viernes, 27 de junio de 2014

FACEBOOK

Dicen que la mejor red social es una gran mesa en la que te sientas con los amigos de toda la vida a charlar, tomar café o unas cañas, compartir una comida o una cena. Y yo creo que es cierto. El caso es que en este mundo cibernético la existencia de redes como Facebook, Twitter, Linkedin, Instagram... y otras más nos está cambiando la manera de relacionarnos. 

Yo tengo perfil en tres redes: Facebook, Twitter y Linkedin. Esta última no la uso; Twitter llevo usándola poco más de un mes y la que más visito es Facebook, que se ha convertido en el escaparate de muchas de mis vivencias, a la par que este blog. A veces me paro a pensar para qué me sirve colgar tal o cual vivencia, pero gente que está lejos sabe un poco más de mí gracias a ello. Al mismo tiempo me doy cuenta de la pérdida de intimidad que supone, pero bueno, no pongo nada que no se pueda saber y desde luego lo que considero más íntimo o personal ni se me ocurre ponerlo. Veo que muchos de mis contactos, por ejemplo, ponen fotos de sus hijos. Yo ni loco, aunque sí hay una que un conocido ha subido y como no se ve mucho pues la he dejado. Sí me gusta poner enlaces a este blog, fotos de mis viajes o experiencias y luego está todo lo que compartes por verlo en los muros de tus contactos, en muchos casos historias curiosas, tal vez alguna falsa, noticias sorprendentes o vídeos impactantes. Pero sí que a veces me cuestiono si realmente todo eso lo lee alguien. Mis contactos ven mi perfil, dan al "me gusta", comparten en sus muros y sigue la rueda.

Sin embargo, me gusta ver más la página de inicio general. Allí te encuentras de todo y te sirve para tener una opinión del que comparte su experiencia o una frase bonita, una foto, etc. He llegado a pensar que hay personas que se pasan horas delante de su pantalla porque lo cuelgan TODO, y cuando digo "todo" es todo. Uno de mis contactos tiene un perfil en el que a veces me encantaría decirle directamente, "tío, tú eres tonto". Tranquilos, no es un familiar ni un amigo íntimo, de hecho ni le conozco personalmente pero lo tengo porque es amigo de varios amigos y a nivel profesional es una persona bien considerada, con buena formación, pero con las tonterías que pone en su perfil te entran ganas de cogerlo por la pechera y explicarle un par de cositas de lo que es la vida real. Evidentemente, no diré su nombre.

Aparecen también aquellos que me mandan aplicaciones: "Juega a Candy Crash", "Instala Mi Cumpleaños"... Mi impresión es de que cada nivel que pasan del juego en cuestión lo tienen que exhibir para que les digamos "¡Muy bien, colega, eres el pistolero más rápido!" o "¡Ala, qué bien cuidas tu huerto!". No sé, puedo llegar a entender que te entretenga unos minutos, pero recibir tres o cuatro veces al día invitaciones para añadirte al juego, me parece ya una adicción. De estos contactos debo tener más de 10 y si alguna vez le he dado a la instalación desde luego ha sido por desconocimiento o impulso.

Luego están los grupos, algunos abiertos, otros cerrados, otros secretos... Ahí te centras más en tus intereses, tus hobbies o tu familia. Hemos creado un grupo familiar a raíz del cumpleaños de nuestra tía Admirable para tener en contacto a la familia Arias, la rama familiar de mi abuela materna. Y ha sido muy buena idea porque hemos visto fotos antiguas que los miembros colgaron, conocimos nuevos familiares, vimos bodas, graduaciones, recordamos laos que no están... pero cuando ves noticias de grupos que se llaman "Señoras que suspiran al sentarse" ó "Yo también le di mi energía a Goku" pues siento que es una muestra más de que a la gente le hace mucha falta la red social de la que hablé al principio, la de la mesa con los amigos.

