jueves, 20 de agosto de 2015

WHATS APP

¿Qué sería de nosotros hace, pongamos, 5 años, sin whats app? Si tuviéramos que escoger un invento para esta década de los "10" yo creo que sería esta aplicación. Es impresionante cómo algo tan sencillo nos ha cambiado la vida porque es raro ya encontrar a alguien que tenga móvil y no use esta herramienta de comunicación. Con ella podemos contarnos la vida al segundo, compartir campañas solidarias, reinos con vídeos que nos mandan o compartir fotos de lo que hacemos instantáneamente con cualquier persona en cualquier parte del mundo. Sí, estamos completamente enganchados al whats app y para los que lo han creado seguro que ha sido el negocio más rentable que han hecho en su vida.

Y os preguntaréis por qué me ha dado por escribir sobre esto: Pues sencillamente porque mientras estoy en el salón de mi casa, el móvil suena cada pocos minutos con una señal de aviso de que entra un mensajero. Amigos y grupos ya ni siquiera llaman por teléfono, quedas por el "whats" para tomar una caña o para organizar un encuentro, una reunión familiar o incluso una campaña electoral. Lo de los grupos de whats app es de analizar. En los colegios los padres de cada curso forman su grupo muchas veces para "poner podres" a los profesores que imparten clases a sus hijos o para criticar a tal o cual persona de la comunidad educativa. A decir verdad, la herramienta me parece muy práctica pero como todo, si le hacemos buen uso porque si se lo hacemos malo...

He leído que los adolescentes (y no sólo los adolescentes) se enrollan y se dejan por whats app, que se pierden amistades, que se crean confusiones, que te alegran el día o que te felicitan por tu cumpleaños cientos de personas que el resto del año ni se acuerdan de ti. Yo lo he comparado a veces con un "reality show" mundial, ya que lo que tú estás haciendo, por ejemplo, en el salón de tu casa en segundos lo saben en la Polinesia Francesa. Durante el verano es como viajar por medio mundo con las fotos que te mandan. Hoy, sin ir más lejos, he recibido fotos de Madeira, Segovia o Bragança y hace unos días de Copenhague. Es lo que tiene la globalización.

Y luego están los emoticonos. Eso sí que da juego. Desde la "folclórica" bailando hasta la "caquita", que parece ser que hubo una campaña para que se incluyera. He visto incluso hasta un cómic infantil protagonizado por la "caquita" en cuestión. Y es que no se puede negar que forman parte del lenguaje de los niños y que entienden perfectamente el significado de cada uno de ellos, ¡¡y mira que hay!! Si hasta han hecho pasatiempos con ellos para adivinar nombres de películas, canciones o títulos de libros. ¡¡Y la foto del Che Guevara!! ¿Realmente hay gente tan ociosa?



Buscas la mejor foto para poner en tu perfil, ideas nombres atractivos para los grupos de los que formas parte, pones la frase más interesante que te identifica... en definitiva, pasamos horas pendientes de los comentarios que recibimos y de los que nos cuentan. Hablando en primera persona, no soy consciente de las veces que miro el whats app a lo largo del día, pero muchas. Pero sí que una aplicación como esta requiere un tiempo para tareas complementarias, por ejemplo, borrar las fotos que se acumulan para no saturar la memoria del teléfono, guardar las que nos gustan o compartirlas. Y ya en algunos sitios empiezan a surgir carteles para no usarlo mientras te tomas el café con un amigo o amiga. Hablar con él/ella no deja de ser la mejor forma de comunicarse porque hay más que palabras, hay gestos, hay sonidos, hay aromas, hay miradas, hay tacto...

En este punto y aparte he ido a coger el teléfono porque mientras escribía los párrafos anteriores ha sonado como unas 6 veces la llegada de un mensaje. Y os lo voy a contar en vivo y en directo: desde la última vez que miré el teléfono, poco antes de las 8 de la tarde, han llegado 80 mensajes, la mayoría de un grupo. Os puedo asegurar que hay días que los primeros mensajes aparecen minutos antes de las 6 de la mañana y los últimos pueden llegar en torno a las 2 de la madrugada... Un poco locos estamos todos.

Y he vuelto a parar porque contesté a un grupo y una amiga que acaba de llegar de crucero me estuvo contando sus peripecias. Si es que de una manera u otra TODOS estamos más que enganchados al whats app, desde niños (que tampoco entiendo qué hacen con un móvil, pero esto es ya imparable) hasta ancianos de 80 y más años, compartiendo al minuto nuestras vidas. Así que sabe dios qué nos deparará la tecnología en el futuro, pero si hubiésemos pensado en esto hace, eso, 5 ó 10 años, no lo hubiésemos creído y hace 20 ni te cuento. Y curiosamente, ayer estuve con un matrimonio que nos conocemos desde que éramos adolescentes y recordábamos cómo hacíamos para quedar, los conciertos a los que íbamos en este mes de fiestas en Coruña, el pandilleo los sábados haciendo nuestro "botellón" particular en una casa o en un pub, sin malos rollos, y coincidíamos en que ojalá volvieran aquellos tiempos, a pesar de todo creo que éramos más felices. En fin, la ciencia avanza y nosotros con ella, siempre esperando que no nos despersonalice más. 



1 comentario:

  1. Yo casi no pertenezco a grupos porque me saca de quicio eso de que esté el cacharro sonando cada dos por tres. Uso el whatsapp para conversaciones cortas cuando no estoy cerca de un pc o para quedar, etc. Lo uso igual que cuando usaba los sms antes. Para conversaciones más largas, el chat de facebook cuando la persona y yo estamos lejos, y sino, el café de toda vida!

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