lunes, 28 de abril de 2014

CUANDO ME EMOCIONO

Aquel que me conozca sabe que soy de lágrima fácil. Nunca encontré una explicación a las lloreras que me dan por cualquier cosa que al simple mortal le podría provocar risa o simplemente una alegría solidaria y compartida. Hoy he tenido una sensación de emoción ante un evento que quise haber vivido pero no pude hacerlo y que ocurrió en A Coruña.

Desde hace unas semanas se ha anunciado por toda la ciudad una maratón. Creo que es la primera vez que se celebra aquí y ya desde ayer había cierto ambientillo por las calles. Observaba que había gente con ropa deportiva paseando, con un perfil muy claro de corredores de fondo (o corredoras). Las calles estaban siendo preparadas para la carrera y en los carteles de tráfico anunciaban durante toda la semana que habría cortes de tráfico en el centro por este motivo.

No estuve en la ciudad desde primeras horas de la mañana ni accedí a Internet. Cuando llegué a casa, en "La Voz de Galicia" publicaron las fotos de la carrera... y ahí llegó mi emoción.

Yo creo que jamás podré correr una maratón ni siquiera 1000 metros sin "botar os folgos" como decimos por aquí. Por eso ver a gente de todas las edades que llegan a la meta, gente incluso con disfuncionalidades físicas, entrar de la mano de tus hijos que te están esperando o mirar al cielo para ofrecérselo a alguien que está allá arriba observándote, tiene que ser algo único para una persona. Yo he sentido emociones así en ocasiones muy contadas. La más clara, cuando vi nacer a mis hijos, momento único que me llevo yo siempre en mi bolsillo y que su madre no pudo disfrutar cómo yo lo hice; también cuando entré de peregrino en la Plaza de la Quintana de Compostela después de 35 días de caminata desde Francia por el Camino de Santiago. Recuerdo perfectamente ese momento y cómo me preparé para ello. Son logros que uno consigue y que hacen que te sientas único en el planeta, pleno, feliz, realizado e importante en el mundo.

Por eso, cuando hoy vi las fotos de la carrera, no puedo tener más palabras que las de admiración por todos esas personas que de un modo "amateur" se han propuesto la meta de acabar. Daba igual el tiempo, lo importante era el objetivo personal. Me hubiese encantado estar en las calles de Coruña animándoles porque me emocionaría mucho. Desde luego, el año que viene no falto si se repite. 

Mientras, seguiré emocionándome porque eso significará que estoy VIVO, que siento, que amo, que río, que lloro, que me cabreo y que disfruto. Cualquier detalle o acontecimiento que genere alegría en la gente o un profundo dolor, me emociona y lloro. Por poner dos ejemplos antagónicos claros, lloro de contento viendo a la gente que le toca el "Gordo" de Navidad, por ejemplo; pero también lloro cuando una tragedia sacude a alguien o algo cercano a ti, como el día fatídico del accidente de tren de Santiago en julio pasado.

Mis hijos también me hacen llorar cuando me abrazan y me expresan lo que sienten, cuando me miman y también cuando me "exprimen" y me someten a pruebas de "stress", que lo hacen. Me hicieron llorar mis alumnos de Ordes cuando acabé allí en 2010, al igual que la última reunión con las familias de mis alumnos de Amsterdam en junio de 2013. Lloraré, sin dudarlo, cuando despida a mis alumnos de 4º de este año, a pesar de que los veré a menudo por el barrio. Pero es que yo soy así y no puedo (ni quiero) evitarlo. Básicamente porque mostrarse tal cual es es demostrar al mundo y a sí mismo que seguimos VIVOS, a pesar de las zancadillas y tropiezos que esta puta vida te va poniendo.

Curiosamente, me puse a escribir este "post" justo después de ver las fotos de la maratón y de leer el blog de Paquito y contestarle (en ese orden). Sentí la necesidad de hacerlo sin demora para no dejar ir la inspiración. Con gente como Paquito, como Pelocha, como Gloria, como muchos más... el mundo se mueve y las ideas fluyen. Y para mí es importante porque me enriquece, así que, como le decía a Paquito en mi respuesta, no me arrepiento de NADA de lo que hice en mi vida porque si me equivoqué, que seguro que sí en muchos casos, aprendí de los errores y cuando acerté, disfruté de mis elecciones y de mis metas, igual que hoy los atletas de la maratón. Y seguirá siendo así, for ever.


(Foto extraída de "La Voz de Galicia", maratón Atlántica42)

1 comentario:

  1. Si es que al final estamos hechos de carne y sentimientos (por ese orden) pero nuestra vida se mueve por lo que los sentimientos y la carne (en ese orden) viven.

    Estás vivo: disfruta :-))

    Paquito.

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