Curiosamente, esa situación la viví hace poco más de una semana en Lugo y fue gracias a Facebook. Se podría decir que la red oscila virtual me ha ayudado a retomar la red social real. Hacía 20 años que  había perdido la pista de unas buenas amigas de la infancia y la juventud y el domingo del "Arde Lucus" me invitaron a comer en Lugo. Recordamos viejos tiempos, vimos cómo nuestras familias han cambiado y me llamó la atención mucho una cosa: que a pesar de los 20 años pasados nos tratábamos como si no hubiese pasado tanto tiempo, con la misma confianza, con el mismo humor y con la misma admiración. Esas cuatro hermanas tienen también perfil en el Facebook virtual, pero como las horas que pasamos en la mesa entre pulpo, empanada, café y postre no hubo sensación más agradable.

Así que espero que la gente no se olvide que somos seres sociales pero reales, no virtuales. Cuando estaba en Amsterdam se publicó una noticia de un joven que apareció muerto en su apartamento después de una semana y nadie lo había echado en falta, a pesar de tener más de 800 amigos en Facebook. Triste, y confío en que ese no sea el precio que haya que pagar por avanzar tecnológicamente. 


viernes, 20 de junio de 2014

OUTRO FIN DE CURSO CON MOITAS EMOCIÓNS

É o que ten esta profesión que tanta envidia dá ao resto de cidadáns, non só polas vacacións senón tamén polo que se vive día a día nas aulas. Ser titor dun grupo de alumnos fai que te impliques emocionalmente con eles, teñan a idade que teñan e iso pasou de novo este curso igual que hai catro anos cando deixei Ordes. 

Hoxe remataron o curso miles de nenos e nenas de toda España, mais non cabe dúbida que eu estiven pendente principalmente de 30: os meus dous fillos, loxicamente, e os 28 rapaces da miña titoría de 4º A do CEIP "Juan Fernández Latorre" da Coruña. Sabía xa dende hai días que hoxe sería un día especial e para recordar e que tería que aguantar moito as emocións porque o vínculo creado con eles ao longo do curso foi moi grande.

Dende os primeiros días aló por setembro, despois do retorno inesperado de Holanda e nas condicións persoais tan dramáticas coas que regresei, sabía que ese grupo sería para min a miña mellor terapia. Sempre para un mestre o máis importante no seu labor é empatizar co seu grupo e coido que para iso só fixo falla un par de semanas. En poucos días o noso grupo xa tiña a súa personalidade, as engranaxes funcionaron perfectamente e iso que os entendidos chaman "feeling" e que nós podemos definir cunha palabra moi galega como AGARIMO, foi unha das bases do bó facer que tivemos todos, eles e máis eu.

Pero por suposto, igual que en Ordes, noto dende hai anos que unha relación mestre-alumnos non funciona se non hai unha base que vén da casa, unha primera educación que se dá na familia e que ten o seu piar fundamentalmente no respecto e na confianza que os pais e as nais depositan nos docentes. Aquí tamén existiu e se estiven feliz coa miña "tribu" tamén me sentín moi respectado no meu traballo polas súas familias. Xente da miña xeración, cos mesmos intereses ca min como pai, nalgún caso xa amigos de hai tempo (Gloria, Juan...) e outros feitos agora (Olga, Pablo...), residentes no barrio. ¿Pódese estar mellor? Coido que non.

E o último día chegou. Os nenos xa levaban uns días nervosos e hoxe as emocións, esas que tanto hai que traballar na escola, manifestáronse con bágoas de moitos deles, con bicos, con apertas, con escritos, con agasallos. Perdoade por citalos, pero oír entre bágoas decir a Marco ou Icía, "Alfonso, non quero que te vaias", non pode ser máis gratificante para min como docente, pero tamén as apertas sentidas de Héctor, as meixelas coloradas pola emoción de Noelia ou o escrito de Omar nunha folla improvisada de firmas de todos eles poñendo "¡¡Gracias por hacerme reir cuando lo necesitaba!!".

