miércoles, 31 de octubre de 2012

CHIPKAART

Esta es una de las palabras mágicas en Holanda. No creo que no haya un solo holandés y muchos extranjeros que no sepan lo que realmente significa esta vocablo. La vida de muchos de los habitantes de este país está ligada a su "chipkaart", entre ellos yo. Pero es que no me resisto a contados lo que me ha pasado en las últimas semanas con la dichosa tarjetita de una compañera que ya está de vuelta en España. Simplemente una más de las incongruencias de estas mentes pensantes holandesas que a alguno había que darle dos bofetaditas y despertarlo al mundo porque lo primero que piensas es que son cortos, muy cortos.

El caso es que debe ser la oscuridad del cambio de hora. Pelocha le ha encontrado ventajas, pero me da que en estas fechas a los holandeses se les aletarga la mente y no dan más de sí, tal y como exponen en sus blogs los amigos que nos leemos todos los días por tenernos enlazados. ¡Pues no voy a ser yo menos! Me toca contaros.

La "chipkaart" es un sistema de pago en el transporte público holandés que te da descuentos... si funciona bien y la usas sin equivocarte. No deja de ser un monedero electrónico de transporte. Ya expliqué hace muchos meses su funcionamiento, pero el problema surge cuando quieres cancelar tus abonos, así que os paso a contar la odisea que pasa una compañera que ya no está aquí y que me salpica a mí.

La historia comienza hace más o menos un año. Mi compañera me pidió ayuda para hacer la solicitud de la "chipkaart" por Internet ya que urgía por el tema del descuento en el tren. Como aún no tenía cuenta corriente holandesa pusimos la mía y me pagó. Hasta ahí sin problemas. La usó todo el curso, la vas recargando y hace unos días volvió a Holanda a recoger cosas que había dejado en casas de amigos. Le recordé lo de anular la chipkaart para que no le pasasen el abono. El caso es que fue a preguntar para hacerlo en la estación del tren y le dijeron que tenía que dirigirse al servicio de atención al cliente, bien por teléfono (holandés, claro) o por correo postal, NO HAY CORREO ELECTRÓNICO. Total, que escribió una carta pidiendo la anulación y dejó a una conocida que habla en holandés al cargo de la cancelación.

Pues bien, estando de vacaciones en España me llama esta amiga suya y me explica que, al haberse hecho el abono en mi cuenta, no pueden cancelarlo, que tengo que llamar YO. Primera incongruencia: si yo le digo a un amigo holandés que llame por mí y diga mis datos, listo. El caso es que me armé de valor y llamé yo, explicándome en inglés. Le cuento al hombre, señor, muchacho, joven... la situación, me pide los datos de la tarjeta de mi compañera, se los doy, me pide los míos y cuando ya esperaba que estaba todo listo llega la respuesta más ilógica: tengo que tener YO la tarjeta de mi compañera, ir a una de las máquina de tickets de tren y anular el abono yo mismo. Es decir, algo que podría haber hecho mi compañera perfectamente mientras estuvo aquí lo tiene que hacer el propietario de la cuenta a la que va el abono, curiosamente sin dar ningún dato de la misma o del banco en la que la tengo. ¿Habéis visto cosa más insólita, absurda, ilógica y todos los adjetivos que queráis?

Total, que la tarjeta la tiene la amiga holandesa de mi compañera y me la mandará al Consulado, pero estoy más que seguro que no podré hacer yo el trámite y me cargarán los 50 euros del abono, si no al tiempo. Tengo hasta el 21 de noviembre de plazo, pero me temo lo peor, así que ya os contaré.



lunes, 29 de octubre de 2012

La recompensa de volver a casa

Ya pasaron las vacaciones y de nuevo estoy en Holanda. Con esto del cambio de hora y la llegada de la oscuridad empieza el período más duro del curso, aunque todo siempre tiene su lado positivo. La verdad es que fueron unas vacaciones un poco estresantes, papá en el hospital, visitas a los profesores de los niños, subir y bajar al colegio y al instituto, alguna compra, y no demasiado tiempo para disfrutar de los amigos.

