jueves, 20 de junio de 2013

Esto se acaba...

Estos últimos días en Amsterdam se están pareciendo mucho a los primeros allá por septiembre de 2010. Muchas emociones y despedidas con la gente que ha compartido parte de tu vida en estos casi tres años. Mensajes con mucho cariño, lágrimas y un sentimiento de que, a pesar del sacrificio y del sufrimiento, algo ha merecido la pena. Lo mejor, los niños, los alumnos que te escriben cosas y te aprecian. No puedo nombrarlos pero ellos ya saben quienes son, de Veenendaal (¡qué colectivo de españoles tan entrañable y unido!), de Amsterdam (mis "ángeles de la guarda" seguirán estando ahí), de Wormerveer (discreción y elegancia), de Heemskerk (¡cómo olvidarlos ahora que han alcanzado el "geslaagd!!")... Todos han aportado algo.
 
Y también se ha ido Babieca, mi "caballo de dos ruedas" en este país. Aquí las bicicletas tienen nombre y la mía tenía que llevar un nombre tan español. Es azul y gris y ya está rumbo a España en un camión de mudanza. La verdad es que si se puede definir a Holanda con una palabra esa es BICICLETA, no hay que explicar por qué. Y salir de casa con ella al más mínimo recado es algo que costará hacer en Coruña. Pero se intentará.
 
El martes se han llevado mis muebles para Coruña en un camión de mudanza y etos días estoy como un turista, con dos maletas y lo imprescindible hasta el sábado 29. La cuenta atrás definitiva ya ha empezado y creo que se hará muy corta. En el piso hay una sensación de amplitud inusual, faltan muchas de mis cosas que tendrán que buscarse un nuevo asentamiento al llegar. Es una sensación difícil de explicar porque es ver que llegas al final de una etapa que además en esta ocasión también incluye el final de una etapa personal.
 
La rutina de estos días cambia, voy menos al supermercado para no dejar muchos alimentos aquí, intentando comer lo que ya tengo en casa o comiendo más fuera de casa, aunque me harta. Más uso del transporte y del "coche de San Fernando". Clima agradable, 26º algún día aunque se avecinan tormentas. Y tampoco tengo  mi ordenador, os escribo desde un portátil perteneciente a la Agrupación.
 
Y tengo más ganas que nunca de llegar. Me espera un futuro un tanto incierto, adjudicación de un nuevo destino profesional, espero que cerca de Coruña, una nueva organización vital y otras relaciones sociales. Se produce la paradoja de que ante esas ganas de llegar la incertidumbre me causa inseguridad y cierta ansiedad porque, a pesar de estar cerca de los que me quieren, mi nueva situación no es deseada y, básicamente, no me gusta. Pero la vida es así y hay que afrontarla como viene, siempre tengo que tener la perspectiva de que hay gente que está peor que yo y quejarse sería una indecencia.
 
Así que nada, esperando que pasen los días, finalizando el curso rodeado de papeles y documentos que en muchos casos me da la impresión que no sirven para nada, pero que hay que hacerlos. Y todo esto con una mezcla amarga por los que se van y tardarás en volver a ver pero también con la satisfacción de haberlos conocido y con el aprendizaje que te han aportado. En definitiva, en la vida no dejas nunca de aprender, aunque sea con los golpes más duros que te pueden dar. Y siempre hay que sacar lo bueno de todo lo que ocurre, sacudirte los rencores y poner una sonrisa que deje "k.o." a aquellos que te quieren herir o poner zancadillas, aunque hay que ser honestos, poca gente he encontrado por aquí que lo haya intentado hacer.
 
Pues nada, que seguimos, poco a poco y que en nada estaremos de nuevo "na terriña", no os podéis imaginar lo que puedes echar de menos lo que quieres cuando estás lejos y cuánto lo valoras, así que como Galicia y lo que tenemos ahí, no existe nada. Biquiños a todos.
 
 

jueves, 13 de junio de 2013

RENOVACIÓN

Es difícil sacar fuerzas para mantener el blog cuando estás bajo, muy bajo, tanto como estos "Países Bajos" que me han acogido casi tres años. Estoy intentando cerrar el curso con dignidad, dejar todo el papeleo y burocracia listo para la persona que me suceda y cerrar un capítulo de mi vida, un capítulo que termina de manera muy amarga.

