viernes, 27 de marzo de 2015

LO QUE NUESTRA SOCIEDAD PROVOCA

Escribo poco, me doy cuenta. El ritmo frenético de la pre-campaña electoral continúa. Noto que cada vez hay menos tiempo libre y que las mañanas están dedicadas al trabajo en el colegio y algunas tardes entre las actividades cotidianas de intendencia casera, los miércoles con mis hijos y algún acto que otro del partido. Hoy, por ejemplo, presentamos las propuestas de educación y bueno, entre escuchar a mis compañeros y a Mar, y comentar las noticias de todo tipo en corrillos después del mítin, pues te dan las 9 y media de la noche o las 10 y aún no estoy en casa. pero como dice un gran amigo mío, "sarna con gusto no pica", así que de esto no me arrepiento, pero la realidad es que el tiempo vuela. Estoy, además, yendo a unas sesiones de fisioterapia para una rodilla en la que llevo con dolor desde diciembre, así que también mi actividad gimnástica ha quedado un poco paralizada.

Así que las vacaciones de Semana Santa que empiezan mañana las voy a dedicar a relajarme, tomar energías porque la recta final hasta las elecciones de mayo está ahí, menos de dos meses para el día D, el 24 de mayo. Nunca pensé que una experiencia política me hiciese ilusión, pero sobre todo es la gente que rodea esta candidatura, mis compañeros y compañeras de equipo que son gente tan ilusionada como yo, trabajadora, entusiasta, comprometida. Hace pocos días se lanzó la web de la candidatura, www.marbarcon.es, y ahí nos podéis conocer a todos así como las propuestas en todos los ámbitos y en cada barrio de la ciudad. ¡¡Vamos a por todas!!

Y todo esto combinado con el discurrir de las alegrías y desgracias ajenas del devenir diario. Hoy toda Europa y medio mundo está consternado por la noticia trágica acaecida el martes y que cada día acumula más estupor. Un avión de la compañía Germanwings se estrelló en los Alpes hace dos días. En él iban 150 personas, que han muerto. Las investigaciones, después de encontrar la caja negra y analizarla, dan un giro a las causas del siniestro, que ya nadie se explicaba desde el mismo momento del accidente. Hoy se supo que el copiloto de la nave lo provocó, estrellando el avión contra una montaña.

Ya es duro hacerte a la idea de que una tragedia así ocurra y más aún enterarte de que fue provocada por un hombre joven al que a día de hoy se le consideraba perfectamente normal. No puedo ponerme en la piel de algún familiar cualquiera de las víctimas porque dejas a un padre, a un hijo, a una hermana, a una abuela en el aeropuerto y antes de que llegues de vuelta a tu casa se ha muerto, desaparecido de tu mapa vital. Las televisiones emiten programas especiales sobre el siniestro, pero he notado una humanización mayor de las noticias sobre ello que en tragedias similares anteriores. Te enteras de protocolos de seguridad de las aerolíneas, de estadísticas de siniestralidad (1 de cada 4.400.000 vuelos tiene un siniestro, lo que certifica que sigue siendo el medio de transporte más seguro),  de pruebas y exámenes de idoneidad que pasan los pilotos, de las pautas a seguir por controladores y personal en tierra cuando un avión tiene problemas en ruta... Pero lo que la mente de cualquier ser humano no puede llegar a entender es qué motivos tiene un joven de 28 años para autoinmolarse y llevarse con él 150 personas de la manera más trágica que te puedes imaginar.

En los últimos meses hemos visto escenas en informativos que demuestran lo más atroz de un ser humano contra otro. Es como si reviviesen aquellos fanatismos de culturas pasadas que hacían sacrificios humanos porque realmente creían que había que contentar a los dioses o purgar una afrenta y cosas similares. Después de 4000 ó 5000 años parece que volvemos a hechos similares, pero en un mundo tecnológicamente globalizado, con educación e información al segundo de cualquier cosa, un hecho así se hace incomprensible. Yo, que tantas veces reivindico el desarrollo de la empatía para mejorar la vida de todos, resulta en un caso así prácticamente imposible. Y no me quiero ni imaginar el estado emocional de cualquiera de los padres de uno de los alumnos de secundaria alemanes que volvían de un intercambio en Cataluña. ¿Qué le pasa a nuestra sociedad, a esto que llamamos "mundo civilizado"? Y claro, pregunta obligada: ¿qué generaciones estamos educando? 

Este suceso traerá nuevas informaciones, habrá nuevos planteamientos, nos hará revolvernos un poco la conciencia. ¿Servirá para conseguir un mundo mejor? A veces, estando en clase con mis alumnos, veo actitudes o respuestas que vienen completamente cargadas de ningún valor moral. También es verdad que sí encuentro cosas positivas, pero actitudes de deshumanización entre las personas aumentan, siendo sustituídas por la banalización hacia otras cosas. Veo que se quiere más y se tiene más aprecio a un objeto (no siempre, cuidado) que a una persona; que es más importante lo material que lo emocional y lo humano. Porque también los medios se encargan de ello. Noticias políticas derivadas de la crisis, la publicidad que nos mete por los ojos marcas de moda, la vida ficticia de personajes famosos, ya sea deportistas encumbrados a la gloria, gente de la calle en el famoso, etc. Precisamente, a raíz del accidente de avión, una serie de personajes sin materia gris empezaron a publicar "tuits" ofensivos hacia la gente muerta en el siniestro, referidos a su origen territorial, o también reclamando la emisión de un programa "basura" del que se nutre nuestra televisión más chabacana. Y no es de extrañar. Yo tengo niños y niñas así en clase, que son granero de "grandes hermanos", "tronistas" o incluso "hermanos mayores".  No sólo yo, sino más compañeros de profesión vemos casos en que a unos padres hay que decirles: "o le ponéis límites y valores a vuestro/a hijo/a o cuando tenga 14 años os echa de casa".

En fin, la vida sigue y continúa a pesar de desgracias y dolores ajenos. Se crea como una zona de confort exclusiva en la que cada uno se va aislando más de su entorno, se aparenta vivir feliz alternando con amigos que no lo son, se compran cosas que son totalmente innecesarias porque las campañas de marketing nos hacen creer que son imprescindibles, cuando lo que realmente importa es sentir el calor de los que quieres a tu lado, los arrumacos de mis hijos, un paseo por un entorno natural, una buena lectura o una charla pausada tomando un café con un amigo. Es una filosofía de vida, un cambio de conceptos y que me gustaría transmitir a los que me rodean: hijos, alumnos, compañeros, familiares. Esto sí que es una tarea quijotesca, pero ¿quién dijo que la vida no son retos?






1 comentario:

  1. ¿Sabes lo más triste? Que ha sucedido con un alemán en una aerolínea alemana...

    Si llega a suceder con un piloto español en una aerolínea española, ya sabes que todo sería diferente (experiencia personal mediante con la misma aerolínea, hace unos años: los alemanes empezaron a echarle la culpa a la parte española de un problema de booking y al final resultó que era culpa de los teutones).

    Quizás eso es lo que más duele (y ni te cuento si el alemán hubiera sido de origen turco o de cualquier otro origen no alemán: "conspiranoia al poder").

    ESE es el mundo en el que yo vivo...

    ResponderEliminar