jueves, 23 de febrero de 2017

LAS FAMILIAS EN LA ESCUELA

Hace casi un mes que no escribo y es por falta de tiempo. Las tareas familiares y escolares me tienen copado prácticamente desde que me despierto hasta que me acuesto y hay días que solo duermo 6 horas, lo que me supone tener un cansancio acumulado inmenso. También ando vigilante en lo que respecta a la salud porque la pierna derecha en la que tuve la infección sigue a veces dando la lata. Finalmente los médicos dieron con el origen de todo, una incipiente insuficiencia venosa, concretamente en la vena safena, y aunque me han dicho que no me preocupe y que procure moverme, la mosca detrás de la oreja está y camino de los 48 años precauciones hay que tener.

De nuevo, voy a hablar de educación. Parece que cualquier cuestión educativa hoy está en boca de todos y es objeto de debate en tertulias, artículos de prensa, aparecen gurús que se proclaman salvadores en cualquier aula y todos, todos opinan mucha veces sin criterio o con afirmaciones más dignas de un plató de telebasura que de una institución como puede ser un colegio, instituto o centro de educación superior.

Desde siempre el triángulo esencial en el día a día de las aulas está compuesto por el alumnado, el profesorado y las familias. He hablado aquí muchas veces de los dos primeros y casi siempre en primera persona, así que hoy toca al otro vértice del que no he hablado tanto.

Cuando estudiaba Magisterio vi claramente que las familias deberían ser un pilar fundamental en la acción educativa. Imaginaba una participación constante y colaborativa por su parte en los colegios y con una plena confianza en la labor del profesorado. Posteriormente me llevé un gran chasco porque en la inmensa mayoría de los casos no es así, sino todo lo contrario. Hay un gran recelo a todo lo que hacemos en el colegio y sobre todo una despreocupación sobre todo aquello que supone la Educación, teniendo en algún caso experiencias bastante negativas con algunas familias en mis 26 años de docencia. Para muchos padres el horario escolar es una especie de libranza de los hijos mientras ellos trabajan (o no) y su momento de relax de lo duro que significa una crianza responsable y más en estos tiempos.

También, todo hay que decirlo, he visto como muchos compañeros y compañeras han puesto un auténtico muro a la relación con las familias, haciendo de sus aulas un fortín inaccesible y del que tienen que saber lo justo, lo estrictamente académico y poco más. Bien es cierto que los colegios no son iguales ahora que hace 26 años, pero en algunos casos esa relación bidireccional profesorado - familias falla y con ella falla todo el engranaje. Pero vayamos por partes.

Ante todo, no he venido aquí a quejarme de las familias ni mucho menos, dado que yo también soy padre y para más inri de una niña de exactamente el mismo curso que mis alumnos, 5º de Primaria. En mis últimos años ejerciendo he de afirmar con rotundidad que estoy más que satisfecho del trato que he recibido por parte de las madres y los padres de mis alumnos y alumnas y que defiendo que la relación familia - escuela debe mejorar y sobre todo entenderse.

Por norma general, una familia empieza a escolarizar a sus hijos el año que cumplen 3 años, es decir, si los "cuasi bebés" cumplen en octubre, noviembre o diciembre, entran en el colegio con 2 años, lo cual no deja de ser un crimen, a mi modo de ver. Esos primeros días de septiembre la preocupación familiar aumenta al traer a esos retoños al colegio y dejarlos en manos de unos profesionales que, de entrada, tienen la obligación de ganarse su confianza y de organizar un aula con 25 niños y niñas que lloran, se hacen pis y caca por ellos, están enfermos, se juntan con otros niños como ellos y bien podría ser la viva imagen de un caos a los que nosotros, los maestros (y sobre todo las MAESTRAS de Infantil) ponen orden mientras sus papás y mamás vienen diciendo que "es que mi niño es especial", "es que no le gusta comer plátano y le traigo un donuts", "es que ha estado vomitando toda la noche y que le des Dalsy"... ¡¡E-R-R-O-R!! En un colegio TODOS son especiales y dejan de ser "príncipes y princesas" para comenzar a convertirse en pequeños ciudadanos y a adquirir destrezas y competencias.

Es en ese momento cuando las familias deben entender que una vez traspasada la puerta del colegio los y las PROFESIONALES que estamos dentro sabemos lo que tenemos que hacer y que o confían en nosotros o mejor que dejen a su hijo en casa. Puede parecer muy drástico pero un colegio NO ES un lugar donde se "aparca" a un niño en un horario a convenir y según demanda, sino en la mayoría de los casos de 9 a 2 de la tarde, habiendo casos también de niños que son dejados a las 7:30 h. en el programa "Madrugadores", se quedan a comedor escolar y continúan con actividades extraescolares, lo cual implica que pueden recogerlo a las 6 de la tarde: nada menos que 10 horas y media sin ver a nadie de su entorno. Otro auténtico "crimen" que debería estar totalmente prohibido.

