miércoles, 25 de mayo de 2011

TODO SON FRANQUICIAS

Hay días en los que, debido a mis desplazamientos por Holanda, me veo obligado a comer en las estaciones de tren o lugares "de paso". Hay tres estaciones que visito frecuentemente, Amsterdam Centraal, Amsterdam Amstel y Utrecht Centraal, que son centros neurálgicos de comunicación y que ofrecen múltiples servicios al viajero, entre ellos los de restauración. Exceptuando un restaurante de carta en la estación central, el resto de las ofertas para comer son franquicias, algunas muy conocidas y a las que no quiero hacer publicidad y otras menos, de ámbito local como Julia's o De Broodzak.

Ayer, como todos los martes, tocó Utrecht. Fue un día especial ya que teníamos una actividad extraescolar en el parque de bomberos (observación: ¿por qué se llama "parque"?). Llegué con tiempo suficiente a la estación central de la ciudad, centro neurálgico de las comunicaciones ferroviarias de Holanda. Así que tengo por costumbre tomarme allí mi "koffie verkeerd" con un bollito, pero ayer me di el lujo de cambiar de franquicia y por aquello del nombre fui al famoso Starbucks Coffie.

Te puedes tomar el café de cualquier parte del mundo, pero una de las cosas que más odio de este establecimiento es que para pedir algo casi que tienes que llevar apuntes y tener un máster, como dice mi amiga Silvia. Yo quiero un café con leche o un cortado con algo de bollería, pero es que allí deben tener como 6 tipos de café caliente, otros tanto fríos, otros con mezcla con helados y cremas, tres tamaños diferentes, especificar si te lo tomas allí o te lo llevas. Es decir, pida, PAGUE (no puedo comprender cómo un café y un donuts te pueden salir por 6 €= 1000 pesetas), consuma y márchese. Definitivamente, ODIO el Starbucks. pero os puedo asegurar que siempre que voy hay cola para pedir sus productos y suele haber tres dependientes atendiendo en un espacio más pequeño que el salón de mi casa: negocio total.

No me corté un pelo y me senté a disfrutarlo, intentando pasar el mayor tiempo posible; y ahí empecé la reflexión que ahora os escribo. No estuve más de 20 minutos, hasta notaba que bebía el café con más prisa que en otros lugares, es la psicología de estos negocios. Es una auténtica invasión de franquicias de todo tipo de productos: comida rápida (hamburguesas, pasta, frituras, especialidades orientales...), helados, cafés, zumos, ensaladas... aparte de otros servicios no gastronómicos, desde papelería hasta tienda de reparación de calzado. Incluso tenemos unos supermercados "rápidos" (Albert Heijn To Go) que te apañan ese tentempié del mediodía. Estar en un país como este te mete en esa dinámica aunque te pese, ya que yo soy de los de comer sentado y con tiempo.

Intento evitar las franquicias, pero muchas veces por el tiempo y por no aparecer lo que busco, caigo en ellas. Cuando esté en España me revisaré mi colesterol porque debe estar por las nubes con este tipo de comidas, que al menos una vez a la semana tocan. No os voy a decir las que más me gustan, porque hay ideas originales, pero donde esté sentarse a la mesa con mantel y cubiertos, sobra lo demás. Así que a estas alturas uno ya echa en falta un buen plato de caldo o un "pulpo á feira" en las casetas de San Froilán: como en Galicia no se come.



Saludos a todos

2 comentarios:

  1. Tes razón ho, se os galegos chejamos a poñer unha franquicia de PULPO Á FEIRA, EMPANADA DE XOUBAS e, por suposto, LICOR CAFÉ...arrasamos. Eu tamén boto de menos esas pequenas tendas, cantinas de barrio onde entrabas e te coñecía todo o mundo, a da tenda a veciña... sí é molesto porque coma sempre non distinguimos a tenda e a casa propia do alleo pero, meu eu aínda tomo as cañitas no barrio e chámanme polo nome e saúdo a todos e vou a librería e saben quen son...en fin que para todo hai que saber e as grandes cadeas están ben, pero que saiban se o café che gusta cortado ou só...iso...ISO NON TEN PREZO.
    Bicos e espero que hoxe poida, dende a civilizacion, ser quen de mandar este comentario con nome, senón pois xa sabes a de sempre.

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  2. Tienes todo mi apoyo. Lo peor de todo es que hay gente a la que les encanta estas mierdas. Y mientras haya gente que consuma las cadenas seguirán chupándonos la sangre con su mierda de productos. Ah, y los beneficios se van a casita de quien montó la cadena, léase, USA. Sigan consumiendo mierda, cuánto más mejor para ellos, y peor para nosotros.

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