sábado, 2 de febrero de 2013

MUJER CONTRA MUJER

"Nada tiene de especial / dos mujeres que se dan la mano. / El matiz viene después / cuando lo hacen por debajo del mantel..."

Todos recordamos esta canción de Mecano que salió a la luz hace ya la friolera de 25 años (1988). Por aquel entonces supuso un auténtico éxito y para un país como España comenzar a hacer visible una realidad tan antigua como la vida misma. La tolerancia hacia la homosexualidad ha aumentado durante los años de democracia en nuestro país y se fue abriendo un camino que tuvo su culminación con la aprobación en 2005 de la ley de matrimonio homosexual. Aún hay camino que recorrer pero en toda esa andadura fueron muchas cosas las que se hicieron en España: la declaración pública de su orientación sexual por parte de importantes personajes públicos, la celebración del "Día del Orgullo Gay" en muchas ciudades españolas, etc. Todos conocemos a alguien homosexual en nuestro círculo social y, a pesar de que creo que en este tema España es bastante tolerante, aún tenemos muchas veces que adaptarnos mentalmente a cambiar situaciones cotidianas que nos han enseñado desde un punto de vista heterosexual y que poco a poco hay que ir desterrando de nuestra mentalidad.

Todo esto viene a cuento de que, en ese proceso de apertura y visibilidad que se vivió en España, se ponía muchas veces como ejemplo a países como Holanda, con una ley de matrimonio homosexual de 4 años antes que la nuestra (2001) pero con una tolerancia y derechos adquiridos desde mucho más tiempo atrás. Yo he vivido en poco más de una semana dos escenas que en España a lo mejor aún serían objeto de miradas de asombro y en algunos casos censuradas o recriminadas con uno de nuestros clásicos insultos que no voy a reproducir aquí.

Como cualquier día normal, me fui al trabajo en el tranvía. Los tranvías de Amsterdam tienen una zona de asientos en los que puedes ir mirando de frente a otra persona, por el medio el pasillo y al otro lado, lo mismo. En total, 4 asientos enfrentados, dos en el sentido de la marcha y dos en el sentido inverso a ella. Yo me suelo sentar en esos asientos porque son individuales y así no tienes que ceder el paso a la persona que está a tu izquierda, pegada a la ventanilla, en los asientos pareados. El tranvía iba bastante lleno poco antes de las 10 de la mañana y me senté en uno de esos asientos libres, enfrente de mí una mujer y en el otro lado del pasillo otras dos personas (dos chicos) que iban hablando el uno con el otro. No habíamos prácticamente llegado a la primera parada de mi recorrido cuando uno de los chicos empieza a despedirse del otro y de la manera más natural se acercan sus caras y se dan dos tiernos besos de "nos vemos después, que tengas buen día en el trabajo, abrígate que hace frío". Aún después de que uno de ellos se bajó del tranvía se miraron con complicidad y más besos silenciosos por la ventanilla. Nadie se inmutó ni se oyó un comentario de reprobación, es decir, tolerancia total y NORMALIDAD, que es todavía lo que tenemos que alcanzar en España.

Pero no queda ahí la cosa. Hoy le tocó a las mujeres. Fui a Arnhem a una reunión de padres en nuestra aula de español. Volvía ya de noche en el tren y después de una hora de trayecto llegué a la estación de Amstel para coger el metro hasta casa. En los primeros segundos según bajé del tren presencié otra tierna escena de alguien que espera a su amada en el andén de una estación. Hacía frío pero el abrazo y los besos de "qué bien, ya estás aquí, cuánto te he echado de menos estos días" hizo la escena más calurosa y confortable, es decir, NATURAL. No fue un beso, ni dos, fue un rosario de besos en la boca con toda la pasión de dos enamoradas de mediana edad. Y por supuesto, de nuevo nadie se inmutó.

Las dos escenas me encantaron y, a pesar de que yo conozco a varias personas homosexuales, hablo con ellas de sus sentimientos, emociones, sensaciones... pero también de sus miedos, su problemática y su vida "en armario" para algunos de sus conocidos o familiares, el hecho de vivir aquí te hace abrir más tu perspectiva de la vida. Por supuesto que de palabra todos decimos que aceptamos y toleramos la homosexualidad en nuestro entorno, pero aún tenemos que asimilarla en nuestra conciencia y aprender a tratar correctamente al que es distinto a nosotros. Es la misma actitud que con una persona con una disfuncionalidad. No se trata de ayudarla porque nos da lástima o por humanitarismo, se trata de aceptarla e integrarla en tu vida como una más.