Nunca pensé que contaría tanto el tiempo para regresar a casa, porque sí, mi casa es Coruña, digamos que Amsterdam es una situación temporal en mi vida profesional que tiene un punto y final. Hoy una de las primeras cosas que hice fue contar las semanas en el calendario hasta Navidad y quedan 8. Dentro de dos recibo compañía porque un familiar se viene a Holanda a buscar trabajo agobiado por la crisis, de la que siempre hay que hablar aunque uno no quiera. Así que si los que me leen en Holanda saben de algo, me lo comuniquen, está dispuesto a trabajar en lo que sea aunque esta persona tiene una buena formación en la rama de imagen y sonido, electrónica, informática, etc. 

Y mientras yo veo que la rutina sigue, tanto aquí como allí, y que es lo mejor para llevar una vida organizada, aunque a veces nos aburra. La llegada fue a pocas horas de las elecciones gallegas que dieron alguna sorpresa. Ganó el PP, pero a pesar de subir en escaños ha perdido votos, lo que la gente no acaba de entender. Está claro que el sistema no funciona, se beneficia al más votado aunque sólo lo voten un 20 o 30% de la población. Por otro lado el ascenso de AGE, liderada por el histórico Beiras y con la promesa de Yolanda Díaz, es un revulsivo en la política gallega. El descalabro del PSOE y el BNG traerá consecuencias que, por otra parte, son necesarias.

Hizo un tiempo espectacular, calor y sol hasta 24º. El sábado empezó a cambiar y ya estamos todos abrigados hasta las orejas. Estamos en un episodio de frío, aquí en Holanda esta semana no pasaremos de 12º, un poco la garganta ya vino afectada así que hay que empezar a cuidarse. Pero no es tanto el frío lo que no me gusta, es un engorro la lluvia, ir con el paraguas, no poder sacar la bici (no, yo lloviendo no voy en bici, aunque aquí podríais ver toda una moda para ciclistas en días de lluvia) y mojarte. Eso hace que la sensación de frío sea mayor.

En cuanto a los vuelos, cada día estoy más harto de los enlaces de Iberia. A la ida tuve que correr por toda la terminal 4 para coger el enlace a Coruña porque parece que aparcar el vuelo de Amsterdam en una punta y salir el de Coruña de la otra es práctica común, si a eso le sumamos 20 minutos de retraso volando por encima de Barajas es desesperante. Llegué, sofocado y tosiendo, pero la maleta evidentemente no llegó, así que tuve que volver por la noche al aeropuerto para cogerla. No hay nada como los aeropuertos "de bolsillo" como el de Coruña, todo es más rápido que los monstruos de Schiphol o Barajas, a pesar de estar bien organizados. Eso sí, desde Amsterdam con menos espacio en el avión para tus piernas por operar Iberia Express y los vuelos a o desde Coruña una gozada. ¡Que a nadie se le ocurra decir que nos cierran el aeropuerto de Alvedro porque le salto a la yugular!

Pero una cosa que estoy aprendiendo de toda esta aventura en el exterior con todas las situaciones que se crean es algo que nadie me quitará ya nunca. No puedo saber si la decisión que tomé hace ya más de dos años fue algo que tenía que ocurrir. Yo creo que sí, a pesar de dejar la familia en España. Sigo convencido de que mi familia aquí no estaría a gusto por muchos motivos. Lo que sí sé es que a mí, personalmente, me dará cosas positivas, aunque se pasen momentos malos y se haga también cuesta arriba en ocasiones. Y profesionalmente lo mismo. Muchas veces ya he comentado en este blog que sólo conociendo otras alternativas y opciones puedes juzgar lo que tienes en España y ya he dicho que tenemos muchas cosas buenas, especialmente en educación, a pesar de los índices de fracaso escolar, informes "PISA" y demás. Lo que se nota en nuestro país es una especie de complejo por parecernos a Europa que tenemos que sacarnos de encima. Europa tiene muchas cosas buenas, pero también España las tiene y no debemos perder nuestra idiosincracia por parecernos a Holanda, Alemania o Dinamarca, simplemente cada país, cada cultura aporta cosas y de eso es de lo que sacaré provecho.

