sábado, 30 de abril de 2011

¡QUÉ ARTE!


El tercer día en Berlín comenzó con la subida a la torre de la televisión de la antigua RDA. EL día anterior me había acercado por allí, pero habí amucha cola, así que fui tempranito y enseguida subí. Ya había cola y tiene dos ascensores que te suben a ¡¡265 m en 14 segundos!! No apto para claustrofóbicos. Arriba, aparte del mirador, hay un restaurante que gira sobre la ciudad cada media hora. En Viena también habíamos subido mi mujer y yo a otra torre similar, lo curioso es que en el vestíbulo de entrada hay un mural con todas las torres que pertenecen a una asociación mundial.


La entrada antes de subir en el ascensor aún guarda mucho del típico estilo de construcción y decoración "comunista". Las vistas desde arriba son espectaculares. Todo Berlín, y se notan los contrastes Este-Oeste, sobre todo en los edificios de viviendas.





De allí fui de nuevo a la Isla de los Museos. Hoy tocaba el Pergamon Museum y os puedo asegurar que, a pesar de que mi espalda se resentía bastante de tanto andar, no me arrepentí de lo que vi. La fachada de un templo griego ENTERO (el altar de Pérgamo) dentro del edificio, la entrada al mercado de Mileto así como la famosa Puerta de Ishtar de Babilonia que tanto estudiamos en Arte. Los alemanes se los trajeron como fruto de sus excavaciones arqueológicas a principios del s. XX. Me quedé sin palabras.




Ya por la tarde tenía curiosidad por ver un monumento de la era soviética en un parque alejado del centro. El día estaba espléndido y las familias estaban comiendo en el parque. Busqué el monumento y es de esos que son colosales y según la doctrina soviética, "educativos". Tal cual parecía que me había trasladado a Moscú. La hoz y el martillo, los soldados con armas defendiendo a la población de los ataques de Hitler y unas grandes moles de piedra con relieves y frases de Stalin. Para rematar, una estatua inmensa de un soldado cogiendo a un niño en brazos y pisando la svástica. De flipar. Lo cierto es que fue real, pero el monumento hoy es atemporal. No tengo fotos porque se me acabó la batería de la cámara y no he encontrado ninguna de todo el conjunto en Internet, pero estar allí al oscurecer daría miedo.


Estaba tan cansado que decidí subirme al tren circular de Berlín y dar una buena vuelta, por el sitio más largo, aprovechando la tarjeta que saqué el primer día y que NADIE te pide. Pasé al lado del aeropuerto de Tempelhoff, hoy un inmenso parque para la población de Berlín. El resto de la tarde lo dediqué a comprar alguna cosilla, cenar ( a las 7'30 de la tarde) y tomar un café en un barrio también periférico. Al día siguiente tocaba levantarse, preparar todo y marchar para el aeropuerto.


Pero antes, como el hotel estaba al lado del famoso Check Point Charlie, fui a ver el museo que tienen allí sobre el Muro. No es estatal, sino más bien una fundación privada y poco imparcial, muy ameicanizado todo, pero está bien para ver cómo se las ingeniaban para poder escapar de Berlín Este: túneles, teleféricos caseros, hombres-rana, balsas por el río, escondidos en coches, en dos maletas... Hoy en la parte este, pegado a la caseta de control, hay un McDonalds. No podía ser menos.



Aún me quedaba una sorpresa por vivir, una situación nueva que nunca me había pasado en un viaje. Llego al aeropuerto y veo en el panel de salidas que mi vuelo está CANCELADO!!! Me entró cierto pánico, no por el vuelo en sí ni por el tiempo porque en caso de no tener solución me iría de nuevo a Berlín y regresaría en tren. El caso es que tocaba reclamar en KLM en mi inglés básico (porque cuando estás fuera te das cuenta realmente de tus posibilidades idiomáticas) y el agente me oferta volar a Amsterdam por Frankfurt con Lufthansa 20 minutos más tarde de la salida de mi vuelo. Me dieron un ticket de 12 euros para comida que logré canjear en uno de los autoervicios del aeropuerto y un descuento de 50 euros para un vuelo posterior (no está mal). Pero fui con los nervios en tensión porque el vuelo a Frankfurt salío con media hora de retraso y en el aeropuerto de Frankfurt sólo tenía 55 minutos para la escala. Llegué a tiempo y sin contratiempos. Por cierto, tanto KLM como Lufthansa te dan un snack en el avión y bebida (a ver si aprende Iberia...). Alrededor de las 7 de la tarde estaba en mi casa en Beverwijk.


Y en menos de 6 horas de nuevo en pie para irme a mi casa, la de verdad, la de Coruña. Una semanita de vacaciones, hasta el 7 de mayo. Y después, en otra semana... DÜSSELDORF!!! Pero eso merecerá un capítulo aparte. Mientras tanto, "QUE ME QUITEN LO BAILAO" ;)

4 comentarios:

  1. ¡Vaia axetreo!.Estes días cansaríaste de andar,e con razón.Polo que lin e moi bonito,e ten que impresionar ver onde estaba o muro,e pensar que antes familias enteiras estaban separadas por ese muro de 4 metros.Bueno agora vas disfrutar dunha semana na CASA,nunca mellor dito,cos teus.Alegrome de que che vaia ben.Un saudo

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  2. hola profeeeee que tal por aiiiii

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  3. ¡¡¡SERGIO!!! ¡¡Qué sorpresa!! Estos días estoy en España, pero en Holanda TODO MUY BIEN, ya lo ves si lees el blog. Espero que te vaya bien en el instituto, que tú vales y tienes capacidad para conseguir lo que te propongas.

    Un abrazo muy fuerte y un saludo a tu madre. ¡Y deja comentarios siempre que quieras!

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  4. Haber cando ves a ordes, eeeeeeeeeee¿?¿?¿?

    un abrazo

    Miguel

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