Ojalá esta entrada la lea la persona que creó la frase con la que la titulo. Es una frase preciosa, pero más aún si la ponemos en contexto. Ayer se vivió una jornada electoral histórica en España porque se produjo un cambio importante en la composición del Parlamento al irrumpir las dos fuerzas políticas basadas en formaciones ciudadanas, Podemos y Ciudadanos, dando fin al clásico bipartidismo que teníamos desde 1982.
Como es habitual en mí y al ser militante del PSOE, pues me fui de apoderado al colegio electoral de mi barrio, donde el resto de los apoderados de otros partidos políticos también son habituales, ya nos conocemos y vivimos unas horas en un ambiente agradable, sin grandes disputas a pesar de las diferencias ideológicas. Nervios y un poco de desinformación en los y las integrantes de las mesas pero que siempre intentamos suplir con ayuda y colaboración y es bien recibida, sin ocurrir demasiados problemas.
Mucha participación vivimos ayer, llegando a producirse alguna cola en las 6 mesas que tenemos siempre en el colegio. Pasa gente conocida que te saluda, que les ayudas (por cierto, por allí pasó nuestro querido Arturo, el conductor de autobús, con su mujer a votar, tan agradable como siempre), alumnos de los colegios que te conocen y que tienen curiosidad por votar, en definitiva, vecinos, la democracia en estado puro. A pesar de las encuestas, siempre queda el momento crucial del escrutinio y ayer se presentaba intenso, no sólo por el cambio sino también porque hay que contar papeletas del Congreso y del Senado y éstas son nominales, puedes votar a candidatos de diferentes partidos, por lo que el recuento es más lento.
Y como siempre, anécdotas. Desde el que se cambió de domicilio y no está en el censo hasta la joven que viene por primera vez a votar y te pregunta cómo hay que hacerlo (algo que me asombra, pero bueno, allí estoy yo en plan didáctico, va con la profesión); ancianos en pareja votantes de unos y de otros, preguntas con "sorna" como el "¿qué? ¿como quedará a cousa?" en clara sintonía con las siglas que llevas en el colgante que te identifica con el partido político al que representas; cafés, aguas, chistes, tertulias, periódicos, whats app... Y llega el recuento.
Al poco de empezar con la urna del Congreso sacamos uno de los votos más bonitos que he visto en mi vida. Un voto pensado a conciencia, elaborado, bien doblado y metido en el sobre, que traía una pequeña etiqueta cerrándolo con el nombre de la persona votante. Sorpresa y admiración sentimos todos los miembros de la mesa y los apoderados, solicitando permiso a la presidenta para sacarle una foto que al instante compartimos por las redes sociales y podría convertirse en la imagen de la jornada. Posteriormente los periódicos publicaron otros votos similares, pero yo me quedo con el mío, con el de mi urna, porque no sirve, es nulo, pero dice mucho. Seguramente una gran poeta o artista se esconde tras esa frase y esa elaboración, a la que desde aquí le felicito. Si llega a leer esto, me encantaría recibir su comentario, de forma anónima como recibimos su voto y ojalá que, llegue a donde llegue, sirva al final para algo, para un cambio aunque sea pequeño. Ahí os lo dejo.
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