Todos temos momentos duros en 10 meses de curso, eles dende a súa perspectiva de nenos coa que hai que conectar. Algúns sufriron a perda dun ser querido, outros unha nova situación familiar, pero tamén a chegada dun irmán ou irmá, a superación dos seus pequenos obxectivos infantís ou simplemente avanzar nas Matemáticas pouco a pouco ou na expresión escrita. Pasámolo moi ben coas curiosidades viaxeiras do "profe", coñecendo pintores, recitando a Rosalía, falando holandés, nas actividades complementarias, nas saídas do centro, nos aniversarios comendo bombóns ou galletas, e vestidos de romanos!! En fin, desfrutamos aprendendo e estou seguro que tanto eles coma min, o curso 2013-14 recordarémolo porque aprendimos non só coñecementos, senón tamén outras cousas máis difíciles de valorar e que son o fundamento da nosa EDUCACIÓN e do noso xeito de vivir. Pedagoxía si, pero con moito, moito cariño.

Por sorte, vivimos todos no barrio, saberei da súa evolución, vereinos medrar e seguir co seu proceso de desenvolvemento vital. Nin que decir ten que todos e todas terán algo polo que ser recoñecidos cando sexan adultos e ¿quen sabe?, a vida dá tantas voltas que se cadra volveremos a convivir noutras circunstancias. Sorte, moita sorte a todos, sei que seguiremos en contacto e que, por todo, son eu o que teño que dar as GRAZAS por coñecervos e facerme tan feliz. ¡¡BÓ VERÁN!!


jueves, 19 de junio de 2014

DÍA HISTÓRICO: FELIPE VI, REY DE ESPAÑA

Cuando de pequeños estudiábamos Historia, siempre estábamos un poco obsesionados con las fechas. Allá por la EGB estudiábamos en Sociales los períodos más importantes de la Historia de España y, aunque había malas lenguas que decían que se estudiaba la lista de los reyes godos (yo en mi vida los supe), sí que a partir de los Reyes Católicos más o menos conocimos todos los reyes que reinaron en nuestro país.

Los momentos imperiales de Carlos I (y V de Alemania, la coletilla nunca faltaba), de Felipe II, III y IV y la insubstancialidad del último rey de los Austrias, Carlos II "El Hechizado", del que todo el mundo sabía que era discapacitado y murió sien descendencia. De ahí a la Guerra de Sucesión, la que acabó en Utrecht, y que trajo a los Borbones franceses a España, poco tiempo. Los reyes ilustrados llenaron nuestras cabezas de lugares emblemáticos de Madrid (la puerta de Alcalá, el Museo del Prado...) y de cuadros que son obras maestras pintados por Goya. Continuaron las guerras napoleónicas, las idas y venidas de monarcas absolutos y tiranos que dieron algunas oportunidades a la República hasta que a finales del s. XIX los Alfonso XII y XIII nos acercaron un poco a la época que empezábamos a vivir como niños y adolescentes.

La II República, la Guerra Civil y la dictadura franquista era lo más cercano que oíamos de boca de nuestros abuelos y padres, viviendo los últimos días de un dictador maquiavélico, tirano y trasnochado en la década de los 70. Recuerdo como si fuese hoy el día que murió, las colas en el Palacio Real, su entierro en el tétrico Valle de los Caídos y la proclamación de Juan Carlos como rey de España en el Congreso. Hoy hemos revivido esa imagen, después de otros casi 40 años y desde luego el escenario no es el mismo. Tengo la consciencia de que, a pesar de las circunstancias económicas, los libros de historia de dentro de 100 años (o las tablets en las que estudien nuestros jóvenes allá por 2100) tendrán el 19 de junio de 2014 como la fecha de inicio de una nueva etapa marcada por el inicio del reinado de Felipe VI.