Estos días le decía a mi hijo que, en el futuro, ojalá nunca tenga que separarse de su familia (si la llega a tener) por obligación, porque es muy duro no poder abrazarlos, darles un beso, compartir, jugar, o simplemente comer juntos en una mesa. Esa es la rutina que aborrecemos pero que es realmente la que nos llena cada día a nivel personal. Yo estoy aquí voluntariamente, y tiene que ser positivo en el balance final para todos; pero esto también es una actitud de nosotros mismos ante las adversidades: buscar siempre lo positivo aunque la vida te dé algún revés. Desde luego eso hace crecer a uno como persona y sé que, al regreso, se verán las cosas con otra perspectiva, valorando más las pequeñas cosas de la vida y lo que has conseguido en tu trayectoria vital hasta ahora. 

Eso sí, me gustaría que mis hijos salgan del "nido" cuando ellos lo demanden, siempre pensamos en programas como "Erasmus" o viajes por Interrail, definitivamente eso nunca puede hacer daño porque da conocimiento de otras realidades diferentes a la tuya y hace que al final seamos más tolerantes con el otro, con lo diferente a ti. Recuerdo que en COU tuve que leer un libro fundamental de la Literatura Gallega llamado "Arredor de si" de Ramón Otero Pedrayo. Pues un poco es lo que estoy viviendo yo. El protagonista del libro dejó Galicia en busca de algo más, recorrió España y Europa para al final volver a Galicia donde encontró realmente lo que quería, su identidad. Esa será la recompensa que, en cierta medida, ya estoy disfrutando cada vez que vuelvo a casa y nadie me la va a quitar.



viernes, 19 de octubre de 2012

LOS COLORES DEL OTOÑO

No sé si será porque mañana a estas horas ya estaré en Coruña, lo que implica una semanita de vacaciones, que hoy por la tarde estaba radiante y feliz y disfruté de eso que los paisajistas llaman "los colores del otoño". Si bien es cierto que lugares como El Bierzo tienen un otoño espectacular, al igual que nuestros bosques gallegos, nada tienen que envidiar a los que vi en la última semana en dos lugares de Holanda, precisamente sus dos capitales: Amsterdam y La Haya (Den Haag, para los que se pierdan un poquito con el holandés)

El domingo fuimos dos compañeras, una amiga y yo a ver el jardín japonés de La Haya. está situado en una gran finca llamada Clingendael y sólo abre unas pocas semanas al año, 6 en primavera y dos en otoño. La verdad es que la gama de colores que alli apreciamos era espectacular, incluso la lluvia le daba cierto encanto. Es una jardincito único en Europa y todo aquel que venga por aquí y le coincida que esté abierto, que no deje de visitarlo.

Y hoy, haciendo tiempo por la tarde, al volver del supermercado y pasando por uno de mis itinerarios habituales en esta ciudad, mis ojos dieron con una gama cromática de rojos, amarillos y verdes y no eran semáforos. Unos pocos árboles situados en la parte de atrás del edificio a un lado del mío tenían también un juego de colores que sólo se puede percibir estos días. Me paré, me fijé en el entorno y salvo un contenedor de obra todo cuadraba en este pequeño paisaje urbano en pleno centro de Amsterdam. Saqué un par de fotos con el móvil y, simplemente, disfruté de los colores del otoño en los árboles de Amsterdam. Al final, cuando toda esta experiencia acabe, será lo que me lleve en el bolsillo. Eso ya nadie me lo quita.

Mañana, a Coruña, que es mi casa y que añoro, a pesar de todo. Y como siempre, estará el faro iluminando, vigilando y acompañando (¡qué ñoño ha quedado esto, jajaja!). Pues nada, en una semanita volvemos a los tercios de Flandes. Besos.




miércoles, 17 de octubre de 2012

XA VOTEI

Hoxe toca en galego. O vindeiro domingo día 21 son eleccións en Galicia. Para os galegos no exterior temos a oportunidade de votar nos consulados dos países nos que vivimos, a mín veume moi ben porque alí temos a oficina da Agrupación e hoxe fun o segundo votante. Habilítase unha urna na que se deposita o voto selado no consulado e mándase á Xunta Electoral Provincial, apra logo sumarse ao resto dos votos emitidos o domingo.

