lunes, 8 de abril de 2013

WE DON'T WANNA PUT IN

Sabéis de mi afición por el Festival de Eurovisión. Y, por unas causas u otras, gira en torno a mi vida. El título de este post es el de una canción que fue elegida en 2009 para representar a un país, Georgia, en el festival que se celebraba en Moscú. Os podéis imaginar qué pasó: que al final Georgia no pudo participar en el festival porque el título tenía un claro carácter político (sólo tenéis que pronunciarlo) justo además al año siguiente de sufrir el país caucásico un ataque de su "ex-madre Rusia", liderada desde hace ya unos cuantos años por uno de los políticos más discutidos en Europa: Vladimir Putin.

¿Y todo esto a cuenta de qué? Resulta que vivir en una capital europea del calado de Amsterdam te da la oportunidad de vivir acontecimientos que en el "recuncho" de Coruña no vivirías jamás. Hoy era un día normal, por la mañana en casa y por la tarde clase en Wormerveer. Durante el trayecto en tren hojeo el "Metro", el periódico gratuito que se distribuye en muchas ciudades. Encuentro en su interior una página en amarillo con unas advertencias y, pese a mi poco conocimiento del holandés, me entero de que Putin visita hoy la ciudad. La página "recomienda" cinco cosas para "evitar" durante la visita del mandatario, a saber:

1. Seksuele geaardheid, anders dan heteroseksueel (La orientación sexual distinta a la heterosexual)
2. Kritische journalistiek (periodismo crítico)
3. Onafhankelijke rechtspraak (independencia del poder judicial)
4. Het recht op demonstratie (el derecho a manifestarse)
5. Punkbandjes (bandas punk).

Como no me cuadraba lo que leía ni quién lo publicaba, me fijo que en una esquinita, casi invisible, está el logotipo de Amnistía Internacional. Recorto la hoja, la llevo a clase y con mis alumnos mayores les pido que me ayuden a traducirlo bien y lo comentamos. La campaña de la ONG se llevó a cabo por toda la ciudad con el lema "No tengas miedo a Putin. Mantén hoy Amsterdam como zona de derechos humanos" (Jaag president Poetin geen schrik aan. Hou Amsterdam vandaag mensenrechtenvrij). Os dejo el video, está en holandés, pero es exactamente igual que la campaña en el diario, ni que decir tiene que "chapó" por Amnistía Internacional.




La ciudad, además, estuvo toda la mañana con sus lugares más emblemáticos rodeados de cintas amarillas con la misma campaña, la podéis ver en la web de Amnistía Internacional en Holanda.

Pero ¡oh, sorpresa! Al volver de Wormerveer y llegar a la estación central empiezo a ver gente portando banderas arco iris y pequeños panfletos y pancartas. Yo cojo mi bici y empiezo el camino a casa. En pocos metros me encuentro con que la calle está cortada, llena de policía a pie y a caballo, furgones policiales y unos cuantos agentes. Evidentemente, Putin estaba en las cercanías. Un helicóptero sobrevolaba la zona y me di cuenta que probablemente estuviese visitando o cenando ya en el Scheepvaartmuseum, que está a un tiro de piedra de casa. Se seguían oyendo algunos gritos y pitidos, así que creo que se confirmaba mi teoría. 

La verdad es que, haciendo un poco de reflexión, los países de Occidente le siguen, en cierta manera, "haciendo la pelota" al presidente ruso. Todos dudamos de que su elección haya sido transparente, al igual que aseguramos la falta de libertades en Rusia. Se ha visto en los informativos cómo se manifiestan delante de él y de Merkel activistas en defensa de los derechos de las mujeres y este señor parece que no se da por aludido. Sin embargo, la UE sigue reuniéndose con él y, queriendo o no, dando parte de su beneplácito. Pero tenemos la suerte de que en nuestros países todavía podemos manifestarnos y hacernos ver, no sé si le removerá la conciencia pero algún "tirón de orejas" de los mandatarios occidentales seguro que lleva, como aquel famoso "¿Por qué no te callas?" del Rey Juan Carlos al fallecido Hugo Chávez.

En fin, supongo que mañana los informativos dirán algo más y también los periódicos, pero hay momentos en los que, viendo como vivimos aquí o en España, no nos podemos quejar de nuestros derechos y valorarlos, aunque intenten de una forma u otra quitárnoslos poco a poco. Por suerte, aún podemos decir "We don't wanna put in" (tenía que haber ido esta canción a Eurovisión...)



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