mina por el ascensor de los mineros, en la típica jaula que te sube los ciento y poco metros en 60 segundos.
Regresamos a Cracovia, y con mis recién estrenados amigos Pepe y Puri nos fuimos a cenar. Yo degusté comida georgiana: verduras, carne de pollo y una especie de arroz. Como al día siguiente tocaba el regreso y madrugar, pues nos despedimos enseguida y para el hotel. El trayecto en tren hasta Varsovia transcurre rápido porque el tren no para en 300 km, circula por una vía nueva en la mayor parte del recorrido, es un tren cómodo y en el que te invitan a una bebida en tu compartimento. Salió y llegó puntual a Varsovia, di un pequeño paseo por el entorno de la estación en el que te encuentras este edificio al más puro estilo soviético y que parece ser que a los lugareños no les gusta nada. Es el Museo de la Ciencia y de la Técnica, y os puedo asegurar que es una mole.
Subí enseguida al aeropuerto, básicamente para no tener disgustos como el año pasado en Berlín que me encontré con el vuelo cancelado. Tras un susto inicial en el que creí que el vuelo estaba cerrado y no podía ni facturar, pude hacerlo, me dirigí al control. Por primera vez me hicieron abrir mi maleta de mano. revolvieron bastante y no sé qué buscaban: delante de mi había pasado un hombre con fajos de billetes que tuvo que depositar en las bandejas y que cachearon de arriba a abajo. Me fijé que llevaba enormes cantidades de dólares, billetes de 500 euros y otros, pero una cantidad considerable. ¿No hay un límite para sacar del país? Pero mi maleta parecía sospechosa por algo que llevaba en el interior: dos molinillos de sal que compré en las minas. Curiosamente uno de los regalos más típicos de Polonia casi no me deja salir del país. Y me quedaba el "sablazo" del viaje. Comer en el aeropuerto de Varsovia me salió mas´caro que dos o tres comidas en Cracovia, nada menos que 27 euros (más de 100 zlotys) por un plato con carne de cerdo, arroz y un agua. Y como había que gastar la moneda local el tiempo pasó rápido en las tiendas del "duty free", llenas de productos de la Eurocopa que acoge Polonia con Ucrania, creo que por lo menos este país está sobradamente preparado. El vuelo de KLM genial, con merienda y café incluidos, y la llegada a Amsterdam sin problemas.
Otro viaje más en mi mochila particular, muy satisfecho de lo que vi y por la gente que conocí. Lo mejor, llegué a Varsovia el jueves con 9º y salí de Cracovia con 26 y a día de hoy seguimos con temperaturas altísimas, me ha dicho alguna vecina que ni en verano se llega a esto, así que hay que aprovechar. Tenemos fin de semana de tres días (aquí el lunes es festivo), pero la semana que viene hay un "chollo" especial, la primera vez que se hacen unas pruebas oficiales en nuestras enseñanzas y estamos un poco a la expectativa para que todo esté bien organizado. En definitiva, vuelta a la rutina, pero ya poco queda.
Saludos a todos
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