sábado, 19 de enero de 2019

7 MUJERES Y 1 NIÑA

Han pasado 19 días de 2019. Y las cifras no pueden ser más aterradoras: 7 mujeres asesinadas por hombres y una niña asesinada por su madre. Una sociedad que se precie de ser feminista no puede permitirse esto. Y a pesar de que estamos en un momento político muy revuelto por la irrupción de la ultraderecha, a la que no pienso hacerle ninguna publicidad citando su nombre, los valores democráticos están claros: tolerancia, respeto, igualdad, diversidad, diálogo. Evidentemente la ultraderecha no entiende estas palabras, por lo que manifiesta cada vez que abren la boca, así que lo mejor que se puede hacer es ignorarlos estando alerta a todos sus movimientos y reaccionando en las calles, como han hecho los colectivos feministas esta semana bajo el lema #NiUnPasoAtras para no retroceder en derechos y libertades conseguidos en más de 40 años de lucha desde que acabó la dictadura en España.

Pero la cuestión es que las cifras están ahí y la violencia sigue matando. 7 mujeres asesinadas, en principio 6 por sus parejas o ex-parejas y una más que aún está en investigación. Da igual. El caso es que les han quitado la vida por ser MUJERES. Mujeres de poco más de 20 años en algún caso y en otro una nonagenaria maltratada por su marido en una residencia de ancianos de León y que luego falleció en el hospital. Los datos concretos de cada caso llegan a tal punto de morbo y son tan macabros que asaltan miles de preguntas y cuestiones al margen del hecho en sí de acabar con la vida de un ser humano. Y en el caso de la niña asesinada por su madre ella también se intentó suicidar ingiriendo medicamentos, pero fue salvada por los servicios sanitarios. ¿Y qué hacemos? ¿Seguimos concentrándonos en las plazas de ciudades y pueblos con lazos violetas, con velas, gritando slóganes (a veces inadecuados) o vamos al meollo del asunto?

A raíz de estos hechos hace pocos días una tertuliana de televisión decía que si en nuestro país un grupo terrorista matase a alguien cada semana o cada tres días, sería insostenible como sociedad. La comparación me pareció acertada porque realmente en lo que llevamos de año han matado a una mujer cada 2 días prácticamente y enero va camino de ser el PEOR mes desde que se hacen estadísticas de violencia contra la mujer. Lo cual lleva a pensar varias cosas: en primer lugar que las leyes que tenemos no funcionan adecuadamente y lo que es peor aún, que las medidas de prevención tampoco. ¿Qué tiene que pasar más para que reaccionemos DE VERDAD?

El caso es que aparte de esto saltan noticias tremendas de acoso, asaltos frustados y todos con un componente claramente machista y sexual. Ayer mismo, en A Coruña, se pudo detener a un acosador de chicas que tenía en jaque no solo a las fuerzas de seguridad sino también a todas las familias con hijas menores. Y desde luego no dudo de que se haya buscado a este hombre, que se investigara su modus operandi y que simplemente, por el valor de otra víctima en el momento del ataque, hayan podido cogerlo. ¿Qué pasa en la sociedad para que un varón de 37, 24, o incluso menores (también se ha sabido que dos chavales de 12 años... ¡¡¡12!!!, quisieron atacar a una compañera en un parque de Madrid) tengan tal conducta?

Un varón digamos de 50 años para arriba o menos edad incluso, es evidente que ha tenido una educación machista en la que, en el mejor de los casos, ha sabido revertir hacia una actitud vital en la que la igualdad entre ambos géneros es su patrón de vida, y lógicamente la mayoría de la sociedad española vive en esta dinámica. Pero el problema surge cuando se nos encienden los valores más primitivos y reptilianos en nuestro cerebro y nos llevan a cometer un acto tan atroz como matar. ¿Qué desencadena todo esto? En definitiva, ¿QUÉ SE ESTÁ HACIENDO MAL?

Porque luego te enteras de casos en que la tortilla se da la vuelta. Se habla también de denuncias falsas y se vuelve a la guerra de números entre los colectivos feministas y tertulianos que apuntan a cifras altas. Esta semana he sabido un caso de una persona conocida que en su proceso de divorcio ha pasado por un calvario con su ex-mujer por las condiciones del convenio y de la custodia de su hija. Y al mismo tiempo recibo por whats app una imagen de un amigo con una diapositiva de una presentación pública de un colectivo feminista andaluz en el cual directamente se afirma que todos los varones que hemos luchado por la custodia compartida somos maltratadores. Os la expongo aquí y valorad vosotros y vosotras mismos.



Es decir, yo que he solicitado la custodia compartida de mis hijos, cuando debería ser algo que POR LEY tendría que ser el punto de partida en un caso de ruptura sentimental para salvaguardar el interés de los menores, leo esto y pienso que este colectivo malagueño me está llamando maltratador porque estoy ejerciendo violencia de género. No sé si este colectivo feminista recibió alguna ayuda pública, es probable, pero si las cosas van por este camino yo sigo diciendo que no van bien.

Es intolerable que un hombre mate a una mujer, insostenible social y políticamente. Y todas las personas debemos luchar contra esto y buscar que no ocurra más veces. Es también intolerable que un hombre acose, asalte, viole a una chica, una mujer con el único propósito de satisfacer sus más bajos instintos cromañones. ¿Y esta diapositiva no es también intolerable? La reacción de algún hombre ante esto la conozco y no va precisamente asaltando, violando o matando mujeres. A lo mejor deberíamos empezar a escuchar a la sociedad, a las personas como colectivo sobre lo que piensan realmente y legislar. No al revés. Si cabe, el error está ahí, y en nuestras manos está corregirlo.

1 comentario:

  1. Los extremos se tocan (el tema de las custodias y demás es un movidón): el machismo no puede ser combatido con hembrismo.

    El machismo se combate con educación y con leyes que penalicen comportamientos discriminatorios o injustos.

    Yo siempre pienso en Holanda y cómo las cosas aquí se han resuelto a través de la escuela y las leyes: así, como bien sabes, las tías tienen las "Ladies Nights" en el cine, con peli pedorra (comedia romántica), copita de champán y bolsita con goodies para que se lo pasen bien.

    Y siempre que las veo anunciadas, pienso que en España las tildarían de sectarias, ideas de machirulos y demás, porque claro, "a las mujeres sólo nos pueden gustar las películas de comedia romántica tontorrona"...

    Así que, con estas, miro a ambos países y me doy cuenta de que algo no estaremos haciendo bien y que, a su vez, y esto hay que recordarlo (afortunadamente), aunque sólo sea ponerle un dedo a una mujer encima es algo imperdonable (ni te cuento herirlas, violarlas o matarlas), las estadísticas dicen que España tiene uno de los índices de violencia de género más bajos de Europa.

    Curiosamente, según vamos subiendo por el mapa, esos índices empeoran dramáticamente.

    Así que, aunque repito, sólo ponerle un dedo encima a una mujer es imperdonable, es importante también resaltar que es un problema comparativamente más pequeño que en otros países de nuestro entorno, donde curiosamente otros problemas se están resolviendo o se está en ello (lo cual no quiere decir que, por ser comparativamente más pequeño, no deje de ser grave: las burradas de historias rollo "la maté porque era mía" escapan a mi limitada comprensión del mundo).

    Lo de las custodias compartidas y demás, salvo si hay violencia, malos tratos o agresiones, debería ser de cajón de madera: los niños no deben pagar los platos rotos o ser la moneda de cambio en la ruptura de la relación entre dos adultos.

    Un abrazo,

    Paquito.

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