Pero a verdade é que o que interesa son as eleccións. Galicia tradicionalmente vota a partidos de dereita e nesta volta hai enquisas que falan dun cambio e outras que aumenta a maioría absoluta do PP. Sendo un pouco obxectivo creo que aínda hai moito campo aberto. Para aqueles que descoñezan como é a nosa paisaxe política, en Galicia hai tres grandes tendencias: a esquerda, a dereita e os nacionalistas (que non independentistas). Nestas eleccións do 2012 a dereita está practicamente representada polo PP, a esquerda polo PSG-PSOE e unha escisión do nacionalismo denominada ANOVA, con xente tamén de Esquerda Unida, e os nacionalistas polo BNG. Curiosamente ao votar dende o exterior recibes todas as candidaturas que se presentan pola túa provincia, entre elas curiosidades como PACMA (Partido Animalista contra o Maltrato Animal), PT (Partido da Terra) e Escaños en Branco; ou ben outras siglas que provocan arrepío (Falanxe) ou anacronismos (Unificación Comunista de España). 

¿Qué pasará? Eu agardo que haxa polo menos máis representatividade da que hai hoxe no Parlamento de Galicia. 75 escanos que deberían pertencer a uns 5 partidos: está claro que PP, PSG-PSOE e BNG terán representación, pero ANOVA e UPyD poderían chegar a obter representatividade. O cal me agradaría porque implicará, se non hai maioría absoluta dun deles, que haberá que pactar. A paisaxe política debería dar unha volta que manifeste o descontento da xente, a ver se é verdade que podemos deixar de dicir "temos o que nos merecemos". Non soportaría na noite do domingo ver aos políticos gobernantes neste momento se gañan as eleccións dicir que as súas políticas de recortes sociais, educativos, económicos e de todo tipo son avaladas polos resultados das urnas.

En canto ás canles televisivas nacionais agardo que non se centren exclusivamente nas eleccións vascas e nos presten un pouquiño de atención. Como eu estarei en Galicia o domingo (se Iberia me deixa, como digo sempre), verei as reaccións de inmediato, e por suposto agardo un cambio, logo virán as eleccións en Cataluña e pouco a pouco ver se o noso país vai sendo máis consciente de que os cambios prodúcense votando, esas son as verdadeiras labazadas aos políticos. Así que xa sabedes, eu xa votei, agora o resto A VOTAR!!



viernes, 12 de octubre de 2012

PREMIO NOBEL DE LA PAZ

No salgo de mi estupor. Llego a casa, miro las noticias en Internet y veo que el Premio Nobel de la Paz se lo dan a la Unión Europea. Sin contemplaciones, me parece una burla. Y que nos vendan que en 50 años ha contribuido a la paz en Europa sin guerras desde la II Guerra Mundial, una gran falacia. Teniendo en cuenta que el premio sale de Noruega, el único país que rechazó pertenecer precisamente a esa unión porque no quería compartir sus caladeros pesqueros, y que en los años 90 la Unión Europea no hizo NADA por detener las guerras en los Balcanes, a los del comité se les ha ido la olla. Alemania fue, precisamente, un país que favoreció esas guerras, algún día la gente sabrá por qué, pero los que leemos un poquito sobre las causas de este conflicto sabemos que la "locomotora de Europa" tiene mucho de lo que avergonzarse por los muertos en Croacia y Bosnia.

Además, viendo lo ocurrido hace pocos días en Pakistán, lo lógico sería que los señores "sabios" concediesen el Nobel de la Paz a Malala Youzufsai. Parece un nombre raro, pero todos sabéis quién es. Es la niña de 14 años que esta semana fue herida por disparos de los talibanes por defender el derecho de las niñas a ir a la escuela. Si tuviesen un poco de empatía estos señores nórdicos no lo dudarían y le darían el Nobel a ella, que sigue hospitalizada con una bala en la cabeza por culpa de unos "señores" que viven en otra época y habría que mandarlos directamente al Tribunal de La Haya.

¿Seguimos? ¿Qué ha hecho la UE por resolver el conflicto en Siria? ¿Cómo intervino en las guerras del Cáucaso? ¿Su papel en las revoluciones de los países árabes? Mejor no sigo porque me enciendo. 

