martes, 14 de octubre de 2014

SIEMPRE VUELVE HOLANDA

No voy a negar que vivir tres años en los Países Bajos ha marcado mi existencia. En muchos aspectos para mal, pero en otros para bien, es inevitable que una experiencia de este tipo condicione aspectos de tu vida que, de no haberlo hecho, probablemente ni siquiera te percatarías de que están ahí, de que convives con ellos y que se pueden mejorar.

Si hay algún lector o alguna lectora que ha seguido este blog desde sus inicios (que los hay), habrá podido percibir que he sido muy crítico con determinadas costumbres, creencias y rutinas que marcan el carácter de los holandeses y son la seña de identidad de los Países Bajos. Sigo pensando igual en muchos de ellos, pero también valoro positivamente otras costumbres, creencias y rutinas que yo experimenté y que me encantaría importar a España, aunque por nuestro carácter es posible que no funcionasen en nuestra cultura. El caso es que no echo de menos los días fríos, las esperas de los trenes, los horarios de comidas, comerciales y del quehacer diario... pero sí estoy siempre al tanto de noticias, comentarios, sucesos que ocurren en Holanda. Si este verano me conmocioné con el atentado contra el avión de Malaysian Airlines en el que murieron más de 200 holandeses, también recuerdo y comento en mis conversaciones diarias con amigos, familiares y compañeros de trabajo curiosidades y otros aspectos de la vida holandesa.

Y me gusta. Es una parte de mi vida y no la quiero borrar. No me arrepiento de haberla vivido, aunque la despedida del país fuese traumática, fueron tres años que supusieron un revulsivo a ideas preconcebidas, un cambio de perspectiva con respecto a otras y un crecimiento a nivel personal para afianzar ideas que ya tenía integradas en mi pensamiento o para adoptar otras nuevas, a veces bastante transgresoras con ideas que tenemos aquí.

Holanda es una dualidad, un "ying yang" que necesita de sus polos opuestos para salir adelante y ser la sociedad que es.  Bajo mi punto de vista un modelo de bienestar a nivel social, pero también un modelo de consumismo y capitalismo agresivo que llega a alienar a sus ciudadanos; una sociedad con apariencia de tolerante en su grado máximo pero que en el fondo es extremadamente hipócrita. No todo está permitido pero eso sí, mientras a mí no me hagas daño, haz lo que te dé la gana, sobre todo si aún encima me reporta un beneficio económico.

Cada poco tiempo aparecen en los medios de comunicación noticias sobre el país. En estos días de ébola he descubierto que también Holanda ha repatriado ciudadanos holandeses que padecían la enfermedad para ser tratados en el país. Seguro que los protocolos de seguridad y para prevenir el contagio han funcionado mejor que en España. Leo también noticias educativas, políticas o de cualquier aspecto relacionadas con Amsterdam o ciudades que yo conozco.

Sigo además en las redes sociales a amigos que dejé allí, españoles y holandeses, desde los que tengo enlazados en el blog como Pelocha o Paquito, algunos padres y alumnos de la ALCE en la que di clase, mis compañeros de trabajo que todavía siguen allí o ya han regresado y también gente que llegó a mí en los últimos meses de estancia allí, como mi último casero y su mujer que a veces me animan con un comentario en mi muro de Facebook. Gente en la que confío, que son inolvidables, que en momentos echo de menos porque fueron mi apoyo, mis "traductores" en momentos de apuro y los hombros en los que lloré todas las lágrimas habidas en mis últimas semanas allí por las circunstancias que determinaron mi regreso inesperado. No cito nombres reales porque ellos saben quién son y lo que significan para mí. Y por supuesto que me gustaría volver para saludarlos, verlos a todos y a todas, darles un fuerte abrazo y sentir su cariño y su amistad. No sólo en Amsterdam, también en Heemskerk, Utrecht, La Haya, Veenendaal, Wormerveer, Arnhem, Mijdrecht, Purmerend... El día a día en Coruña, en mis clases, siempre hay un recuerdo a Holanda, diciendo a mis alumnos alguna palabra en holandés o enseñándoles una foto de mi Facebook, hablando con mis compañeros de partido o de trabajo, etc. 

