lunes, 9 de febrero de 2015

¡A POR EL VOTO!

Ya estamos en el año del cambio. O por lo menos eso es lo que dicen la mayoría de los políticos de este país. Tras la irrupción de Podemos en todos los saraos políticos, las aguas andan revueltas en tertulias, empresas de estudios de opinión, ejecutivas de partidos y demás intríngulis de poder. Hace pocos días, una cena "secreta" entre dos pesos pesados del PSOE (Bono y Zapatero) con el líder de Podemos, Pablo Iglesias, servían para poner en tela de juicio el liderazgo del Secretario General de los socialistas, Pedro Sánchez, aunque luego quedó más que claro tras las declaraciones de Bono en un programa de televisión. La cuestión es que a este hombre lo hemos escogido los militantes de base y parece que a alguno de los históricos del partido le sale urticaria cuando la masa decide. Pues por el momento es lo que toca. Las encuestas le dan a nuestro partido cada vez menos votos, pero sin embargo Pedro Sánchez es el político más valorado de España.

No está mejor el Partido Popular, embarrado hasta las cejas con todos los casos de corrupción habidos y por haber. Aún así, las encuestas le siguen dando ganador de las elecciones, en algo que tiene que resultar incomprensible para el ciudadano medio europeo y que pone a los españolitos como ciudadanos de costumbres y sin demasiadas luces para razonar políticamente. El PP saca pecho de todo esto hablando de que la economía ya empieza a notar la recuperación de la crisis. ¿Dónde? porque los datos del paro aumentaron en enero y esas subidas que tanto prometieron en pensiones y sueldos se han traducido en bajadas de cotización al IRPF y aumento 0. Es para enmarcar leer una carta en el periódico de una jubilada que ha visto cómo su pensión se incrementaba en 0,84 € (sí, sí, leen bien, 84 céntimos) en el primer mes del año. El PP huele a podrido por los cuatro costados, teniendo que salir el ex-presidente Aznar en el congreso del partido (¡virgencita, virgencita, que me quede como estoy!) diciendo que ahí está él, para lo que haga falta. ¡¡Temblad, españoles!!

Tenemos en estos momentos a Podemos crecido al máximo después de la victoria del "hermano griego" de Syriza. Grecia ha sido cabecera en todos los informativos europeos por la patada en el culo a Merkel, la "troika" y demás gerifaltes económicos del continente. En dos semanas alguna medida adoptada por el nuevo gobierno griego ha chocado tanto que no se prodigan que digamos en actuaciones de izquierda: un gobierno sin mujeres y una alianza con un partido de derecha nacionalista. Bueno, habrá que darles los 100 días de prueba a ver cómo evolucionan. El caso es que los líderes de nuestra rama populista están ya también salpicados de cierta desconfianza: Monedero con sospechas de fraude fiscal y algunos otros con actuaciones cuanto menos, dudosas. A nivel local la organización de esta nueva alternativa política está teniendo bastantes problemas porque muchos simpatizantes quieren alcanzar cotas de poder sin saber realmente a qué se exponen. En A Coruña se llegaron a formar hasta 4 corrientes y en Lugo tuvieron que sacar del partido a uno que era falangista y que quería traer a todos a raya. En fin, una mezcolanza que puede ser bastante peligrosa de cara a acceder a las instituciones.

Por último, la ya casi extinta Izquierda Unida ha sido quién ha pagado el pato de toda la división de la izquierda. Su líder nacional, un joven de 31 años que prometía, no parece afianzarse en una estructura que tiene grietas por otro asunto sospechoso de corrupción de la líder madrileña, que acabó dejando el partido y parece arrimarse a Podemos (siendo además la pareja sentimental de su líder). Yo creo que al final IU acabará absorbida por Podemos y dios dirá.

El caso es que estamos en un año con cuatro citas electorales: elecciones anticipadas en Andalucía; elecciones municipales y autonómicas en mayo, elecciones anticipadas en Cataluña en septiembre y elecciones generales en noviembre. Desde luego que las cosas cambiarán porque lo que está claro es que no habrá mayorías absolutas salvo casos puntuales y serán necesarios muchos pactos y mucho consenso.  Los pequeños partidos como UPyD, Ciudadanos o los partidos nacionalistas y regionalistas pueden ser en muchos casos las pretendidas "novias" que faciliten (o no) la gobernabilidad en ayuntamientos, autonomías y tal vez el país.