No sabremos si España seguirá llamándose así, si tendremos una monarquía parlamentaria como forma de Estado o tendremos una república, si los descendientes del nuevo rey vivirán en este territorio de la "piel de toro"... pero seguro que se hablará en los libros de lo que fue un reinado que empieza hoy en unas circunstancias muy distintas a las que vivió el anterior rey Juan Carlos I. Lo que sí sé es que Felipe VI es el rey de las personas de mi generación, de los que tenemos la misión de dejar a las generaciones futuras, a los nacidos ya en el s. XXI como mis hijos, una España diferente a la que tenemos hoy. Está claro que bajo un régimen parlamentario un rey no gobierna ni manda ni impone, pero aunque haya alternancia democrática en el gobierno del país, los años que pasen serán recordados como los del reinado de Felipe VI. Hoy todos los informativos hablaban del relevo generacional, necesario para sacar el país adelante. Desde la celebración en mayo de las elecciones europeas, con la irrupción de nuevos partidos políticos, nuevas caras y posteriormente la abdicación del rey Juan Carlos y la proclamación hoy del nuevo rey, la gente tiene la sensación de estar viviendo un cambio de etapa.

Se reclama un referéndum para escoger entre monarquía y república. Yo creo que llegará, pero a pesar de la mala imagen de los últimos años de la Casa Real Española, hoy mucha gente, incluso republicana, hablaba de darle la oportunidad al nuevo rey, básicamente porque sin duda alguna es el mejor formado de la historia para ejercer ese cargo. Tal vez, debido a este posible referéndum, no llegue a muchos años su reinado, pero sí que tiene por delante retos muy difíciles, ya comentados en el post anterior. No cabe duda que es una persona respetada en muchos países del mundo, especialmente en Iberoamérica, que se le ve en algunos aspectos más cercano que a su padre, que ha heredado muchos de los modos de su madre y que, en definitiva, con su matrimonio con la ya reina Letizia (a pesar de muchos), tendrá que modernizar la monarquía y acercarla al ciudadano.

No le envidio, pero sí que tanto yo como todos los españoles mirarán con lupa cada uno de sus movimientos y sus gestos. En los actos de hoy ha habido dos momentos con los que me quedo en el inicio de su reinado: el agradecimiento a su madre, mirando hacia ella en su discurso en el Congreso de los Diputados, y el momento en el que se lleva la mano al corazón cuando saluda desde el balcón del Palacio Real, junto con la imagen de padre cercano y pendiente de la ya Princesa de Asturias, Leonor, como de su hermana.

En fin, época de cambios, nuevos retos y metas para nuestro país y ojalá, de verdad, podamos ir avanzando en este siglo XXI para que cuando le toque a nuestros hijos tomar las riendas les podamos dejar un camino menos pedregoso que el que nos han dejado a nosotros. Si para aquel entonces sigue habiendo monarquía en España, tendremos una reina Leonor (salvo desgracias personales) que representará a una nueva generación de españoles y que seguirán escribiendo la historia de nuestro país. ¡Mucha suerte, Felipe VI!


lunes, 2 de junio de 2014

LLEGÓ LA HORA DE FELIPE... ¿O NO?

El 29 de enero de 2013 publiqué en este blog la noticia de la abdicación de la reina Beatriz de Holanda en su hijo Guillermo. Pocos imaginábamos en aquel momento que una circunstancia así ocurriría en España pocos meses después, pero hoy hemos vivido un momento histórico que se recordará durante siglos. El rey Juan Carlos ABDICA la Corona en favor de su hijo Felipe, que conoceremos como Felipe VI

La noticia saltó a las 10:30 de la mañana. Ya en el colegio, en el recreo los comentarios en la sala de profesores eran un bullicio El rey, posteriormente, dio sus explicaciones basadas en la "renovación generacional"; los críos incluso estaban sorprendidos por el revuelo de los profes y yo les expliqué un poco qué significaba eso. Y como consecuencia, empezaron los debates en todas las cadenas de televisión sobre la figura del rey y su reinado, su sucesor y la posibilidad de un cambio de régimen, proposición que muchos partidos políticos e instituciones de orientación republicana llevan demandando años.

La verdad es que todos coinciden en el tema del relevo generacional. Felipe tiene 45 años, ha sido preparado exhaustivamente para reinar y para ser el Jefe del Estado. La imagen de modernidad, de nuevos tiempos contrasta bastante con la imagen que últimamente daba el Rey, deteriorada también por los escándalos de Urdangarín y de la cacería en Bostwana.

