sábado, 10 de enero de 2015

20 MUERTOS

No se puede decir que 2015 haya empezado demasiado bien. No llevamos ni diez días y los últimos tres han sido una pesadilla para Francia y sus habitantes, para el mundo entero. De nuevo los ataques terroristas similares al 11-S de Nueva York, al 11-M de Madrid o a los de Londres han dejado consternado a medio mundo. Esta vez ha sido París y el ataque se ha llegado a ver prácticamente en directo. La ejecución por parte de un terrorista de un policía herido tumbado en una calle de París será una de las recordadas de los muchos ataques terroristas que ha habido en las últimas décadas, a pesar de que alguien diga que es todo un montaje (???!!!)

El terror extremista vinculado a la religión ha vuelto. Y de nuevo viene del Islam, llegando a producirse una islamofobia que es difícil ya de remediar. A los pocos minutos de la matanza de los periodistas de París y de los policías empecé a ver en Facebook y whats app mensajes de "hay que matar y acabar con todos los musulmanes". El caso es que eso es lo que piensa mucha gente que está harta de ver ciudades occidentales llenas de personas que no son nativas del país y en muchos casos con vestimentas típicas de la religión islámica y que generan mucha desconfianza. Siempre recordaré un día en hora punta en la estación de Utrecht ver a una mujer completamente vestida de negro y a la que sólo se le podían ver los ojos y a unos metros de distancia a su marido (supongo) con una barba también muy característica de su cultura, un turbante... y la sensación de inseguridad que me produjo porque su imagen era tal la de una "viuda negra" a punto de inmolarse en nombre de Alá o del que sea. ¡Qué difícil es entender determinadas ideologías!

¿Cómo se pude llegar a tal grado de "comedura de tarro" que tienen estas personas de conductas y pensamientos tan extremistas? Y cuando ves que adolescentes de Austria, de Holanda... dejan todo en su mundo para ir a "servir" al Estado Islámico, a "Boko Haram", a Al Qaeda... convencidas de que lo que hacen es lo correcto, te preguntas: ¿qué estamos haciendo mal? ¿cómo puede ocurrir algo así? Ejecuciones de periodistas occidentales degollándolos "on-line" al más puro estilo medieval, secuestros de niñas y adolescentes en sus propios países, torturas, violaciones... ¿en nombre de Alá? No creo que Alá esté contento con esto.

La condena unánime por parte de todo aquel que se considere racional llegó a París desde todos los lugares del mundo. Pero el problema está ahí. Sigue habiendo gente fanática, apoyada por otra gente detrás, que está dispuesta a inmolarse llevándose por delante a 10, 100 o 1000 personas sin ningún tipo de remordimiento. Y pueden estar viviendo en el piso al lado del tuyo o compartir con ellos vecindario. Yo no creo que sea un problema de permisividad de las leyes occidentales ni de leyes migratorias. Simplemente el problema lo tiene quien piensa así. He conocido gente musulmana, creyentes de su religión pero integradas totalmente en la sociedad en la que viven y que incluso dan más ejemplo que muchos de nosotros en determinadas situaciones. Recuerdo al padre de un alumno mío de Amsterdam que me comentó que él había venido a Galicia como voluntario cuando fue la tragedia del "Prestige". Se habían organizado varios en su trabajo en Holanda, cogieron un vuelo y se plantaron en la Costa da Morte a recogernos el chapapote, mientras muchos en los pueblos se frotaban las manos por el negocio que se avecinaba.

No es fácil tener sentimientos de odio o desconfianza ante el Islam después de los muertos de estos días en París, pero tenemos que ser racionales y no caer en lo fácil, en decir que "yo los mataba a todos" porque eso genera más violencia. El caso es que Occidente, en muchos casos, también ha cometido atrocidades en países árabes sólo por dinero, ¿o es que la guerra de Irak no se hizo por petróleo? ¿Por qué, por ejemplo, no se entra "a saco" en Corea del Norte cuando se ve y se sabe que la población está pasando graves penurias en un régimen completamente hermético, dictatorial y sanguinario? Porque no interesa económicamente, no hay petróleo y allá ellos. Es la doble moral de Occidente, la misma que dejó que en los Balcanes, por ejemplo, se matasen a diestro y siniestro entre ellos en los 90 porque no interesaba económicamente... En fin, qué triste.

Lo que está claro es que el impacto social y moral que genera esto en la población es total. Después de ver los aviones chocando contra las Torres Gemelas o los trenes destrozados de Madrid las cosas cambian. Ver las imágenes prácticamente en directo te deja una sensación de perplejidad y de "no puede ser" que te revuelve el pensamiento. Lo mismo ocurrirá con la ejecución del policía de París que, paradójicamente, era también musulmán. Lo triste es que me da que tendremos más episodios de estos en lo sucesivo porque hay esa voluntad de inculcar ideas integristas en un sector radical musulmán y que llegan a pedir "Guerra Santa" contra Occidente. Y sinceramente veo difícil negociar con aquellos que no atienden a razones, que sólo atienden a una fe y tienen el cerebro totalmente anulado por una idea totalmente errónea pero de la que están completamente convencidos.

¿Alguien puede dar una solución o nos encaminamos realmente a una nueva confrontación mundial? ¿El equilibrio geopolítico ya no pasa por la dualidad Este - Oeste como fue en los 70 y 80 y estamos ante un Norte - Sur, un norte democrático y aconfesional frente a un sur dictatorial e islamista? En el fondo no deja de ser una manifestación más de un fanatismo religioso que también tuvimos en España, en Francia, en Holanda, en Portugal... cuando íbamos colonizando tierras nuevas allá por los siglos XV ó XVI, matando a diestro y siniestro "en nombre de Dios", con el terrorífico Tribunal de la Inquisición que torturó, ejecutó y quemó en las hogueras como hacen hoy en muchos países islámicos  ahorcando homosexuales, lapidando adúlteras, tapando a las mujeres con burkas o degollando periodistas occidentales. Como tengan que pasar aún cinco siglos, lo llevamos claro en Occidente.

En fin, el único consuelo es solidarizarse con los periodistas asesinados por la libertad de expresión, con sus familias y las de los policías y las de los rehenes y sólo cabe tener cordura para que esto no vuelva a ocurrir. 


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