Así que hoy mi Nobel de la Paz no va para los encorbatados políticos de la UE que no tienen ni idea de cómo salir de la crisis, ni ayudan a los ciudadanos de los países árabes con dictadores sanguinarios. Mi Nobel va para Malala porque ha estado a punto de morir por defender lo que estos señores de la UE proclaman pero no ponen en práctica: el DERECHO A LA EDUCACIÓN de todo niño y niña en cualquier lugar del planeta y cualquiera que sea su condición. Mientras niñas como Malala sigan con su gran revolución, el mundo merecerá la pena, fuera de las fronteras de la UE.


jueves, 11 de octubre de 2012

HOY TOCA REFLEXIONAR

Hay días que no sé qué contaros. Una vez establecido en la rutina y este curso viajando menos por el país, llevando un trabajo mayormente administrativo además de las pocas clases que me quedan, la vida ha dado un pequeño giro en lo que a mi trabajo se refiere. Si antes mayoritariamente estaba rodeado de libros y fotocopias con actividades para los niños, ahora también tengo documentos con cifras económicas, facturas, cartas de diferentes instituciones holandesas o españolas, correos electrónicos con instrucciones de gestión. El puesto de director me absorbe horas de mi tiempo libre y, aunque me han reducido el número de horas de clase, me doy cuenta que paso más en la oficina y luego en casa aún hago alguna cosilla más. En Bruselas están tres administrativas que me ayudan mucho en la gestión, sin ellas no hubiese sacado adelante muchos papeleos, son una grandes trabajadoras y siempre pendientes del mi trabajo aquí para que todo llegue en plazo. Aún así, la sensación de responsabilidad que se tiene es muy alta y cuando crees que has solucionado un asunto surgen otros dos más que urge resolver.

Y todavía soportamos el relativo buen tiempo. Esta semana ha hecho una temperatura agradable por el día, aunque por la noche ya bajamos de 5º. Poco a poco el otoño nos traerá lluvias y frío que siempre deseo que no llegue a los extremos insoportables de los 20 bajo cero. Por las calles y comercios ves al personal holandés comprando todo tipo de ropa y complementos para las bajas temperaturas, aunque aún también ves al típico que va en chanclas y en pantalón corto. Otra cultura, otras costumbres, otros hábitos de vida, incomprensibles para muchos de nosotros pero igual de incomprensibles que ver en pleno junio y con 25º a una mujer musulmana completamente cubierta con un vestido negro que le tapa el pelo y todo el cuerpo hasta las piernas, por poner un ejemplo.

Hoy me di un pequeño paseo, hace unos minutos, por los alrededores de casa. Me fijo mucho en los edificios y en cómo están distribuidos los espacios en su interior. Por un portal sencillo se accede a 9 viviendas, lo sabes por los buzones que están en la misma puerta, pero luego miras el edificio y te preguntas ¿pero dónde están las 9 viviendas? porque contando las ventanas e imaginando los espacios interiores no me salen las cuentas. Luego entiendes que gente que conoces te diga que viven en 29 m2 o menos, en una especie de "todo en uno" al que nos resultaría difícil adaptarnos en una ciudad como Coruña. Además, el acondicionamiento interior de muchas de esas viviendas deja mucho que desear, pero tranquilamente te pueden pedir por su alquiler 500 euros, a veces sin suelo (sí, el suelo lo tienes que poner tú y cuando te vas lo puedes quitar; me gustaría saber qué origen tiene esto porque para mí es incomprensible que te alquilen una casa sin suelo).

En poco más de una semana voy a casa de vacaciones. Este año me apetece más, veo crecer a los niños y me entra la sensación de estar perdiendo muchos momentos importantes de su vida, especialmente con Martín. Pero sigo pensando, aunque a veces me lo cuestione, que la decisión de venirme solo y no traer a la familia fue acertada. Nunca sabré lo que hubiese pasado con ellos, pero creo que no sería fácil que se adaptasen a este país. No sólo el clima, las comidas, las costumbres, el estilo de vida y sobre todo, las relaciones sociales, son tan distintas a lo que vivimos en Galicia que pensar en que se quedarían sin esa vida familiar que tenemos tanto en el barrio como en la propia familia sería un delito. Y ya he hablado que no es un país que lo ponga fácil, y menos ahora. Seguimos notando hostilidad hacia lo español y la marca "España", en cierta parte es normal, pero, como dice Paquito, en el fondo tenemos lo que nos merecemos.