Cuento los días del calendario hasta el día 29, que es cuando regreso. "San Vueling" directo a Alvedro ya opera para esas fechas y visualizo el momento de cerrar la puerta de casa con mis maletas y encaminarme a Schiphol para facturar, embarcar y en poco más de dos horas volver a ver el Faro, el que siempre alumbra y que espero lo siga haciendo conmigo en esta etapa que empiezo a vivir.

Tengo momentos de racionalidad, de pensar que el futuro es positivo y que traerá cosas buenas, pero también es necesario dejar el pasado y ahí surge lo emocional. Cuando tu vida da un giro inesperado de 180º y no puedes agarrarte a lo vivido en los últimos más o menos 20 años, la mitad de tu vida, te sientes fracasado. La sensación de fracaso personal es enorme, planteándote realmente cómo eres como persona y sobre todo POR QUÉ eres así. Todo eso que llevamos dentro y que no nos gusta sale a flote para intentar una renovación como ser humano que, a día de hoy, no la veo cercana por lo difícil que se presenta.

También siento que el fracaso es con los demás, con las personas que te quieren, que te han querido y a las que no les has sabido dar lo que demandaban. El fracaso social, en las relaciones con los otros, también me hace sentir muy mal, sin ver la luz al final del túnel, aunque muchos me dicen que sí la hay y que todo se cura. Seguro, pero yo aún no lo veo, y pasará tiempo hasta que lo encaje todo me encaje todo.

Durante estos dos últimos meses también he tenido momentos de sensación de fracaso en lo laboral. De no haber sabido llevar a cabo mi profesión como debería. Sé que hay personas que me leen que no están en absoluto de acuerdo con esto que digo, pero de verdad os digo que también me he planteado si mi trabajo como maestro ha sido fructífero. Tanto en España como aquí. He dado clase en muchos lugares distintos y he dejado huella en muchos alumnos, lo sé, para bien y para mal. Es evidente que nunca puedo agradar a todos pero hay momentos en que yo mismo soy tan autocrítico que llego a plantearme si realmente esta es la profesión que deseo. Siempre quise ser maestro, siempre quise enseñar lo que sé, pero también siento que muchas veces no he sabido hacerlo. Es muy triste y doloroso darse cuenta también que he tenido éxito con mis alumnos pero no con los que están más cerca de mí. 

A pesar de todo, hay gente que está ahí, muy pendientes de mí. Papá, mamá están demostrando que, a pesar de sus años, lo que más quieren es el bienestar de sus hijos y sé que nunca me dejarán. La entereza y elegancia con la que están llevando todo lo que ocurre es merecedora de admiración y respeto, existe muy poca gente de su generación que pueda asumirlo así. También están otros, ya saben quienes son y no hace falta que los nombre, sobre todo por no dar datos innecesarios; es en momentos así cuando sabes realmente quién te quiere y quién no. Y eso, saber que simplemente ESTÁS, es lo que te hace seguir adelante, esperando que haya un "renacimiento" que me mejore como persona, precisamente por todos esos que me quieren y también por aquellos que no. En nuestro camino vital todos deseamos mejorar como personas y sólo espero que todo este duro proceso que estoy viviendo lo haga, conmigo y con algunas personas cercanas más.

Así que espero que en pocas semanas esa renovación también llegue al blog. "Ondas Atlánticas" ha sido un escaparate de mí mismo y mis vivencias desde hace ya tres años. He contado todo tipo de anécdotas, sentimientos, reflexiones, viajes, risas, llantos, penas y alegrías. Quiero seguir haciéndolo y me gustaría que me siguiesen leyendo. Cuando veo las banderitas a la derecha de la página principal, siempre pienso qué podrá ver en este blog alguien, por ejemplo, de Bulgaria o Nigeria. Seguro que a muchos les gusta lo que escribo, otros llegarán de rebote y pasarán a otra página, pero para mí la experiencia de escribirlo ha sido excepcional. Os prometo que continuaré.

