Primera entrada de diciembre y no creo que haya muchas más antes de que acabe el año. Y la primera, dedicada al FIRST, ese renombrado examen de inglés de la Universidad de Cambridge del que ya llevo dos convocatorias. Hoy ha sido el examen aquí en Coruña, 5 horas por la mñana y 20 minutos por la tarde de expresión oral, al más puro estilo de lo que eran las pruebas que hacíamos en la ALCE.
Para aquellos no versados en la materia, decir que tener el diploma del
FIRST equivale a un niel B2 del Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas. En las Escuelas de Idiomas es el último nivel que puedes alcanzar después de 6 años de estudio y es el que abre las puertas a los docentes para que opten a plazas bilingües en sus colegios o institutos.
¡Ay, el bilingüismo, esa quimera! Pasarán años, generaciones, hasta que podamos decir que la juventud española es bilingüe español-inglés. Después de los tres años en Holanda y estar inmerso en la dinámica de las enseñanzas de idiomas, uno se da cuenta de que las instituciones académicas británicas tienen en nuestro país el filón. Las editoriales, academias, chiringuitos de clases particulares y demás taxonomía que se quiera hacer de todo aquel lugar en el que se enseñe la lengua de Edgard Allan poe (por no decir el tan manido Shakespeare) se nutren de la "burramia" en la que estamos inmersos desde tiempos inmemoriales por aquello de que el español es un idioma "imperial". No somos el ombligo del mundo y hoy en día o sabes inglés para mantener una conversación básica fluida u olvídate.
Yo empecé a estudiar inglés en 2º de EGB, nos lo daba nuestro propio profesor, fichas muy básicas de vocabulario y algún verbo. En 5º ya tuvimos nuestro primer especialista de inglés que se pasaba las clases fumando en pipa al más puro estilo "gentleman" y paseando entre los pasillos mientras nosotros no parábamos de tener a Peggy, Peter y no sé qué personajes más como hilo conductor. Pero lo único que hacíamos era gramática y conjugar verbos sin parar, nada de comunicarse y rara vez escuchar.
Llega el BUP y una chica mona nos da "English for teenagers", un libro penoso que mejor olvidar. Pero en 2º de BUP, que fue cuando yo entré en el instituto, una buena profesora, Amalia, dijo que ella siempre iba a hablar en inglés en las clases. Por lo menos lo intentó. No había nada que hacer: no entendíamos ni papa. 3º de BUP más de lo mismo, es que casi ni me acuerdo del "teacher" y en COU yo sacaba "10" en los exámenes y la profesora Lola llegó a felicitarme delante de toda la clase por el examen final. Selectividad, un 8; Magisterio, otro horror, con un profesor que se esforzaba para hacernos entender unos vídeos pésimos y poco más. Llevamos 14 años estudiando inglés y si nos ponen en el centro de Londres nos sentiríamos como Paco Martínez Soria cuando llegaban las suecas a las costas de Benidorm.
Los primeros años de trabajo el inglés quedó aparcado. Me di cuenta que el profesorado de inglés en los colegios, generalmente mujeres, tenía buena preparación (salvo excepciones sonadas que mi compadre sabrá deducir), una compañera en Ponferrada acababa de llegar de Estados Unidos después de dos años en un colegio bilingüe. Allí tuve la osadía, animado por ella, de presentarme por libre al examen de nivel elemental de la Escuela de Idiomas. Fracaso absoluto.
Me fui a Asturias. Allí mis compañeras de inglés eran de la pandilla que salíamos los jueves de sidras por el pueblo y recorriendo los garitos gastronómicos del Occidente Asturiano. ¡Qué bien comíamos! Pero de inglés, nada. Regreso a Galicia en 1997 y allá por el año 2001 retomo las clases en serio, esta vez de forma oficial en la Escuela de Idiomas. En 2004 saco el diploma elemental en Santiago, medio punto más para el concurso de traslados. Por esas fechas mi relación con el idioma se acrecentó al trabajar mi, por aquel entonces, mujer en una editorial inglesa de libros de texto. Robbie Rabbit, Bugs y otras mascotas poblaban las estanterías de nuestra casa, jugando con ellas mi hijo mayor. Algo vamos aprendiendo, pero no es suficiente.
