Esta semana ha habido varias noticias importantes en España. No quiero destacar una protagonizada por un "gurú tulipán" sobre todo para no darle publicidad, tampoco la huida de una responsable independentista antisistema a Suiza porque ya cansa el tema, a pesar de que también ha habido periodistas que la han insultado por su cambio de imagen al más puro estilo rancio, lo cual fortalece más sus ideas. Sin embargo sí quiero destacar a aquellos que siguen luchando, a pesar de la edad.
Con la crisis económica en España hemos visto cómo muchos jóvenes de treinta o cuarenta años, algunos de ellos previamente independizados, tuvieron que retornar a la casa familiar porque se quedaron en el paro y con una mano delante y otra detrás, pasando a depender económicamente de nuevo de sus padres, haciendo éstos en muchos casos no solo de padres y madres, sino también de abuelos y abuelas porque han llegado a acoger familias enteras en pisos humildes y con unas pensiones míseras que tenían que llegar para alimentar a 6, 7 o más personas.
Han sido precisamente estos jubilados los que nos han dado de nuevo una lección. El sistema de pensiones público que tanto caracteriza a España como logro social y de bienestar, empezó a cuestionarse con la llegada de la derecha del PP al poder y sobre todo sus políticos se han dedicado estos años a esquilmar el fondo de pensiones que siempre tenía suficiente remanente para dejarlo prácticamente a 0 o incluso en números negativos, alegando que "era necesario para salir adelante". Este año la Ministra de Trabajo y Asuntos Sociales anunció que las pensiones se iban a revalorizar un 0,25%, lo que en muchos casos suponía una subida de... 1 euro.
Ha llegado a tal punto la desfachatez del gobierno popular que incluso ha mandado una carta a los pensionistas autoalabándose del logro de la subida y que es un avance en su bienestar. He aquí una de esas cartas en las que además se ve la irrisoria cantidad que cobra el o la pensionista a quien va dirigida.
España ha mejorado tanto la asistencia a las personas de más de 65 años que está convirtiéndose a pasos agigantados en un país envejecido. Si hace 30 o 40 años una persona llegaba a jubilarse, su esperanza de vida no aumentaba tanto como lo está haciendo ahora, gracias también a la estupenda Sanidad pública que también nos quiere aniquilar la derecha. Mis abuelos paternos murieron en torno a los 70 años o llevaron una calidad de vida si vivieron más, como fue el caso de mi abuela materna con una demencia senil y sin asistencia especializada, viviendo hasta los 82 años. En cualquier caso, eran "abuelos" desde muchos años antes. Hoy una persona de 70 años en España no se puede considerar "mayor" y la esperanza de vida se prolonga más allá de los 80 años. Esto hace precisamente necesarios unos servicios públicos para este sector de edad que no hay o que no se queiren dar, y menos cuando una pensión sube un 0,25%. En el otro lado de la pirámide encontramos que no hay suficiente gente en edad laboral que pueda generar riqueza, es decir, los porcentajes de población activa decrecen, pero no sólo porque hay menos gente sino también porque esta gente está en paro o ya han tenido que emigrar.
Es decir, la sensación es de que España subsiste por la constancia y los ahorros que la gente ha ido haciendo con mucho sacrificio y privándose de cosas que ahora podrían disfrutar es la que prevalece, siendo un matrimonio anciano o en muchos casos un solo miembro ya de ese matrimonio porque el otro ha fallecido, quien mantiene la economía diaria de las familias españolas.
Ante este rosario de mentiras y manipulaciones por parte del gobierno, algunos colectivos de jubilados y jubiladas empezaron a organizarse hace unos pocos meses para manifestarse en fechas concretas en las principales plazas de las ciudades españolas. Este pasado jueves la convocatoria en Madrid era acercarse al Congreso... ¡y vaya si se acercaron! Por fin parece que volveremos a tener a nuestros mayores luchando ya no por ellos, sino por todos, porque esto irá a más en cada plaza de cada pueblo o ciudad. La imagen habla por sí sola.
Así que en cuanto tenga la oportunidad y mi trabajo me lo permita, iré a la próxima concentración porque es hora de reaccionar, de que los ciudadanos protestemos de verdad y echemos de una vez de las instituciones a este gobierno corrupto, a estos malos gestores, a estos aniquiladores de los servicios públicos que nos meten por los ojos que todo lo privado es lo mejor. Llevan años diciéndonos que hay que abrirse un plan de pensiones privado que complemente a la pensión pública; que la mejor atención médica te la darán a través de un seguro privado; que la asistencia a la dependencia mejor te la pagas tú contratando a un profesional, etcétera. Resumiendo, un gobierno al servicio de los buitres capitalistas de Centroeuropa, de las multinacionales aseguradoras, de los grandes bancos mundiales y no al servicio de sus ciudadanos. Yo estoy convencido de que reaccionaremos y no será demasiado tarde, pero creo que quien va a capitanear esta nueva rebelión son nuestros mayores y sería un orgullo y un ejemplo para todos. ¡¡Allá vamos!!