jueves, 9 de junio de 2011

CÓMIC: EL 9º ARTE

El segundo día en Bruselas fue dedicado a dos cosas: visitar el museo de hergé, en Lovaina la Nueva y ver el Atomium. Para llegar a Lovaina la Nueva, a 25 km de Bruselas, hay trenes frecuentes pero suelen parar mucho y tardé una hora. Aún así, esta localidad llama la atención porque es una ciudad hecha para el estudiante. Aquí hay una universidad y todo está pensado para ella: Desde la estación al museo hay un paseo entre eificios nuevos y calles peatonales. Y el museo ya sorprende nada más llegar por su arquitectura cúbica.


Si de pequeño leías a Tintín, pensabas que Milú era el perro más inteligente del mundo, el Capitán Haddock era el marino más estrambótico del planeta o Hernández y Fernández los detectives menos sagaces, tienes que venir a este museo. El museo está dedicado al creador de Tintín y de otros personajes del cómic, George Remy, más conocido por las iniciales de su nombre puestas al revés (G. R., se dice "Hergé"). Una audioguía en español te lleva por toda su vida y su obra mientras paseas por el mundo de Tintín y sus aventuras. La audioguía está grabada de una manera muy didáctica y divertida, además te hace muy protagonista de la visita. Muchos objetos que aparecen en las aventuras de Tintín está allí guardados, desde el submarino-tiburón de "El tesoro de Rackham el Rojo" hasta el jet de Carreidas de "Vuelo 714 para Sidney". Todos sus personajes también aparecen y te enteras de muchas cosas sobre los álbumes de Tintín que ya intuías cuando los leías. Lo que más me gustó saber fue que a partir del álbum nº 4 , "El loto azul", Hergé planteó las historias desde un punto de vista más documentado y sin estereotipos, gracias a que conoció al protagonista de esa aventura, un joven chino llamado Tchang, que estuvo en Bélgica y fue quién le informó de cómo era en realidad China. Desde entonces Hergé se prometió documentarse bien y no incurrir en errores ni tópicos.

El museo tiene también un pequeño restaurante en el que comí y que está plenamente integrado en el museo. Fue una visita que me emocionó mucho porque yo siempre leí y releí a Tintín; conocer su verdadera historia me enriqueció un poco más y me hizo más "fan"

Después de comer regresé a Bruselas y me dirigí al Atomium. Está en la zona de Heysel y pegado al estadio que tenía su mismo nombre y que es tristemente recordado por aquel accidente de tantos muertos en una final de la Champions, creo recordar. Hoy se llama "Estadio Rey Balduino" y se daba la casualidad que jugaban Bélgica y Turquía. Os podéis imaginar que los transportes públicos estaban repletos de hinchas turcos que residen en Bruselas y las estaciones tomadas por la policía. Pero lo más curioso fue que al llegar al Atomium lo veo coronado por una bandera española. El motivo es que se celebraba una feria de España en su entorno y estaba llena de casetas de los centros españoles, entre ellos el gallego, que hacían paella, churrasco, "pulpo á feira", sangría, churros, etc. Allí cené un plato de paella y un vaso de sangría.

El Atomium es un símbolo universal, el que daba entrada a la Expo 58 y en su entorno aún se conservan algunos pabellones. Su visita interior la calificaría de curiosa, pero prescindible. Sólo se accede a 5 de las 9 esferas y la foto de rigor es, desde luego, fuera. En la ultima esfera puedes ver una buena panorámica de Bruselas, pero después de haber visto Berlín, pues un poco decepcionante.

Antes de ir a dormir pasé de nuevo por el centro, ya que ver la Grande Place de noche es algo impresionante. Siempre hay gente disfrutando de ese entorno, paseando por sus calles y comprando chocolate, cerveza... Además la temperatura acompañaba y allí estuve hasta cerca de las 11, conversando con un matrimonio madrileño que me pidieron recomendaciones para ver Galicia fuera de las Rías Baixas. Y queda un día, así que habrá tercera entrega.




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