domingo, 5 de noviembre de 2017

LO IMPORTANTE DE LA VIDA

Parece que han pasado años. Las noticias de los informativos te bombardean con los mismos temas día tras día. En España llevamos dos, tres, cuatro meses con la palabra CATALUÑA metida hasta la médula: aparece en las comidas familiares, en las reuniones de trabajo, en las conversaciones de autobús, en los bancos llenos de jubilados tomando los últimos rayos del sol de este "veroño" cada vez más largo, en las aulas de Universidad, Secundaria y sí, también Primaria. Hay un sobreexceso de información, el 90% sesgada según quién te la cuente. Y uno se satura. Contertulios y columnistas intentan demostrar que saben la historia de este territorio de pe a pa y nos quieren hacer creer que tienen razón en según qué cosas. Yo estoy cansado ya de exponer mi postura sobre este tema y no voy a seguir. Y todo este circo tapa los verdaderos problemas que tenemos en España: continúa la corrupción, continúan las consecuencias de los recortes, sigue la economía subiendo muy poco a poco, sigue habiendo gente en paro y vemos que el país no avanza, que no remontamos.

La rutina de los meses finales del año con el curso iniciado te envuelve en tu trabajo, en atender a tus hijos, en ESTAR, atendiendo a lo que depara la vida, positiva o negativamente. Compra cotidiana, una llamada para ir a algún evento cercano, una cita médica y pocos, muy pocos ratos de ocio. Ese día a día es el que en realidad nos da las satisfacciones más intensas, lo que se suele decir "ser feliz", ya que esa meta de felicidad no existe sino en las cosas que vivimos a cada momento, con tu vecina, con los empleados del supermercado, con tus alumnos, con el repartidor de correos, etc.

Y en ese devenir planificas a corto plazo que hay una reunión en el colegio de tu hija, que tienes que acudir a la ITV del coche, que mamá tiene que llevar flores al cementerio para el 1 de noviembre o que tienes que acudir a una cita importante. Y por cualquier circunstancia tu vida puede cambiar en pocos segundos para siempre por un suceso afortunado o por una desgracia. Y pones los pies en la tierra comenzando a reflexionar qué es lo importante de la vida.

Hoy me ha pasado algo así. En realidad, no me ha pasado nada. Simplemente ocurrió. Una tarde de sábado normal, con mi hijo fuera de casa con sus amigos y mi hija en Padrón en compañía de la familia de allí. Yo en casa, haciendo cosas pendientes, y pasando el tiempo en el ordenador. Y de repente... ¡¡PLOF!! Una sensación de vulnerabilidad, de que no controlas nada de lo que te ocurre, de que todo puede dar un giro de 180º y a replantearse todo de nuevo. Hace pocos días a una compañera de afiliación política le sucede una alteración inesperada en su salud, con ingreso hospitalario incluído y de carácter grave. Y tal vez fue eso realmente lo que estaba ahí, en lo profundo de tu inconsciente, lo que generó esa sensación de no ser nadie, de estar a merced de lo que te marca el destino, a veces por actuar con dejadez o con cierto desdén, otras veces por todo lo contrario, porque no puedes controlar todo lo que ocurre a tu alrededor.

Y esa sensación me agobia y me da un bajón tremendo. Es un síntoma de inseguridad. Estuve unas horas un poco preocupado y no muy receptivo. Además, no tenía a mis hijos cerca y el deseo de tenerlos en el "nido" hizo mella en mí. Supongo que será algo atávico, pero más cerca de los 50 que de los 40 el ser humano creo que empieza a valorar lo que pongo en el título, lo importante de la vida. Que básicamente consiste en que tengas la certeza de que a tus descendientes los has educado como mejor has sabido, que les has dado la educación en la que crees, pero sobre todo, que les has hecho sentirse seguros y queridos, que tienen en ti un referente y un modelo y que tengan la certeza de que nunca, nunca, se ha tomado una decisión para perjudicarles o hacerles daño, aunque a veces el efecto haya sido ese en momentos de riña, discusión o disparidad de criterios... ¡¡sobre todo cuando tienes ya dos adolescentes en casa!!

Ahora entiendo a los padres y a las madres que dicen que solo desean lo mejor para sus vástagos y que si tiene que pasar algo que les pase a ellos mismos. Yo también he tenido hoy ese sentimiento, pero mezclado con la sensación antagónica y el dilema de "¿lo estaré haciendo bien? ¿Hay algo que me puedan reprochar en el futuro emocional o moralmente?" Seguramente sí y sinceramente eso duele mucho. Duele porque no es intención de un padre que eso ocurra, pero a veces actuamos o tomamos decisiones sin sopesar el efecto que pueden tener en nuestros hijos. Cuando salen noticias de menores en situaciones graves o incluso asesinados, intentas entender o empatizar y resulta completamente imposible. Yo sé que cometo errores en la crianza y en mi vida diaria y espero no me pasen factura porque cuando actúo, lo hago siempre por un objetivo positivo. Hay gente que dice que tengo una estrella y yo creo que no es así, simplemente actúo según lo que me dice mi instinto, mi razón y mi experiencia. A veces debería reflexionar un poco más en determinadas situaciones, pero tengo la sensación de que el tiempo pasa y tengo muchas cosas por hacer.  Ojalá pueda seguir así, con momentos duros de los que hay que aprender con resiliencia  y con momentos felices que me den plenitud. Desde luego lo intento día a día y por supuesto, lo primero ellos, qué duda cabe. Y no lo digo yo, también lo dice Mafalda ;)




1 comentario:

  1. Hombre: literalmente, "una mala tarde la tiene cualquiera".

    Quizás es que, simplemente, el evento de tu amiga me marcó más de lo que pensabas y que, por la dinámica de la vida, se quedó ahí aparcado, hasta que te relajaste, momento en el que volvió a la palestra...

    También, según nos hacemos mayores, nos da por pensar sobre la profundidad de las cosas (la experiencia es un grado: a veces, una bendición y, a veces, una condena).

    Tómatelo como un achaque y sigue adelante: verás cuando te hagas más mayor y empieces a asistir a entierros de amigos y demás (ahí es donde, según he escuchado, es cuando uno realmente se siente vulnerable y solo).

    Un abrazote enorme.

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