Es precisamente en la etapa Infantil donde surgen los mayores malosentendidos entre familias y profesorado, precisamente por ese proteccionismo que tanto invade nuestra sociedad y estilo de vida por el cual se propugna que a ningún niño le daba pasar nada. Pues es otro error. Un niño debe caerse, hacerse una herida, llevar un golpe, aceptar una reprimenda y sobre todo OIR UN ROTUNDO "NO". Es más que evidente que dentro de un colegio los maestros estamos para cuidar de su bienestar y partir de la base por parte de las familias que "allí dentro" van a "reprogramar" a sus vástagos e inculcarles el peor de los males, es un mal principio.

Cuando ya llevan unos años en el colegio la situación se va suavizando, lo cual no impide que de vez en cuando surjan situaciones que puedan constituir una mera anécdota o derivar en un problema más grave que pueda derivar en una denuncia o una agresión por parte de las familias a los docentes. Aquí estaríamos hablando ya de DELITOS claros y hay que partir de la base de que como profesionales tenemos unos deberes para con nuestros alumnos de protección de su privacidad y su integridad, aparte de velar por su bienestar y salud durante el tiempo que estén con nosotros. Si de nuevo una familia duda de estas premisas, entonces seguro a la larga tendremos más problemas y lo que se está viendo es que los medios de comunicación acentúan cada vez más hechos discrepantes cuando se resuelven perfectamente en la convivencia escolar, hay instrumentos más que suficientes para ello.

No voy a salir en una defensa a muerte de nuestras posiciones como profesionales porque soy el primero en reconocer que en ocasiones metemos la pata básicamente porque somos HUMANOS y no tenemos una varita mágica para en momentos de duda tomar la decisión acertada. Pero también decir que, como padres, tampoco la tenemos y nos equivocamos en la crianza de nuestros hijos, solo que aquí NO PASA NADA y nadie nos viene a decir lo que deberíamos hacer (en algunos casos se debería, desde luego, por parte de algún organismo oficial). El caso es que como tutor en los últimos años parto del hecho de que las familias tienen que tener una CONFIANZA ABSOLUTA en lo que yo hago en el aula y así se lo hago saber en las reuniones con ellos. Tal vez sea esa característica la que sirva para decir que estoy más que satisfecho y agradecido del trato que me han dado las familias en estos años. 

En las tutorías individuales que mantengo con ellos no solo este curso, sino también los anteriores, tengo que decir que he tenido que decir varias veces MUCHAS GRACIAS porque las familias me manifiestan su total confianza y su agrado con mi trabajo con sus hijos. Creo que no olvidar eso, que yo ENSEÑO, CUIDO y QUIERO a sus hijos es esencial para que la relación familia - escuela funcione. Puedo presumir, y lo hago, de tener amigos que han sido padres o madres de mis alumnos y con los que sigo manteniendo trato en algunos casos más de 20 años después. Actualmente muchos de los papás y las mamás de mi grupo de alumnos tienen más o menos mi edad y la conexión de intereses es mayor, teniendo en cuenta que ellos también comprenden que yo soy padre de una niña de la misma edad que sus hijos y que en poco más de un año y medio compartirán aula en el instituto del barrio. 

Por todo ello quería escribir este post. Es necesario y urgente que las familias ENTREN en los colegios. No se trata de que haya representantes en los Consejos Escolares o en las ANPAS, sino de que participen activamente de lo que allí hacemos, lógicamente sin cuestionar lo que por nuestra capacitación profesional hacemos. Para mí sería un auténtico lujo poder contar en las aulas con los padres y las madres, pero también sé que en el momento en que entrasen en mi clase la "magia" que tengo con mis alumnos desaparecería, y eso lo comprenden perfectamente. Aún así, a los que me lean, a lo largo de estos años he podido comprobar una cosa: que sé que mis alumnos me quieren por cómo los trato y por lo que les enseño, pero también que para ellos sois sus modelos y que os quieren mucho, mucho más que a mí y que os respetan más que a nadie, os lo garantizo. Y así debe ser. Y para mí es un lujo recibir halagos, cómo no, pero también es un lujo comprobar el amor que os profesan en las cosas que cuentan, en cómo hablan de vosotros y lo mucho que significáis para ellos. Pero ese es el regalo que solo yo vivo allí dentro durante 5 horas todos los días (jejeje) y es un placer compartirlo con vosotros, papás y mamás, a los que os pido que sigáis confiando en los maestros y maestras que os aseguro que solo queremos LO MEJOR para nuestros alumnos y alumnas, aunque a veces podamos equivocarnos. Así que GRACIAS de nuevo y a continuar mejorando, todos, por el bien de los futuros ciudadanos de este país, por su EDUCACIÓN.




1 comentario:

  1. El modelo holandés lo maneja que te cagas: los padres son parte activa y orgánica de la relación entre la escuela y la familia (con el bambino como nexo).

    Lo he dicho muchas veces: se educa en casa, se instruye en la escuela.

    Me alegro de que tengas papis majos (he escuchado cosas que te hacen plantearte lo de poner un carnet de padre).

    Un saludo (buen post).

    paquito.

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