viernes, 12 de octubre de 2018

RELIGIÓN, POLÍTICA Y TRAGEDIA

Han pasado unos días de octubre más que revueltos. En A Coruña hay un clima de crispación a nivel municipal que, acabando la legislatura, se ha calentado más con un incidente más parecido a una película de Berlanga que a una ciudad moderna del s. XXI. Pongámonos en situación:

A Coruña es una de las ciudades más pobladas del Noroeste de España, referente en toda Galicia y, junto con Vigo, los núcleos comerciales e industriales de la región. Eso no quita que mantenga sus tradiciones religiosas. El pasado domingo día 7 fue el día de la patrona de la ciudad, la Virgen del Rosario. Tradicionalmente se hace una pequeña procesión en la Ciudad Vieja y desde hace pocos años se confecciona una alfombra floral de madrugada para que cuando salga la imagen del templo esté la calle adornada con dicha alfombra. Pues bien, este año dos horas después de acabar de confeccionarse a las 3 de la madrugada, aparecen unos operarios del servicio de limpieza con la orden  de que tenían que barrerla y retirarla. Llegaron a salir a la calle hasta los sacerdotes dominicos que viven la lado del templo donde está guardada la imagen de la Virgen, pero no hubo marcha atrás. La asociación que hizo la alfombra durante 14 horas, indignada, los vecinos que acuden anualmente a la misa y a la procesión, igual. Y la ciudad, conmocionada. 

Las redes sociales ardían esa mañana y cuando el Concello emitió un comunicado diciendo que todo se produjo por un "lamentable error que intentarían subsanar de alguna manera", nadie creyó las declaraciones de la concejala y posteriormente del alcalde. Para más inri al día siguiente había pleno municipal y a las puertas del ayuntamiento se congregaron muchos vecinos indignados para protestar y llenar la puerta de claveles. Algunos accedieron al salón de plenos, el alcalde (yo creo que sinceramente) pidió perdón y que "de corazón" sentía lo ocurrido, pero ahí explotó todo. Los vecinos empezaron a interrumpir el pleno, a increparle, a tirar flores desde la grada al salón e incluso a decir una mujer "estas flores son para tu tumba porque nadie te las va a llevar" (ver vídeos)

Sinceramente, a pesar de que la gestión municipal por parte del equipo de gobierno de Marea Atlántica es nefasta en muchos ámbitos sociales, creo que el acto no fue intencionado y creo las palabras del alcalde pidiendo perdón. Pero la reacción de la gente me pareció un vodevil, al más puro estilo Berlanga, como dije antes. No deja de ser una alfombra de una celebración religiosa. Entiendo que duela tras 14 horas de trabajo duro, pero... ¡señores y señoras! ¡Es una alfombra! Comentaban en redes que a muchos y muchas que fueron a increpar al alcalde habría que verlos también en una manifestación cuando matan a una mujer o a favor de la Educación, la Sanidad o las pensiones. Pero seguro que no, que no van.

Total, que la reflexión es que todavía persistimos con eventos religiosos a cuestas. Es muy difícil acabar con este poder de la Iglesia, es como tener algo imbuído en la sangre del que no te puedes desprender y habrá que hacerlo algún día, dirigirnos a una sociedad LAICA en el que la Religión solo forme parte de la vida privada de las personas. Fíjense si el incidente ha sido importante que muchos ya lo han calificado como la posible pérdida de la alcaldía para las elecciones de mayo del 2019. Al tiempo.

Esa crispación ciudadana está en la calle. Los políticos de derechas buscan y rebuscan en currículums de ministros y altos cargos socialistas, fincas y casas puestas a nombres de sociedades para incendiar el ambiente. Y mientras, resurge la ultraderecha. El mismo día de la festividad en Coruña, un partido llamado VOX junta en un pabellón de deportes en Madrid a más de 5000 personas con proclamas a favor de echar a los inmigrantes, derogar la Ley de Violencia de Género, cadena perpetua, eliminación de las autonomías y, por si fuera poco, vivas a Franco. Terrorífico y estremecedor, sobre todo cuando te enteras que su líder hace pocos años manifestaba que en la Guerra Civil hubo "fusilamientos con mucho amor". Sin palabras. Algunos politólogos dan a este partido en futuras convocatorias electorales la posibilidad de llegar al Parlamento. Retrocedemos y nos hundimos, volvemos a tropezar en la misma piedra. En fin...

Pero todo esto pasó a un segundo plano cuando el martes tuvimos una enorme tragedia en Mallorca, además en la zona donde vive mi familia y que tanto conozco. Una riada por unas lluvias torrenciales en pocas horas arrasó la localidad de Sant Llorenç des Cardassar, dejando 12 muertos, 1 niño desparecido y muchos destrozos. Imágenes apocalípticas, como si apareciese un tsunami. Barro, ramas, coches apilados, casas destrozadas y las víctimas. Aún a estas horas siguen limpiando las calles, buscando al niño y valorando los daños. Es en estas situaciones cuando los ciudadanos olvidamos las ideologías y nos volvemos solidarios, ayudando a los que perdieron todo, llorando a las víctimas y poniendo lazos negros. Nadie puede dar una explicación del por qué, pero han dicho meteorólogos que un fenómeno así solo ocurre una vez cada 1000 años y da igual que esté el cauce del torrente más estrecho y urbanizado, porque daría lo mismo. Destrucción y muerte ha traído el agua a Mallorca. Por suerte, mi familia está bien aunque pasaron algún momento angustioso. Es una tragedia que recordaremos años, sobre todo los que tenemos un vínculo con la zona concreta donde ocurrió.


Pues así estamos en los primeros días de octubre. Esperemos que no haya más disgustos y que poco a poco vayamos acercándonos a 2019 tranquilitos, sin sobresaltos y claro, un poco más viejos. Hasta pronto.








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