martes, 29 de agosto de 2017

FIONIA Y JUTLANDIA

Suena guay, ¿eh?, hasta parece que soy un enteradillo total. Lo que molas entre tus compañeros de trabajo cuando vuelves de vacaciones y te preguntan:

- ¿Y tú? ¿Adónde fuiste de vacaciones?

- Pues nada, recorrí Fionia y Jutlandia en un coche de alquiler con unos amigos...

Dinamarca administrativamente se divide en tres regiones: Sjælland, la zona oriental, es la isla donde se encuentra la capital y otras pequeñas islas aledañas; Fionia es la isla central; y Jutlandia la península unida al continente. El país ocupa aproximadamente la misma extensión que mis queridos Países Bajos, unos 43000 km2, un poco más que Galicia y Asturias juntas. En estas dos regiones destacan sus capitales, dos ciudades que visitamos por tener unos atractivos que ahora os iré contando

En primer lugar, Odense, capital de Fionia, una ciudad conocida prácticamente en exclusiva por ser el lugar de nacimiento de uno de los escritores más universales que existen: HANS CHRISTIAN ANDERSEN

Solo con citar su nombre ya se nos vienen a la cabeza infinidad de títulos que acompañaron nuestra infancia y que aún hoy se siguen leyendo en todos los colegios del mundo. La ciudad, lógicamente, tiene a este personaje como atracción turística y en torno a su casa natal se ha construido un museo que recorre su vida, la época en la que vivió y su obra. Andersen fue reconocido en vida por su labor y pasear por el barrio que lo acogió hasta los 14 años, ya que luego se marchó de su ciudad a Copenhague, pues hace que te imagines cómo era aquella Dinamarca pobre que le tocó vivir en pleno s. XIX. El museo merece mucho la pena por cómo está organizado y es una visita muy entretenida. Hay una biblioteca en la que se guardan ejemplares de los cuentos de Andersen traducidos a cuando idiomas del mundo se ha hecho, incluído, por supuesto, o galego. 


En Odense ya nos empezamos a dar cuenta de que los precios habían subido un poco más con respecto a Suecia y que cualquier cosa que compráramos o usáramos iba a ser bastante cara. Pero había que aguantarse, no quedaba otra. 

A continuación seguimos viaje hasta la segunda ciudad del país, convertida este 2017 en Capital Europea de la Cultura: ÅRHUS. Esta ciudad tiene muchas similitudes con A Coruña y ha sufrido un "lavado de cara" en su zona portuaria que ha reutilizado espacios y les ha dado un uso más cultural y lúdico. Artísticamente tampoco es una ciudad en la que haya mucho que ver, aunque su barrio latino y la plaza en la que están su catedral y teatro son lo más salientable. En Århus pasamos tres noches y desde allí hicimos dos excursiones que podríamos decir son obligadas dentro de Jutlandia,

La primera de ellas nos llevó a la punta más septentrional de la península, al pueblo de Skagen (por cierto, con reminiscencias eurovisivas). Este pueblecito se caracteriza porque sus casas están pintadas de un amarillo tan peculiar que se le conoce como "amarillo Skagen". Es un pueblo de pescadores a orillas del Mar Báltico que también aprovecha su posición estratégica para sacar tajada del turismo. Es el destino turístico por excelencia de los daneses en época veraniega porque está enclavado en un espectacular paraje natural, con una gran extensión de dunas a su alrededor, playas, bosques, lugares de acampada... un entorno idílico, vamos.


Pero Skagen no es solo eso. Es el lugar desde el cual puedes llegar andando a uno de esos parajes de la Tierra a los que hay que ir porque suponen un hito geográfico. Sería como pisar el Ecuador o la unión de dos continentes. Pues bien, en la punta más al norte y adentrándose en el mar se llega a Grenen, que viene a ser el lugar donde se unen el mar Báltico con el mar del Norte. Un lugar que emociona y al que se llega andando por la playa durante un kilómetro y medio y que se agradece con buen tiempo. Además, a las costas de la playa llegan crías de foca que pudimos ver y fotografiarnos, pero lo mítico es hacerse la foto donde los dos mares confluyen, y evidentemente está a tope de gente, pero merece la pena.


El segundo día de excursión desde Århus tenía como destino el pueblo más antiguo de Dinamarca, Ribe, y del que había leído que era punto de partida de las rutas de peregrinación nórdicas que llegaban a Compostela. En el pueblecito hay incluso un museo vikingo que certifica esa antigüedad por los restos hallados en su subsuelo. Ribe es bonito, acogedor... y turístico, evidentemente. Impresiona su catedral en el centro del pueblo y lo más recomendable es pasear por sus callejuelas, hacer algunas compras y poco más. Desde ahí nos dirigimos al escondido Jelling y ese sí que fue un descubrimiento. Resulta que en esta pequeña aldea del interior de la campiña danesa se encontraron las tumbas de dos legendarios reyes vikingos y las piedras rúnicas de los mismos que hoy están catalogadas como Patrimonio de la Humanidad y se conservan en dos inmensas vitrinas en el atrio de la iglesia, preservándolas de las inclemencias climatológicas. Pero en torno a los dos inmensos túmulos de los reyes se ha hecho un museo interactivo de la historia vikinga, GRATUITO, que es una auténtica pasada, recomendable para niños, adultos y cualquiera que pase por allí. Muy bien ambientado en épocas medievales, con actividades interactivas y con sorpresas: resulta que el símbolo del Bluetooth de los teléfonos móviles y otras tecnologías proviene de la unión de dos caracteres rúnicos y el nombre de un legendario rey que se llamaba Harald Diente Azul ("Blue Tooth"). Curioso, ¿verdad?

Jelling merece una visita sí o sí. Porque los enormes túmulos donde estaban enterrados los reyes forman parte de un auténtico mausoleo en forma de barco (por aquello del viaje al Valhalla) y que estaba rodeado de una empalizada para prevenir los ataques enemigos (hoy reconvertida en un precioso paseo con unos postes que la recuerdan). Y esto solo lo ves si subes a uno de los túmulos o desde la terraza del museo, pero desde luego hay que decir que el empeño por preservar y dar a conocer su historia y sus raíces es de matrícula de honor en este lugar para los daneses.


En esta foto sacada desde la cima de uno de los túmulos podéis apreciar al fondo lo que era la empalizada con unos postes blancos; luego unas losetas que formaban el casco del barco para el viaje al Valhalla y en primer plano está el cementerio actual del pueblo, que rodea también la iglesia que se construyó entre los dos túmulos y que lógicamente tiene que ver con el proceso de cristianización de Dinamarca empezado ya en época vikinga, como han descifrado los arqueólogos estudiando las piedras rúnicas. Aquí os dejo un vídeo en 3D de las mismas que grabé con mi móvil en el museo (ya os dije que era una pasada).




Queda la última etapa del viaje, así que después de 5 días entre Skane, Fionia y Jutlandia (suena tan "hipster"...) llegaremos de nuevo a Copenhague y algo habrá que contar, aunque no sea una de mis capitales europeas preferidas, pero en fin, toca.

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