Fue precisamente el sábado cuando disfruté mucho recordando mis días allí. Conocí al director de una prestigiosa orquesta sinfónica que pasó dos años en Amsterdam, estudiando en el Conservatorio y tocando en el Concertgebouw. Compartir con él las vivencias tan genuinas holandesas y charlar de calles, establecimientos comerciales, el horror de la gastronomía holandesa, las bicis, el transporte, el Rijksmuseum... Era revivir mis andanzas, mis vivencias, mis emociones. Curiosamente tiene apreciaciones similares a las mías y que ya reflejé en el blog, lo cual reafirma que siempre un buen marketing es esencial para generar en la gente la necesidad de tener un producto o hablar bien de algo. Es un poco lo que pasa en Holanda. Son los genios del comercio y "venden" muy bien su producto en el exterior. A ver si aprendemos en España esas "técnicas de mercado" para que nuestra imagen en el mundo se revalorice como merece porque tenemos muchas cosas y buenas, pero somos tan ineptos que nosotros mismos nos inmolamos en los foros internacionales. Si por mi fuese, me negaría a dejar esa "marca España" por el mundo y en cierta parte he contribuido a ello en mis tres años allá, así que a ver si entre todos lo vamos logrando, poco a poco y de manera eficaz, que en eso sí nos ganan por goleada los "tercios de Flandes".

Y supongo que los ciudadanos de otros países que llegan a España también son embajadores de sus costumbres y su cultura y tienen la responsabilidad muchas veces impuesta de dejar "en buen lugar" a su patria. Hace poco tiempo ha conocido a una persona de uno de los países cuyos ciudadanos son considerados en España prácticamente como gente pobre, ladrona, peligrosa... Nada más lejos de la realidad. Son personas que dejaron su país en momentos duros y se embarcaron en la incertidumbre de iniciar una nueva vida en un país desconocido para ellos, al igual que hicieron los españoles que emigraron a Holanda hace 50 años. Gracias a estos nuevos inmigrantes nuestro país avanza, a pesar de que muchos políticos se empeñen en estigmatizarlos, en hacerlos responsables de problemas como el aumento de la delincuencia, las redes de prostitución, el narcotráfico o los homicidios más crueles. Por supuesto que gente deshonesta o malas personas las hay en todas las culturas y países, pero desde aquí rompo una lanza por la interculturalidad, por el intercambio entre los ciudadanos de diferentes naciones, al fin y al cabo todos somos personas a las que en cualquier momento nos "liquidan" con un virus sin tener en cuenta raza, religión, color o especie (que se lo digan a Excalibur). Ahí queda eso, y PAZ para todos.


2 comentarios:

  1. Sobre todo, uno aprende a tener perspectiva de las cosas, aprender a no hacer juicios de valor sin plantearse antes el por qué de algo (las cosas no son como son porque sí, sino que existe siempre alguna premisa que lleva a eso)...

    Sí, son muy comerciantes, pero hay un punto que me agobia: vas a una biblioteca maravillosa (como la de Amsterdam) y ya hay tres restaurantes... Todo siempre lleno de tiendas en todos lados: supongo que es el devenir de la sociedad actual, pero, viniendo de otra cultura, me resulta un poco invasivo (a su vez, lo considero conveniente y práctico, pero todo está en el grado de las cosas)...

    Pero todo lo que debía suceder sucedió: el haber venido a Holanda sólo provocó que ciertas cosas salieran a la superficie de forma más rápida (piénsalo por un instante), así que, todo lo que eres ahora, todo lo que vives, todo lo que te rodea en las condiciones actuales, son el fruto de tus vivencias...

    Disfruta del presente y tenlo en cuenta para el futuro :-)).

    Un abrazo,

    Paquito.

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  2. ¡¡Ya lo creo!! Gracias por seguir leyéndome, yo y mi señor padre también lo hacemos con tu blog. Un abrazo muy, muy grande

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