Por lo demás, en Holanda poco de que hablar. Tampoco estoy muy pendiente de lo que pasa en el país o de contaros viajes y anécdotas. Estoy cerrando una etapa y empezará otra nueva, así que aguardo que, una vez retornado al terruño, sigáis ahí. No sé si antes del 29 volveré a escribir porque en 6 días llega el camión para la mudanza y se lleva el ordenador, así que dependeré de un portátil prestado por la ALCE y con todo el ajetreo, el blog puede que quede paralizado, pero seguirá, seguro que seguirá. Gracias a todos los que estáis ahí y besos.



martes, 4 de junio de 2013

DOEI, NEDERLAND

Los que habéis leído mis últimas entradas en este blog ya os podéis imaginar que me ha pasado algo duro. A consecuencia de ello, mi ciclo en Holanda se termina. A finales de este mes retorno definitivamente a España, a Galicia. Es una decisión tomada en un momento crucial de la vida de una persona, pero muy justificada. No existe ya ningún motivo para seguir aquí y hay personas en casa que me necesitan.

No por ello quiero cerrar el blog. Aún quedan unos días y supongo que escribiré algo más y daré nuevas noticias de mi destino en Galicia, que espero sea cerca de A Coruña. De Holanda me llevo muchas cosas, buenas y malas, pero la reflexión global después de casi tres años es de que el sueño europeo, la imagen que tenemos en España de lo que es Europa se me ha desmoronado por completo viviendo en este país.

Ahora tengo que pensar en mí y en mi futuro, se cierra una etapa profesional pero también vital y hay que cerrar las puertas del pasado, "borrar la pizarra" (aunque sin dejar de leer lo que está puesta en ella y aprender de lo que está escrito para no volver a errar) y empezar a escribir nuevas ideas. Los recuerdos bonitos y enriquecedores quedarán para siempre, que son muchos y que vinculan a muchas personas y momentos, especialmente los relacionados con las fechas del "post" anterior.

No me da pena dejar Holanda. Me da pena dejar aquí buenos amigos, desde Manolo y Raquel hasta Marisol y Jesús, así como muchas de las familias de mis alumnos que he conocido. Colonias de españoles que llevan aquí muchos años y que merecen una especial admiración por el esfuerzo que han realizado y por cómo han sacado adelante a sus familias. Recuerdo con especial cariño a la colonia de Veenendaal, donde di clase el curso pasado, pero sin dejar de lado a las familias de Amsterdam, Heemskerk, Wormerveer y aquellas que me han conocido como profesor y como director de la ALCE.

Tampoco será fácil cuando llegue a España. Una nueva mudanza desde aquí, papeles y más papeles, un nuevo destino en un colegio, nuevos compañeros, nueva gente en general, pero al lado de los que me quieren, en especial mis hijos y todos aquellos que me están apoyando estos días por lo sucedido.

He viajado, he recorrido algunos lugares emblemáticos de Europa de los que he dejado constancia aquí; he conocido otro país desde dentro y nada tenemos que envidiarles a los europeos "del norte". Podemos mejorar muchas cosas, pero también se puede aprender mucho de nosotros, los europeos "del sur". Conocer otras formas de pensar, otras culturas, convivir con gente de una variedad tremenda, te enseña muchas cosas, pero principalmente a ser mejor persona y a valorar lo que tienes y lo que has conseguido de otra manera. Vivir aquí ha sido duro, sobre todo en mi circunstancia, sin mi familia, pero  es algo que recomiendo a todo el mundo (salir de España) para que se coja perspectiva y se valoren las cosas desde otro punto de mira. Aún así, hay gente que entra en Europa pero Europa no entra en ellos, esa gente mejor que se quede en casa, con Telecinco y otra serie de banalidades e ideas supérfluas no se avanza ni se alimenta el cerebro.

Os mantendré informados de lo que pueda y cuando pueda. El fin de curso será de infarto, son menos de 4 semanas y hay que sacar adelante muchas cosas y cerrar este capítulo con dignidad. Pero las Ondas Atlánticas seguirán, vuelven de nuevo a las costas gallegas de las que, tal vez, nunca debieron salir... o sí, las cosas siempre pasan por algo y, en cierta medida, tienen que servir para enriquecerte a nivel emocional, aunque ahora no lo vea y no creo que lo vea en muchos meses, sobre todo por cómo han sucedido, no por las consecuencias del hecho que las causó. Dicen que el tiempo es el mejor maestro porque da todas las respuestas sin necesidad de hacer preguntas. Es verdad, así que espero que las personas implicadas en este proceso sepan ver también sus respuestas, muchas están expuestas en la pizarra antes de que se borre.