En mi caso, afiliado al PSOE como muchos sabéis, estoy apoyando a la candidata a alcaldesa de mi ciudad. Con varios compañeros y compañeras estamos visitando al pequeño comercio, denunciando con acciones simbólicas el deterioro de los barrios de la ciudad o la tala de árboles indiscriminada que ha hecho en la legislatura el gobierno del PP, aparte de dar a conocer a todos los ciudadanos el programa que hemos elaborado. Es muy sorprendente comprobar cuando te pones a hablar con los vecinos o los comerciantes que todavía hay mucha gente desconfiada, que les cuesta expresar sus ideas y proposiciones políticas, gente que te apoya y gente enfadada (y con razón) que acaban diciéndote "todos son iguales".  A mí esa frase me mata porque cuando pienso en la época en que mis abuelos fueron represaliados por sus ideas de izquierda y que el partido que está en el gobierno de la nación, de la comunidad autónoma y de la ciudad no haya nunca condenado ni manifestado su oposición pública a la dictadura franquista, pues qué queréis que os diga, iguales no somos. El único partido democrático que no ha pasado una transición en España es el Partido Popular, ya que muchos de sus dirigentes estaban en estructuras orgánicas del anterior régimen y no sufrieron ningún tipo de represalia política por sus ideas. Es el paradigma de partido demócrata cristiano que, a mi modo de ver, debería evolucionar un poco. De hecho su cabeza más visible, el presidente del Gobierno, es de lejos la persona de más edad al frente de uno de los grandes partidos de España cuando lo que sí se palpa en al ambiente político es que tenemos que meternos de lleno en una nueva etapa democrática que encabecemos los que tenemos 40- 50 años y que no votamos la Constitución de 1978. El rey Juan Carlos accedió al trono cuando tenía 37 años, hoy el rey Felipe VI tiene ya 47 y acaba de ocupar el trono; Suárez, artífice de la transición, tenía 44 años cuando llegó a Presidente del Gobierno; Felipe González tenía 41...

Y sí, claro que hay diferencias entre un partido y otro, aunque muchos se empeñen en etiquetar al PP y al PSOE como iguales. ¡Ni de lejos! La forma de enfocar las cosas y de entender los derechos y libertades individuales son desde luego muy diferentes: la defensa de lo público que defiende el PSOE en los servicios fundamentales (educación, sanidad, asistencia social...) frente a la privatización que abandera el PP, con toda la filosofía que subyace detrás y que es muy difícil de explicar en un post, pero que se entiende. Como oí decir a un compañero de partido que se presentó a las primarias en la agrupación local de mi partido, si pactaría con el PP si llegase a la alcaldía, la respuesta fue clara: 

- "Hombre, podemos ponernos de acuerdo en cosas banales como de qué color ponemos las farolas o las papeleras de la ciudad, pero nunca en un pacto de gobierno porque nuestro ideario es completamente contrapuesto". 

Es totalmente cierto. En este país parece que está prohibido pactar, cuando debería ser lo habitual para facilitar la gobernabilidad, lógicamente cuando no se renuncie al itinerario fundamental de la ideología de cada partido. En la transición hubo pactos de fuerzas más antagónicas que las que hay ahora y la Historia demostró que fue lo correcto y necesario para el momento que se vivía entonces. 40 años después es otro momento que requerirá consensos más que necesarios porque otras amenazas acechan desde fuera del país, recordad lo que publiqué tras las matanzas de París. (Nota: es difícil ser más explícito con el contenido de este párrafo, pero podría serlo. Que cada lector lea un poco entre líneas).

En fin, que toca captar votos de donde sea porque la disputa electoral estará muy reñida. No hay un ganador claro de ninguna de las elecciones y las encuestas cambian de un día para otro. Pero... ¡atención! Escojamos con cabeciña, pensando no sólo en 4 años sino en que muchas de las cosas que se hagan por el partido que gane afectará al futuro de nuestros hijos, a su educación, a su empleo, a sus derechos y prestaciones, así como al del resto de los ciudadanos en mayor o menor medida. Desde luego que 2015 será intenso políticamente hablando, a ver si para febrero de 2016 hago un post que recuerde lo que puse hoy y contando la situación que estemos viviendo. El poder lo tenemos con nuestro voto, así que pensémonoslo bien.





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