La competencia del profesorado de inglés aumenta, "slowly". Lógicamente, el negocio está abierto y todo lo relacionado con ese idioma crece. Cada año la gente se propone "aprender inglés". Cursos por fascículos, estancias en el extranjero, clases de conversación con nativos ... Por esas fechas sale el portafolio Europeo de las Lenguas y en toda España se empieza a vislumbrar que hay que hacer algo, que no se puede tener un nivel de inglés de vergüenza en el españolito medio.
Algunos colectivos empiezan a solicitar el no doblaje de las películas extranjeras para fomentar el aprendizaje. Creo recordar que TVE tenía una opción para ver las películas en versión original, pero no sé si esto continúa aún. El boca a boca lo que recomienda es comprarte un DVD y ver la película en inglés con ayuda de una guía con diálogos, etc. ¡Nada! Seguimos al mismo nivel que antes. Llega 2008 y la Xunta me concede una estancia de 15 días en la Universidad de Limerick (Irlanda) para un curso de inglés para profesores. Me sitúan en un nivel "Upper-Intermediate" y a pesar de que la recomendación era "Talk, talk, talk in English", las tortillas de la cena las hacía yo para una banda de 10-12 personas, todas gallegas, que dormíamos en apartamentos individuales con derecho a cocina. De ahí a 2010, que me voy a Holanda no queda nada. Y llego y compruebo que allí se habla holandés, que de bilingüismo nada, pero que cualquier persona, repito, CUALQUIER PERSONA puede tener una conversación media y/o avanzada sin ningún tipo de dificultad. ¿Dónde está el truco? ¿Sólo en el doblaje de las películas? No. Está en lo que vas recibiendo desde pequeño.
En Holanda no hay carteles en inglés por las calles, pero tienes mucho "input" en inglés. El no doblar las películas, determinada información de multinacionales, la música, los videojuegos… Es decir, un niño no aprende sólo holandés, también escucha inglés en muchos momentos de su rutina diaria. En España, no. Yo comprobé cómo, alumnos de 5º de Primaria holandeses cantaban canciones en inglés con una pronunciación perfecta, ¡¡¡teniendo en cuenta que era en 5º cuando empezaban a estudiar inglés en su colegios!!! Y por supuesto, impartido por su propio tutor (¡qué bien hablaba Rob en Heemskerk!).
Mi aspiración es esa, poder hablar yo en inglés con el grupo de alumnos que tenga asignado cada curso. Algunos "pinitos" hago con mi "tribu" de 4º de este año y los chavales se enrollan, pero eso, mientras los que están ahí arriba en Educación, que nunca se enteran de nada, no se den cuenta y dejen de ver que el español es el centro del mundo, mal vamos. Y no digamos aquí o en Cataluña con nuestra lengua cooficial: plurilingüismo. Pues yo no me quedo atrás: a mi 4º le meto holandés y ya saben decir "Enjoy your meal, eets makelijk, bó proveito y que aproveche", entre otras cosas. Y lo pillan, ¿eh? No se les olvida.
Pues resulta que para poder dar las clases oficialmente en inglés tienes que tener el FIRST. Y me parece bien, ya que es un examen de cierta dificultad. Yo me presento a él con carencias, inseguro en determinados aspectos; ahí es donde te das cuenta que después de pasar más de 20 años de mi vida dando inglés, ha servido para algo pero se ha perdido muuuuuuucho tiempo. Como siempre, la eficiencia española sale a relucir. Y mientras los "cuartos" para el United Kingdom: 175 euros por cada matrícula del examen y hoy éramos en Coruña más de 100 (en Madrid en julio pasábamos de 800). Eso sin contar lo que se llevan las editoriales y academias por los libros, clases, etc. ¿Se puede ser más inepto para permitir esta "fuga" de capitales? Bien es verdad que el Instituto Cervantes está en medio mundo y el español está de moda en muchos sitios, pero, ¿adónde llega todo ese dinero del Cervantes y en qué se invierte?
En fin, que el examen siempre es una pequeña lotería. Algunas cosas salieron mejor que en julio, otras no tanto, pero siempre se confía en aprobar. Lo que pasa es que tenemos una espera de mes y medio hasta que sepamos las notas. Si suspendo, seguiré, pero desde luego la estrategia tendrá que cambiar. Llevo en año y medio tres tipos de clases distintas: profesora nativa para conversación, curso en Amsterdam de más de 50 horas y academia en Coruña 2 días por semana. Y a veces tengo la sensación de que no avanzo, de que estoy anclado en lo que aprendí de pequeño y que no doy para más, que ya no adquiero más "input". A ver qué pasa, porque ya son horas de salir a flote con otro idioma.