Podríamos decir que estamos a mitad de camino, avanzando sin demoras. Desde luego no es la situación que hay en algunos países que aún consideran "enfermos" a los gays y las lesbianas o la homosexualidad está condenada con la pena de muerte, pero todavía hay pasos que dar. Un niño en la escuela puede tener dos papás o dos mamás y hay que romper los estereotipos de la llamada "familia tradicional" (que más bien debería llamarse "familia heterosexual") en libros de texto, materiales escolares, etc. ¡Para que luego digan que no sirve de nada la Educación para la Ciudadanía!

No sé si Holanda es más tolerante o no que España en esto, aquí los niños también usan el término "homo" como insulto y a veces hay casos de homofobia que salen en la prensa. Pero hay que seguir aumentando ese grado de visibilidad y naturalidad que, sin duda, es mucho más sano que el de una pareja que se desprecia delante de los hijos o el de actitudes de diversos colectivos anclados en el s. XIX que nos quieren imponer su doctrina como la única válida. Abran su mente, aprendan lo bueno de lo distinto, de lo diferente a lo suyo y, en definitiva, háganse más personas, serán a la larga más felices, que de eso se trata.


3 comentarios:

  1. Hombre: algunas cosas han cambiado... De todo hay en todas partes (hay homofobia en España como la hay aquí: otra cosa es que nosotros vivimos en una burbujita del Randstad... Vete tu a las zonas rurales y verás tú que divertido :-)).

    Igual sucede en España: Chueca es el barrio gay más grande de Europa: en derechos sociales para los homosexuales España está por encima de casi todos los países europeos (incluyendo Holanda, donde la adopción por parejas homosexuales está limitada, si no recuerdo mal).

    Poquito a poquito: con lo brutos que somos (eso no nos lo quita nadie), tendemos a olvidar que fuimos hace casi 100 años uno de los primeros países en dar el voto a las mujeres (por contraste, los suizos, muy listos y rubitos ellos, lo hicieron en, atención, a finales de los años setenta, con nuestro Dictador muertecito el hombre).

    Perspectiva y reflexión: nos queda por aprender cosas, pero en otras, no sabría exactamente explicar cómo, les podemos dar un par de collejitas "aquí a mis amigos" :-))

    Un abrazo,

    Paquito.

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  2. Yo me enfrenté por primera vez a la realidad homosexual por primera vez en Glasgow. Allí el % de gays y lesbianas es altísimo. En aquellos entonces (hace 5 años) me parecía curioso que se paseasen por la calle de la mano sin disimular ni nada, que se besasen en público, o que compañeros y compañeras de trabajo dijesen abiertamente que eran gays o lesbianas y que a nadie le importase. Vamos que me impactó que la gente reaccionase a un 'soy lesbiana' igualito que si yo digo 'soy rubia' . No sé si me explico. En Zaragoza, cuando yo vivía allí, no veías parejas no heterosexuales paseando por la calle de la mano (lástima) ni tu compañero de trabajo te contaba sus últimos novios.

    Con todo esto yo llegué a una conclusión, en españa se hicieron legales los matrimonios gays sin que la sociedad estuviese preparada para ese cambio (seguro que a cualquiera que le preguntaras le parecía bien, pero ahhhh como fuese su hijo el gay, la cosa cambia) en cambio en UK, o en Glasgow, la sociedad ya había avanzado hacia esa 'normalidad' o 'tolerancia' aunque no sea legal el matrimonio entre gays o lesbianas

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  3. Pues a mí me parece que hay una enorme, ENORME diferencia en España entre la opinión de alguien de 60 años y otra de 40. Y más grande aún entre alguien de 40 y de 20.

    Hace 10 años, yo ya vi en el bar del pueblo (5.000 habitantes) a dos hombres meterse mano sin disimulo. Nadie se inmutó (aunque al abuelete de 70 años le disgustase, seguramente). Con 15 años, un amigo algo mayor ya comentaba sus tropelías sexuales sin que a nadie le impactase. Tengo amigos abiertamente gays, sus padres se lo tomaron sin ningún problema (como debe ser), etc.

    A mi abuela no le hará gracia que lo llamen matrimonio. A mi madre le parece indignante que haya países europeos donde hasta hace 2 días no se hubiese aprobado el matrimonio gay. Una de las carpas más populares en fiestas de Bilbao es la de una asociación gay, ya que tiene el mejor ambiente con diferencia.

    A primera vista, Ámsterdam sí me pareció mucho más abierta. Pero no me parece que las generaciones más jóvenes españolas estemos tan lejos de ello.

    P.D.: a mí me parece que, cuando se aprobó la ley del matrimonio gay en España, sí estábamos preparados. ¿Que había cuatro resentidos (con todo, no solo con esto) que montarían el pollo? Claro. Y en Francia también los ha habido. Pero no creo que unos pocos, muchos de los cuales están ya con un pie bajo tierra, desequilibren tanto la balanza.

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