Pero yo creo que no es un simple cambio de rey, es algo que debería tratarse con más interés por parte de toda la sociedad española. Acabamos de pasar unas elecciones europeas donde han irrumpido nuevos partidos con mensajes claros y el bipartidismo ha caído en picado. El nuevo rey tiene por delante una tarea tanto o más complicada que la que tuvo Juan Carlos con la transición. La crisis, las aspiraciones independentistas de Cataluña, la propia imagen de la monarquía, la corrupción política, la Constitución que empieza a estar trasnochada... hacen que sea posible un planteamiento más profundo de cambio que yo llamaría una "2ª transición". Ahora es tiempo para caras nuevas en todos los sectores sociales y actividades públicas. Si Felipe es inteligente, tendría que buscar la manera de propiciar que el Parlamento enfocase una serie de cambios que dejen ya a España definitivamente en el s. XXI.

1º) Proponer su ratificación mediante un referéndum que decida la forma de estado que queremos en España: monarquía o república.
2º) Una reforma del modelo de estado, ya que las competencias de las comunidades autónomas han tocado techo. Cuando tenemos un proceso independentista en Cataluña, es imprescindible caminar hacia un estado federal.
3º) Reformas del sistema parlamentario y de la ley electoral, planteándose la eliminación del Senado y la no existencia de organismos duplicados.
4º) Mejoras fiscales recogidas constitucionalmente, para que todos los territorios de España tengan las mismas oportunidades por sus impuestos, al mismo tiempo que se lucha contra el fraude fiscal y las grandes fortunas que dejen sus impuestos en el país.
5º) La desvinculación de una vez por todas de la Iglesia de cualquier decisión legislativa del Parlamento, afianzando el carácter laico del Estado Español.
6º) Un protocolo que permita eliminar de la vida política a cualquier cargo público que tenga vinculación con casos de corrupción, siendo juzgados por tribunales ordinarios. 
7º) Posteriormente al "marco" común que saliese de esa nueva Constitución, una mejora de pilares básicos de nuestra sociedad: una ley de Educación consensuada y blindada; una asistencia sanitaria  universal y gratuita en cualquier territorio español; un salario social básico para aquellas personas que queden en paro y sin recursos; una ley laboral que defienda al trabajador y garantice sus derechos; una ley de Dependencia que apoye a las familias que tienen algún miembro con una enfermedad "rara" o degenerativa... Hay mucho que reformar y que hacer en nuestro país.

Felipe VI, si quiere garantizar que la monarquía perdure en España y sea equiparable a las monarquías de los países más avanzados de Europa (Suecia, Holanda, Dinamarca...), deberá ser valiente y conectar con su sociedad, especialmente con los ciudadanos de su franja de edad y más jóvenes. Sería el rey de los de mi generación, los que nacimos a finales de los 60 y primeros 70, los que vivimos los estertores de la dictadura, la transición y los primeros pasos de España en Europa. Tiene que ser capaz de meterse a todos en el bolsillo. E incluso cuestionarse su propio reinado sometiéndose a un referéndum que lo legitime definitivamente como rey o, por la contra, que permita la instauración en España de la III República. Sería el inicio de una nueva etapa en nuestro país y la herencia que les dejemos a nuestros hijos. Pero también somos los ciudadanos los que, con nuestros votos, tenemos el deber de elegir adecuadamente los políticos que nos representan y ejercer una democracia coherente, responsable y sobre todo, totalmente libre, en las urnas.

Tal vez sea una utopía, pero yo creo que nuestra sociedad está preparada para ello dentro de un clima de convivencia pacífico. Los nuevos pilares de la nueva sociedad hay que asentarlos bien y si Felipe VI empezase su reinado con la convocatoria de una Asamblea Constituyente, empezaríamos con buen pie. Tengamos esperanza y démosle tiempo para que nos demuestre lo que puede hacer, luego juzguemos y tomemos decisiones responsables.