Y poco más hay que contar. Que yo como "a la española" (mamá, hago pollo asado, bacalao en salsa verde, lentejas...) aunque a veces también como fuera por motivos de trabajo. Mañana, por ejemplo, que no voy a la oficina porque al estar en el Consulado y ser fiesta en España éste no abre, por la tarde voy con una compañera a visitar un aula que está casi en la frontera con Alemania. Es un aula que tiene unas condiciones un tanto precarias y tenemos que buscar una alternativa para poder impartir las clases con un mínimo de calidad. Esta compañera me contó que ayer mismo, en la conocida localidad de Eindhoven, llegó al colegio donde impartimos clase, se encontró el aula cerrada y sin acceso a ella, sin pizarra, sin mesas y sin sillas donde acoger a los alumnos, así que en unos taburetes y mesas redondas tuvo que improvisar su clase. A veces pensamos que esa hostilidad se traduce en una situación de "mobbing" que padecemos los maestros por parte de los profesores de los colegios holandeses, es decir, la crisis afecta al currante de a pie y no a quien realmente la ha generado. Son situaciones que nos generan frustración y desánimo, pero por las que no podemos dejarnos llevar porque entonces entramos en colapso. Yo no he tenido este tipo de situaciones en los dos años que llevo aquí, pero estas situaciones te hacen valorar mucho más lo bueno que tenemos en España y por la situación actual nos lo estamos cargando.

Sé que la mayoría de los últimos "post" tienen más dosis de pesimismo que los de los primeros tiempos de este blog.  Busco romper ese círculo vicioso y ver lo bueno de esta experiencia con una sonrisa. Pero la conclusión final es que cada individuo vive su situación personal en un país ajeno según sus experiencias vitales. El martes asistí a la inauguración de una exposición sobre los 50 años de emigración española en Holanda que complementaba a la presentación de un libro sobre el mismo tema, con los testimonios de 7 emigrantes que llegaron desde los años 60. El libro lo estoy leyendo y me parece un documento único: algunos estuvieron muchos años y se quedaron aquí, otros retornaron a España porque no les fue bien en estas tierras. Es decir, como decimos en Galicia, "cada un fala da feira segundo nela lle vai". Lo que sí es cierto es que vivir en otro país, aunque sea poco tiempo, te cambia la manera de ver y hacer las cosas, te hace reflexionar, madurar, coger perspectiva como muchas veces relata Paquito (de nuevo citado), ser más crítico y más objetivo. Es necesario y recomendable para todos, sobre todo para aquellos que no vieron más allá de lo que les alcanza la vista. Porque una cosa es salir de España como turista y empaparte de cultura y otra muy diferente conocer y vivir en un país distinto al tuyo, intentando comprender los porqués de sus acciones en la vida cotidiana y que tanto yo como los que están en mi círculo de blogs, intentamos responder con nuestras opiniones. Y sí, os garantizo que, por lo menos, seréis más tolerantes con lo diferente, pero también más críticos con lo establecido, en definitiva, más personas y, a la larga, más felices, que de eso se trata. Estoy convencido.

Saludos a todos


jueves, 4 de octubre de 2012

EMIGRACIÓN

El otro día vi un reportaje en internet de un programa de la cadena Cuatro que me gusta mucho. Se trata de "21 días" y es uno de esos documentales a medio camino entre el "reality" y la información pero que suele impactar. La dinámica del programa es siempre la misma: una reportera adopta durante 21 días un rol y nos muestra como es su vida con ese rol. En la primera temporada de este programa había temas más impactantes: "21 días viviendo en la calle", "21 días como inmigrante ilegal", "21 días viviendo en una chabola" y el que más me emocionó fue "21 días ciega", reportaje que les puse a mis alumnos mayores y en el que la reportera fue a un oculista para que le tapasen los ojos durante 21 días y empezar a vivir como una persona ciega. Me impactó y aprendí mucho.

