domingo, 6 de enero de 2019

AÑO NUEVO Y CARGADITO DE TENSIÓN

No en mi caso. Un año más, han pasado estas fiestas consumistas que cada vez empiezan antes con productos en los supermercados, iluminación en las calles, anuncios de colonias y simulacros de paz, amor, felicidad y buenas vibraciones. Nada más lejos de la realidad, aunque hay que mantener un poco la tradición... ¡un poco, no nos pasemos!

Sinceramente, a mí lo que más me gusta es lo que comentaba en el anterior post, el sorteo de Navidad de la Lotería. Porque me gusta ver a la gente llorando y abrazándose de alegría, contagiarnos de esa felicidad (que en algunos casos acaba en ruina a los pocos años) y además porque es el primer día de las vacaciones. Es curioso porque me pasan más lentos los días de diciembre que los días de enero, una vez que comemos las uvas (que es la otra celebración que me gusta) los días hasta que comienzan las clases, generalmente el día 8, vuelan.

Por lo demás, todo sigue el guión. Cenas y comidas en familia, inocentadas el día 28, los regalos de Reyes. Año tras año sin novedades, aunque cada vez las Navidades son más mediáticas. En la Puerta del Sol de Madrid no solo se comen las uvas a las 23:59 h del día 31 de diciembre, sino también en los ensayos desde el día anterior, estando la plaza a rebosar de gente y con controles de seguridad en sus accesos para que ningún loco o loca le dé por hacer una barbaridad. Y en el momento álgido las cadenas de televisión compiten con la pareja de presentadores más "cool" del momento para rascar audiencia, aunque desde hace unos años el traje de Cristina Pedroche es de lo que se habla en muchas mesas de Nochevieja en los minutos previos.

Si el año termina con resúmenes de las noticias más destacadas y estadísticas a cada cual más dura o macabra, entre ellas la triste realidad de la violencia de género, el nuevo año siempre comienza con propósitos para cumplir: que si aprendo inglés, que si voy al gimnasio, que si dejo de fumar. La tríada clásica regresa. Es curioso porque nadie se propone contribuir a hacer felices a los demás o ser más solidarios. En una semana ninguno de esos propósitos sirven para nada porque ya se han olvidado. Se sigue fumando, el gimnasio se usa para hacerse selfies y el inglés... cantando "Europe's living a celebration" llega.  En política también se hacen propósitos y este año viene cargadito de tensión. Se esperan elecciones municipales, europeas y en algunas comunidades autonómicas. Algunos políticos no hacen más que reclamar también al Presidente del Gobierno elecciones generales porque no consideran que su gobierno sea legítimo y están más deseosos del sillón que de favorecer a los ciudadanos y a las ciudadanas. El caso es que, si se convocasen el mismo día TODAS las convocatorias electorales, en algunas comunidades autónomas habría hasta 6 urnas con 6 papeletes diferentes que tendría que llevar cada elector, ya que en Canarias y Baleares también se eligen los cabildos insulares. Total, que los miembros que les tocase mesa electoral se quedarían contando y recontando votos hasta las navidades de este recién estrenado 2019, así que dejemos al Gobierno gobernar y tranquilitos.

Pero no, hay algunos partidos que disfrutan generando tensión, incendiando en televisión y en las redes, provocando enfrentamientos y sobre todo, degenerando la política de verdad en un patio de vecinos con enfrentamientos verbales dignos de cualquier reality-show o programa de telebasura. Ayer mismo se difundió un vídeo por parte del Partido Popular en el cual un niño leía una carta a los Reyes Magos en la que se deseaba la muerte de Pedro Sánchez. Es verdad que a los pocos minutos el Partido Popular retiró el vídeo y pidió disculpas, pero si este es el nivel político de un partido que aspira a gobernar en democracia, por favor, recíclense.


Y además este partido está en Andalucía "haciéndole la rosca" a la ultraderecha, empezando ya a cambiar determinados conceptos y cediendo en aspectos incuestionables como la violencia de género.  Solo por sillones. Mientras, 2019 se estrena con medidas aprobadas por el gobierno central que benefician a todas las personas, la mayor subida del salario mínimo interprofesional que se hizo en democracia, una leve mejora en la asistencia a las personas autónomas, también una subida en las pensiones y esperando poder aprobar unos presupuestos que significarán continuar con la senda social de progreso que empezó en junio con la moción de censura que quitó del poder al corrupto Partido Popular y al ya desaparecido Mariano Rajoy. 

Y sí, en todos los partidos hay gente muy válida y gente muy mediocre, pero si yo quiero vivir en un país que se considere europeo y con unos mínimos de bienestar social, no puedo pensar que solo eso va a depender de un partido político. Va a depender de TODOS ellos y en España el mayor problema está en que los partidos de derechas no acaban de dar el paso definitivo para convertirse en una derecha moderna. Yo sugiero a todos aquellos que lleguen aquí y se definan de derechas que lean este artículo donde un joven Borja Sémper, dirigente popular vasco, refleja esa involución que se necesita en el Partido Popular. Cuando haya elecciones generales espero que la gente, todos nosotros y todas nosotras que tenemos que ir a votar más que nunca, sepamos elegir y veamos que no se puede retroceder, que es necesario mirar hacia adelante y reflejarnos en lo bueno que tiene Europa, no en lo malo que nos trae el populismo de extremos, especialmente el de derechas que ya ha aterrizado en España. Para mí el ejemplo más cercano está en Portugal, que ha avanzado en los últimos años muchísimo y ya ha devuelto todo el dinero que se le dio por el rescate financiero. A lo mejor tenemos más que aprender de nuestros vecinos, están ahí, a 180 km de casa. No desaprovechemos su influencia y aprendamos. FELIZ 2019!!


1 comentario:

  1. Buenas:

    Lo de Portugal es para mirarlo detenidamente: me resulta fascinante el absoluto desconocimiento que tenemos de nuestros vecinos, sobre todo porque, cuando uno trabaja con ellos, descubre a un personal fantásticamente cualificado, políglota (la mayoría que conozco hablan inglés y español fantásticamente bien) y con buen hacer.

    Deberíamos dejar de mirarnos el ombligo y aprender quizás un par de cosas de nuestros vecinos.

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