Ahora es otra reportera quien hace los programas y el otro día vi el titulado "21 días buscando trabajo en el extranjero", en el cual la muchacha se va a Noruega a buscar trabajo y allí contacta con ciudadanos españoles que acaban de llegar o llevan poco tiempo en el país y han llegado con lo puesto. Esa situación sabemos que está ocurriendo con mucha gente en España, aquí se nota la llegada masiva de gente joven buscando oportunidades laborales. Pero el reportaje, a pesar de la actualidad, te lleva a 50 años atrás, cuando la gente salía de España con lo puesto, sin saber idiomas y sin formación. Los casos que salieron en Noruega eran similares, destacando el de una pareja gallega con dos hijos pequeños que tenían que recurrir a la ayuda social para comer, para vestir y para todo, esperando a que al cabeza de familia le hiciesen un contrato de trabajo por el cual accederían a ser ciudadanos de pleno derecho. Por suerte a esa familia le llegó el contrato de trabajo y la emoción que tenían era como si les tocase la lotería.

La cuestión es que salir de España, algo que mucha gente se plantea como alternativa a la crisis, es un proceso complicado al llegar al país elegido. Aquí en Holanda también vivimos situaciones bastante frustrantes con la organización de este país incluso entre los profesores que llegan a la ALCE. Los trámites nos los hacen complicados y desde los últimos meses notamos incluso recelo y precaución ante todo lo que significa "España". Un proceso sencillo como sería poder abrir una cuenta corriente o alquilar un piso se convierte en una odisea.

Pero volvamos al reportaje. Quien lo vea se queda en España y no sale. No es "Españoles en el Mundo" donde todo es guay y la gente vive feliz con actividades en la naturaleza o comiendo los platos típicos del país en cuestión. En Noruega se ve un "piso patera" donde duerme uno de los españoles a los que la periodista sigue y al que llegan dos traficantes de droga y que abandonan ante el peligro que supondría compartir con ellos un habitáculo donde dormirían 5 personas; también el idioma. Da igual que sepas inglés, francés o alemán, Noruega tiene su idioma y te piden saber noruego. La imagen de la mujer gallega yendo a por ropa para sus hijos a una institución tipo Cáritas y haciéndose entender por señas es la misma que hace 50 años. Lágrimas y desesperanza. Su marido trabajando en una empresa de limpieza hasta las 10 de la noche, pagándole no se sabe bien cómo y esperando el ansiado contrato que les hace "legales" en el país, con acceso a escuela para sus hijos, a un salario digno, a derechos laborales. Y las escenas de otra emigrante que acude a una entrevista de trabajo presuntamente en una empresa relacionada con salones de belleza y lo que le ofrecen es un empleo de tipo piramidal en donde tiene que conseguir clientas que se quiten las arrugas, en un país que no es el tuyo y en el que no tienes tu red de contactos sociales.

No todo fue negativo, se habla también una chica que era la viva imagen de lo que implica ser emigrante: introducirte en el sistema del país en el que te asientas. Una joven de 23 años que trabajaba en una zapatería y que llevaba un año y medio en el país y ya se defendía mínimamente en noruego, pudiéndose comprar una prenda cara y plantearse ser madre porque el estado noruego te facilita todo. El caso es que no pude evitar comparar lo que veía con Holanda y aquí ocurre algo similar. Aquellos que se han introducido en el sistema sólo le ven ventajas, aunque para ello el primer paso, sin duda, pasa por saber holandés. 

El caso es que, como os he comentado, estos últimos meses la riada de españoles hasta se nota en el Consulado, esperando para que nuestras dos compañeras de la sección laboral les faciliten la obtención del BSN (ex Sofi Nummer) y a partir de ahí, cuenta corriente, alquiler, registro..., proceso que puede llevar a más de alguno a coger de nuevo el billete de vuelta y regresar a casa. Lo triste es que se vengan con ilusiones de mejorar en la vida y al mes estés deseando volver a casa porque un país no te acoge como esperabas.

Conclusión: es muy triste comprobar que la historia se repite, que lo que pasaba hace 50 años vuelve a ocurrir ahora; que puedes tener skype, iPhone y estar plenamente conectado con el mundo, pero hay que pensar en los que llegaron en trenes por aquellas fechas con una maleta de cartón y sin contacto directo con España. Yo mientras os escribo esto veo TVE Internacional, pero hace 50 años... Aún así, para los que salgan de España, mucho ánimo, paciencia, ilusión, sonrisa, ganas y los problemas colgados en el perchero de casa. Siempre se tiene que sacar algo positivo de lo que puedas vivir en otro país, aunque en pocas semanas vuelvas a casa habrá siempre un aprendizaje que te haga reflexionar, madurar y avanzar en la vida.